En manos de un psicópata

Capítulo 36

Luego de la cantidad de felicitaciones y exclamaciones de sorpresa ante la noticia dada por el heredero de los Fave, Susana se sintió confundida y atosigada. Tuvo que pedirles permiso para poder ir hacia el balcón buscando algo de aire.

El aire fresco pareció enfriar un poco su enrojecido rostro ¿En verdad Antonio piensa aun mantener este matrimonio? Creyó que solo lo decía para intimidarla pero ahora lo ha declarado frente a todo el mundo.

Se llevó la mano al pecho, inquieta, sin saber si está hablando en serio o esto solo es parte de su venganza contra quien acusa de robarle su lugar. La incertidumbre la tortura, y lo peor no es eso, sino que una parte suya quisiera creer en sus palabras y dejarse caer al vacío de un oscuro amor tóxico y peligroso como ese.

Tiene que mantener su mente en claro, saber que esto no es más que un juego, que sus palabras de amor son falsas. Eso quisiera pero cada vez se hace más difícil no creerle. Tal vez es hora de hablar en serio con él, saber si todo lo que dice es sincero. Sin embargo, si él quisiera vengarse
¿No sería parte de sus planes hacerle creer que en verdad la ama?

Contempló de reojo el jardín y vio a esa mujer, Laura, hablar con un hombre. Le pareció curioso al reconocerlo que ambos hablasen cuando no se imagina que podrían hablar. Los observó con aburrimiento. Ella es linda, y parece amar con locura a Antonio, en cambio él, o es muy buen actor, pero solo la miró con indiferencia y frialdad.

—Pobre mujer —escuchó una voz en el balcón de al lado.

—¿De quien hablas? —dijo otra voz.

—Laura Torres ¿Vistes las fotos y las noticias? En verdad pensé que ellos iban a casarse, pero Antonio Fave en verdad jugó con ella o no, porque no ví una pisca de arrepentimiento en él —bufó la otra.

—Tu no entiendes a este tipo de gente, es obvio que teniendo a su esposa embarazada no iba a estar declarando casarse con otra. Lo seguro que ambos solo están actuando, esperara que nazca el bebé y después declarara que se va a divorciar ¿Notaste quien es su esposa?

—Sí, es la ex heredera de los Fave, para ojos de cualquier es absurdo que sigan casados, a él le conviene alguien más como la señorita Torres. Laura es bien educada, una señorita, en cambio Susana Fave...

—No la llames Fave, si al final solo era una huérfana ambiciosa —la interrumpió la otra.

—Bueno, pero sabes, esa mujer se acostaba con cualquier tipo que se encontraba, incluso dudo que el mocoso que trae en la tripa sea en realidad hijo de Antonio Fave.

—Pobrecito, imagínate que el niño que nazca ni siquiera se parezca a él —se rio con fuerzas.

Susana arrugó el ceño al escucharlas hablar de esa forma. No saben nada, solo hablan por hablar. Tensó su rostro, está es una de las razones por las cuales odia mezclarse con ese tipo de gente, esas dos fueron una de las primeras que se acercaron a ella a felicitarla después de la declaración de Antonio.

—¿Y que pasará si se parece a él? ¿Dejaran de seguir hablando a escondidas como un par de urracas? —habló en voz alta contemplándolas atentamente.

Al escuchar esto ambas mujer voltearon su rostro encontrándose con la seria expresión de Susana, se cohibieron sin saber que decir, no esperaban que justo ella pudiera escucharlas, si sus maridos se enteran que se han enemistado con la esposa del líder de la familia Fave tendrán graves problemas.

—No quisimos... lo siento... solo repetimos...

Susana se quedó en silencio viéndolas abandonar corriendo el lugar. Tal vez sus palabrerías sean ciertas, y tontamente se estaba dejando llevar por sentimentalismos. Antonio solo la ve como una herramienta para sus propósitos. Y todo eso del matrimonio es seguro que solo lo hace porque cree que de esa forma ella no hará una locura.

Tomó su teléfono contemplando en silencio uno de los números que registró un tiempo atrás. Es el número de Lord Lewis, el hombre del cual le habló su abuela Minerva que podía ayudarla a salir del país. El tipo es un piloto según recuerda lo que le dijo la anciana.

Antes pensaba dar a luz y dejar al niño en manos de Antonio, pero es evidente que con un padre como ese, y una mujer como Laura, cuya mirada de odio no pasó desapercibida en medio de la declaración de Antonio; el niño no será feliz.

Debe tomar la decisión ya y salir de este lugar antes de dar a luz. Es su bebé y lo va a proteger con su vida, aun si eso significa convertirse en una prófuga.

Sin embargo, por otro lado, hay una parte de ella que quisiera creer en las palabras de ese hombre y quedarse a su lado sin el temor de estar siendo engañada y empujada a la venganza que en realidad él preparó para ella.

¿Cual sería su peor venganza? No solo robarle a su hijo sino además hacer trizas su corazón, burlarse de su amor y abandonarla mientras se casa con esa mujer quitándole todo lo que le quedaba.

Tensó su rostro desviando la mirada y llevándose una mano a la frente.

—¿Te sientes mejor? —Antonio apareció ante su sorpresa llevando un jugo en la mano para ella.

—Quiero ir a casa —exclamó sin mirarlo, adelantando sus pasos.

Siente que está a punto de estallar como una olla a presión en su punto. Antonio tensó su mirada, es evidente que algo pasa, la siguió hasta afuera sin intenciones de detenerla. La mujer avanzó sin querer mirarlo pero al sentirlo tras suyo comenzó a perder su falsa calma.

—¿Hasta cuando? —dijo de repente y Antonio alzó sus ojos, confundido—. ¿Por qué juegas conmigo?

—¿De que hablas? —señaló arrugando el ceño, esperaba que estuviera feliz después de declarar frente a todos que la ama. Pero no se esperaba que su expresión mostrara tal amargura que lo hace sentirse molesto.

—¿Quieres seguir manteniendo este matrimonio por las apariencias? ¿Hasta ser capaz de dejar mal a esa mujer que se supone que era tu amante? ¿Me odias tanto que quieres que todo el mundo se ria así de mí?

Se quedó en silencio, arrugó el ceño. Susana siempre ha tenido una imaginación desbordante pero está vez se está pasando ¿No sabe lo difícil que es para alguien como él expresar sus sentimientos? Y lo peor es que ni siquiera llegan a ella. No esperaba ser correspondido pero siquiera que ella le sonriera de la misma forma como lo hacía con esos hombres con los que antes solía acostarse.




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