—Bien entonces nos reunimos en la tarde de mañana para terminarlo—dijo la voz monótona y aburrida de su compañera Paula mientras su icono salía en la pantalla. Mientras la mirada de Verne se mantenía en el ordenador, en su mente repasaba todo lo que había hecho esa mañana esperaba no estar olvidando algo de hacer algo de lo contrario se llevaría otra riña de su madre, la mayoría del trabajo ya estaba hecho así que podía darse la libertad de ver en sus asuntos.
—Si—Respondió secamente otro compañero y apagó inmediatamente su micrófono.
—Bien nos vemos chicos— termino por decir antes de “finalizar la reunión” cosa que no había hecho: —odio las clases virtuales… mis compañeros no hablan tengo que ser yo la única que habla ¿crees que eso es justo, Maritza? …Estoy harta—Para mala suerte de aquella chica su micrófono estaba abierto.
“Eso mismo es algo que diría Le… no definitivamente eso no debería estar pensando”
—Paula… tu micro— dijo en voz baja quien parecía ser Maritza y en unos cuantos segundos después en la pantalla de Verné figuraba “la reunión ha finalizado”. Verne siempre pensó que sería más adecuado la palabra llamada ya que en todo momento solo había escuchado las voces de sus compañeros pero quien era para quejarse por una sola palabra.
Tal vez estaba cansada… eso era todo.
..
Su madre no había llegado del trabajo, y en cierta parte era bueno porque de haber llegado lo primero que hubiera notado hubiera notado alarmada que la hornilla de gas estaba abierta y de nuevo habrían empezado a discutir.
“¿Cómo era posible que lo hubiera olvidado de nuevo?” Se preguntó a si misma mientras giraba la perrilla en dirección contraria para apagarlo definitivamente. Observo a su alrededor cerciorándose que nada más hubiera olvidado y luego se dispuso a abrir las ventanas para que saliera el olor, fue en ese momento que se dio cuenta como el cielo había cambiado de su natural color anaranjado a un azul. Su cuerpo como era natural se sentía agotado, tanto sus clases virtuales y las “reuniones” virtuales de trabajo con sus compañeros del colegio habían acabado por hoy, por lo tanto podía acostarse temprano, sin preocupaciones.
Cuando subió a su cuarto y abrió la puerta de su cuarto, enseguida la luz del pasadizo se abrió paso en la oscuridad de su cuarto. Si estaba cansada pero gracias a esa pequeña fracción de luz pudo notar su ordenador encendido, últimamente tenía la mala costumbre de dejarlo encendido pero estaba bien si lo dejaba una o dos veces encendido, olvidarse de aquellas cosas era normal, con las tareas del colegio y los deberes del hogar era de esperarse que se le pasaran una o dos cosas.
Cuando la pantalla de su ordenador se puso en negro su cuarto quedaba alumbrado únicamente por la luz que provenía del pasadizo, esto debido a que no había cerrado su puerta. Estiro su mano dispuesta a cerrar el aparato, luego cerrar su puerta para finalmente dormir para el ajetreado día que tendría mañana sin embargo, aún no había cerrado el aparato, sus ojos se habían quedado clavados en su reflejo en la pantalla.
No había duda que era ella la que estaba reflejada, sin embargo algo le había parecido nuevo en su actual apariencia. Los contornos oscuros de sus ojos eran la evidencia de sus tantas batallas nocturnas y esa noche como tantas volvería a intentarlo una vez más.