Tomo asiento a su lado. El aire fresco choca contra mi piel y siento mi cabello ser jalado por el viento hacia atrás, Miré el cielo despejado, sin ni siquiera una sola nube. Él silencio a nuestro alrededor es cómodo, como un "Tranquilo, estoy aquí". Intentando mantenerme callada hasta que él lo crea necesario.
-¿Ella está bien?-Rompe el silencio, giré un poco mi rostro para contemplar sus fracciónes; su cabello negro estaba hacia atrás, su piel pálida brillaba frente a la iluminación de la luna, su mirada negra contenían un poco de lágrimas, y al rededor de sr párpado se notaba su piel roja de tanto llorar. Gira su cabeza y me mira-¿Ella está en paz?
-Si.-Confieso-Tiene unas hermosas alas, brillantes y puras como ninguna otra. Está feliz y libre, se siente libre de problemas y puede descansar en absoluta armonía y paz.
-¿Ella está aquí?-Pregunta mirando su alrededor.
Levanto mi cabeza y miro a Alicia, ella estaba parada mirandolo con una sonrisa sin mostrar los dientes pero sincera
-Dile que lo amo, que ya no sufra y lloré, llorar es para perdedores.- Alicia suelta un risa nasal acompañado de lágrimas- También dile que nunca me separaré de su lado, que prometí no dejarlo solo y cumpliré mi promesa.
-Si, lo está. -Sonrío mirándola.-Dice que te ama y no llores porque luces como un total perdedor, también dice que no romperá su promesa y seguirá a tu lado en el cielo. También dijo que seas piadoso conmigo y me des días de SPA.
Alexander sonríe y me mira mostrando toda su dentadura, pasa un brazo por mis hombros y apoya su cabeza contra la mía.
-Te amo, Katherine Mclaren.
-Y yo a ti, Alexander William.
Él se separa un poco y pone una mano en mi mejilla, gimo moviendo un poco la cara para que me toque. Aún las garras que me había marcado dolían, pero solo debía esperar a que la sangre angelical pasará por allí.
-Lo lamento tanto, sabes a la perfección que lo último que haría sería lastimarte...
-Olvidalo, fue tu lobo.-Ladeo la cabeza, él no parece convencido así que prosigo a mentir;-Ni siquiera dolió.
-Un amor doloroso y tóxico.-con su mirada perdida acaricia mis heridas, intento no gemir adolorida y muerdo mi lengua-¿Esto le espera a Amelie?
Mi corazón se encoge al momento de ser nombrada, entrañaba tanto a mí pequeña rayito de luz. Las cosas habían tomado su rol tranquilo de vuelta en el castillo pero aún así por su propia seguridad debía estar lejos hasta tener autocontrol sobre sus poderes.
-Nuestro amor tóxico no estaba destinado y aún así fue tan doloroso... Imagina el de ella.-Sonrío amargamente -Pero lo superamos, ahora nuestra relación es fuerte y ya no hay dolor, solo amor. Si lo logramos nosotros, Li también podrá. Además, debemos estar arreglando el castillo para su regreso. Yo ya ordené las cosas en el cielo así que...
-¿Ya están solucionadas? Ashic...¿Cómo?
-Derek.-Suelto su nombre. Alexander se aleja para poder sentarse bien y me mira confundido-Lo envié al cielo, mis Ángeles, mis Demonios, Yheitor y Derek lo buscan, el cielo es un lugar pequeño; lo encontrarán. Además, puse una barrera para que las sombras no pudieran venir.
-¿Cómo volverá James?-
-Yheitor tuvo la posibilidad de mostrarme que estaba haciendo James allí, conoció a una chica estos días y tiene un gran puesto de guardian; esta feliz y vigila que ninguna sombra pudiera escapar. Él ya no volverá.
No contesta, simplemente me queda mirando con curiosidad, siento mi piel arder un poco pero es efecto de mi sangre curativa haciendo efecto. Alexander mira cómo mi piel se renueva y suelta un suspiro aliviado. Le devolví la sonrisa en plan "Ya-todo-pasó"
-Has dichos que querías hacer cambios en el castillo, ¿Cuáles?-Me pregunta ahora con un tono más tranquilo.
Mi sonrisa cambia una maliciosa. Él alza ambas cejas con miedo-He notado que los colores son muy opacos.-Me regala una mirada de "¿Recién-ahora-te-das-cuenta?" Y yo evito reír- Y me gustaría cambiar eso, no quiero que sea al estilo payaso pero quiero algo menos deprimente.
-Cambio de colores.-Alza las manos-¿Algo más?
-¿Te gustaría comenzar a preparar la habitación para Li?
-Tenemos quince años de tiempo, Katherine.-Me mira con una sonrisa burlesca pero con un destello de dolor.
-Buen punto. Entonces, iremos a cambiar la habitación de los gemelos, mis pequeños demonios odian el color Verde. Sería una verdadera lastima que nosotros pintemos de ese color las paredes. ¿No?
Él pone una mano en su corazón dramáticamente mientras me mira incrédulo. Abré un poco su boca y exclama-¡JO-DER! ¡Cuánta maldad hay en tu corazón!