¿Cómo podría describir a mi padre?
No es fácil de hacerlo, aquel ser peligroso, de mirada amistosa, pero que parece ser el villano protagonista de una serie de héroes, es mi padre.
Todo el mundo dice que mi padre es un hombre importante y poderoso, que protege a mi madre y a mí. Yo creo que es un villano listo para destruir al mundo. Y mi misión es proteger a mi mamá y salvar el planeta.
Es por eso, que en mi casa del árbol tengo todo preparado para detener sus planes. Tengo pintura, unas cuerdas, dos pistolas de agua, bombas de agua, y junto a mi cerda Petunia, que es mi compañera, hemos entrenado esperando el día que mi maligno padre quiera acabar con el mundo.
—Ale ¿Vas a tomar desayuno? —la voz de mi mamá interrumpe mi entrenamiento.
—No, mamá, comí una manzana —le respondo mostrándole desde lo alto una coronta.
—Pero eso no será suficiente —agrega preocupada.
Ella tiene razón, si quiero tener la fuerza para saltar sobre mi malvado padre y no permitirle levantarse debo alimentarme muy bien. Junto a mi compañera sabemos que debemos comer y entrenar, así que ¡A bajar por la justicia!
Intentó deslizarme por el barandal, pero mi peso no me deja hacerlo bien y caigo hacia el suelo golpeándome las pompas al aterrizar. Petunia que viene bajo mi brazo chilla ante la caída y huye.
Lloró, me duele. Mi dulce madre se acerca a consolarme, dándome un abrazo y muchos mimos. Es la mujer que debo proteger por ante todas las cosas, por lo que debo ser valiente. Y por eso me sueno los mocos para sonreírle. Luego me alza en sus brazos y me lleva al interior de la casa.
—Te va a doler la espalda cargando todo ese peso —la voz del antagonista interrumpe el aura de amistad y paz.
—No exageres —le dice mi madre.
—No exagero, pero esa bolita de albóndiga no debería ser aún cargado en brazos, a menos que se quite unos kilos de encima y...
No terminó sus palabras, mi madre tiene el poder mágico de hacer callar a mi padre con un poder extraño que usa con sus ojos. Yo quisiera heredar sus poderes.
Odio cuando mi padre me llama "bolita de albóndiga", mamá dice que me veo lindo, y eso es lo que importa. Y es que para poder aplastar a un villano como mi padre no puedo estar en los huesos, debo tener un buen par de kilos de peso, debo ser fuerte y robusto.
—Ven, acá, fea, te daré de comer —dijo mi padre caminando hacia la cocina y cuando veo como Petunia se levanta y lo sigue a pasos rítmicos solo puedo pensar que es una cerda traidora.
No importa, sorbo mis mocos, no necesito una compañera para detener a mi padre. Pero aun así no entiendo mis ganas de llorar, y no puedo evitar chillar sin control. Soy un héroe traicionado por su único y fiel amigo. No quiero eso.
—A ver hombrecito —cuando escucho esa voz y veo que es mi padre quien ha venido a mí en vez de mi madre, entro en pánico. No alcanzo a huir y me alza hasta su altura y sus ojos azules se quedan detenidos en los míos ¡Quiere aplicar su ataque de hipnosis y acabar conmigo!—. Un Fave no puede pasarse el día llorando, debes ser fuerte, eres mi hijo. Tienes que cuidar a tu madre si yo no estoy. Y cuando un día te enamores sé bueno y cuida a tu chica. No cometas los mismos errores que tu padre.
¿Qué está intentando hacer? ¿Excusar sus crímenes? Además, yo no quiero a ninguna niña, son chillonas y raras.
Bufé y lo escuché reírse.
—Aún eres muy pequeño —y dicho eso me bajó de sus brazos.
—¡No soy pequeño! Solo estoy esponjoso —le reclamé antes de notar su mirada de sorpresa.
Pero pronto se echó a reír. No te confíes Alejandro Fave, tu padre es el jefe de los villanos. No creas en su sonrisa y sus palabras. Él no es igual afuera, por algo todos, incluso los sirvientes, parecen temerle. Los niños incluso me dicen "¿Eres hijos del Antonio Fave?" Y me miran asustados cuando les respondo de forma afirmativa.
Es por eso que después del desayuno mi tarea es seguirlo.
Mi padre va a su habitación, se da un baño, se cambia de ropa. Luego retiene a mi pobre mamá en sus brazos, y se va. El auto avanzó rápido e intento seguirlo con mi triciclo. Pero es demasiado rápido y poderoso, y por más que pedaleo no logro alcanzarlo. Lo veo asomarse por la ventana y sonreírme mientras alza su mano como si se despidiera de mí. Sé que en realidad se está burlando de mi debilidad.
Debo seguir entrenando y ser fuerte ¿Será que mi cuerpo esponjoso es en realidad el problema?
—Mami, ¿Estoy gordo? —pregunté luego de volver a casa derrotado.
El tenedor en la mano de mi madre se resbaló de sus manos y alzó su mirada hacia mí, parece preocupada. Pero me alza en sus brazos y me sonríe con ternura.
—Mami ya te ha dicho que solo estás esponjoso ¿Quieres que comamos pastel juntos?
Le sonrío animado, probando el rico pastel de crema. Ella tiene razón, solo soy un niño esponjoso. No estoy gordo. Y debo seguir entrenando para detener al maligno villano que es mi padre, y evitar que termine por destruir el mundo.
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Editado: 25.11.2024