Capitulo Treinta y cuatro

Siempre ha existido el bien y el mal, también existe el bien que siempre gana y el mal que siempre falla, la luna que ama el sol y el sol que ama la luna, el bueno que ama la oscuridad y la oscuridad que añora la luz, el amor como el odio son dos cosas explosivas cuando la partes que lo complementan son diferentes, es ahí donde sufren y no muchos logran estar juntos, porque después de todo, el sol sale de día y la luna de noche, así como la oscuridad siempre será oscuridad y la luz siempre luz.

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★ROSE★

Ya le dije que lo amo, ya se lo dije antes de desmayarme, pero aún cuando se lo he dicho ¿Por qué mi corazón sigue latiendo como la primera vez que supe cuáles eran mi sentimientos hacia el? La imperiosa necesidad de estar a su lado, de ser suya, este sentimiento lleno de intensidad, ¿Cómo puedo amar a este hombre que me miraba con frialdad? ¿Con odio? ¿Cómo puedo...? ¿Cómo puedo siquiera sonreír y sentirme segura cuando el odiaba y destaba a los humanos?

Pero eso es pasado ¿No? Porque mi corazón me dice que lo ame, que lo cuide, que sea egoísta, que el sea mío, sentimientos que conocía pero no a un nivel que me haría parecer una persona poca cuerda. 

—Gaius...

Sus ojos están atentos a mi, siento que aunque alguien nos interrumpa el no apartaría su vista de mi.

Es mi turno. 

Demuéstrale lo que sientes.

Demuéstrale que lo amas.

Muerdo suavemente mis labios atrayendo la atención de su mirada justamente allí, lo miro con el mismo cariño que el me transmite, cierro los ojos por unos segundos.

Lo siento Maison, es hora de dejarte ir.

Mis manos se posan el hombro de Gaius, me coloco de puntas, el rodea mi cintura con sus brazos, rozo mis labios con los suyo y lentamente lo beso sin apartarme de su lado, mis labios besan los suyos con intensidad y cariño, puedo sentir todo mis emociones mezclarse con la suya, las lágrimas se deslizan por mi mejilla y solo pienso en el hombre que está frente a mi y que a partir de ahora amare por la eternidad.

Su boca devora la mía con anhelo como si el me hubiese estado esperando, y aquello genera más sentimientos en mi, porque en el fondo de mi corazón algo se libera algo que me dice que también lo estuve esperando, esperando a este hombre, a aquel que del cual no puedo evitar alejarme, ahora me encuentro en los brazos de la bestia, de mi bestia, de mi lobo. Y no tengo miedo, no a el.

Tengo una mezcla de emociones y sentimientos que chocan entre si, separandose uno a otro para terminar en lo mismo, el amor que siento por él. su mano aprieta mi cintura sin aplicar fuerza, nos separamos por falta de aire, nuestros labios se encuentran alejados pero a la vez cerca, mi respiración es agitada, levanto la mirada para conectar con aquellos ojos que muestran un intenso verde con tonalidades amarillas, sonrió dulcemente.

—Te amo mi lobo—susurro con sinceridad, sus ojos muestran un esplendoroso brillo que me deja hipnotizada, su mano limpia mis lágrimas mientras sus labios se curvan en una sonrisa encantadora.

—No sabía que esperaba esto, hasta ahora—contesto con voz ronca—Eres mi mujer Rose, no hay vuelta atrás una vez que me aceptes siempre me amarás y siempre te amare.

—Yo no sabía que necesitaba que me amarás...para sentirme libre y segura—conteste, pues comprendo sus palabras mejor que nadie.

—Es lo fascinante de un vínculo—me sonrió con cariño, sus labios besaron mi frente y luego mis labios por unos segundos.

Un vínculo.

Un potente vínculo la relación entre dos personas emparejado por un dios o una diosa, tu complemento, tu alma, tu pareja eterna, los lobos solo pueden amar una vez, especialmente los Alphas, un Alpha enamorado jamás se vuelve a enamorar de otra que no sea su vínculo, es difícil no amar a la persona que te toca, tarde o temprano tus sentimientos serán revelados, la conexión de un vínculo no es solo deseo si no amor, pues la diosa sabe con quién te empareja, y Gaius y yo lo comprendemos.

Me odiaba y yo le temía, pero la realidad nos ha superado y ahora siento que si solo se aleja sufriré, tengo miedo de que el me aleje de su lado, de volver con mi familia y no verlo más.

—Te amo Rose—Sus fuertes brazos me abrazaron con ternura y amor, sonrio mientras lo acaricio, me permito cerrar los ojos y dejar que el me abrace cuántas veces lo desee pues no me molesta en absoluto.

—¿Y Jerome?—pregunto suavemente.

—El también te ama—respondió con voz grave—Falta solo poco para que seas mía.

—Estoy ansiosa—contesto sonrojandome sin saber mucho a lo que se refiere.

—Te besaré todo lo que desees hasta el día de luna llena. 

—Gaius, me siento extraña—murmure sin comprender porque siento tanto apego y calor hacia el lobo que me abraza.

—Reaccionas a mis feromonas—dice en un suspiro alejándose de mi, quiero protestar pero al verlo mirarme con intensidad me quedo callada, esboza una sonrisa ladina—Estas necesitada de tu Alpha, dulce humana.

—¿Eh?

Sus ojos brillan con diversión, me pincha la nariz con sus dedos ásperos.

—Te ves demasiado adorable.—comentó mirándome fijamente, provocando que me ponga aún más roja que un tomate.—¿Qué haré contigo Rose?

—¿Yo estoy así por ti?—asintió a mi pregunta, se alejo un poco de mi paseandose por su habitación mientras yo no lo pierdo de vista—¿Gaius?

—Aún no puedo—dice mirando su propia habitación digno de un emperador—Tu podrías salir lastimada.

—No comprendo.

—Las relaciones entre dos personas que se aman, dos personas que se entregan al placer para demostrar su amor y sobretodo tener un hijo—explicó y comprendí de inmediato a lo que se refería.

El es lobo no es un humano común a diferencia de mi, el es fuerte y yo soy frágil físicamente hablando podría romperme, niego con la cabeza antes tales pensamientos, porque lo escuché gruñir y advertirme que no lo provoque, que el me cuente este sin excusas y solo directo limpio y franco me hace saber que me está advirtiendo lo que pasa.