En Otra Vida

Capítulo 11: "Mascara"

Ya había pasado un mes desde que Misa y yo terminamos lo nuestro, un mes durante el cual mis padres se la pasaron contratando terapeutas que yo me negaba a recibir, pues no los necesito, yo no estoy enfermo, no, no lo estoy, además ¿en qué podrían ayudarme esos terapeutas?, en nada creo yo. Esos lo único que hacen es indagar sobre tu vida, y luego ponerse a darte disque que consejos, como si estos sirvieran, por suerte mis padres hace una semana han dejado ya de traerlos a casa, creo que al fin comprendieron que no los necesito, como tampoco necesito ya a Misa, si, ya no la necesito, para que solo estar con una sola chica si puedo tener a las que desee cuando quiera y el tiempo que quiera, si, ello es mejor, no pienso volver a enamorarme, no, no pienso volver hacerlo.

Tras tomar una nueva decisión en mi vida, “No volver a enamorarme”, decidí retomar mis estudios, por suerte no había perdido el ciclo, ya que Dylan, mi buen amigo se había encargado de llevarme sus apuntes y los maestros me reprogramaron los exámenes pendientes, pero al regresar a la universidad puse en marcha mi nuevo pensamiento, me convertí en un verdadero mujeriego, salía con una chica distinta cada día, además empecé a beber más seguido, y ponía como pretexto para mis borracheras que los tragos que se expendían en los bares de los pub eran muy fuertes para mí.

Como ya han de imaginar algunos chismosos y chismosas se acercaron a mí para indagarme el motivo de mi termino de relación con Misa, y yo les respondí lo mismo que le había dicho a Dylan:  Misa me traiciono y se fue tras otro.

Los Chismosos y chismosas tras mi respuesta no indagaron más, pues para mi suerte todo había encajado tan bien, ya que casualmente el día en que ella pidió su traslado, minutos antes también lo había hecho el infeliz que desencadeno todos nuestros pleitos, el motivo por el que él se fue no fue Misa por supuesto, sino que el solo había estado en la misma aula de Misa por intercambio y ello solo era por unos meses.

 

 

—Valentino, Valentino — escuche.

—Dime — respondí.

—Te estaba hablando, pero tú no me prestaste atención por lo visto — agrego mi amigo.

—Me distraje un poco, pero dime, ¿qué me decías? — añadí.

—Qué hasta ahora me cuesta creer que Misa haya sido igual que las demás, se la veía muy seriecita, además….— pronunciaba Dylan.

—Pues ya vez resulto peor que las otras, pues se fue tras de otro a otro pueblo — respondí con rabia, no dejándolo terminar de hablar.

—¿Aún la amas verdad?, ¿ella si te marco?, ¿verdad? — acotó Dylan.

—Claro que no, ya no la amo — dije con molestia.

—Conmigo no tienes que fingir, te conozco amigo— pronunció Dylan.

—Ya no la amo— pronuncie nuevamente con más firmeza que antes.

—Bien te creeré — dijo Dylan, haciendo una pausa para acotar — ¿Te arrepientes de haberla amado?

—No, con ella pase los mejores momentos sentimentales que hasta ahora he vivido, pero si me arrepiento de algo— respondí con molestia.

—¿De qué? — preguntó en tono curioso Dylan.

—De haberla respetado tanto, de saber que era como las demás la hubiese hecho mía, pero se mostraba tan dulce e inocente que nunca me atreví a pasar de los besos con ella — dije con rabia.

—Pues si no vale la pena como dices, olvídate de ella amigo, sé que será un poco difícil pues fue una de tus relaciones más largas, incluso tenías sueños de futuro a su lado, pero todo se olvida con el tiempo — pronunció Dylan, con calma.

—Sí, tienes razón, todo se olvida con el tiempo — dije con molestia mientras pensaba— «¿Misa me olvidarás con él tiempo?»

 

 

Mi pensamiento fue interrumpido por la voz, que me hablaba de manera sexy cerca de mi oído.

 

 

—¿En qué piensas queridito?, espero que en mí — decía una de mis nuevas conquistas de la semana, mientras tomaba asiento frente a mí.

—Voy a buscar a mi chica— pronunció Dylan, mientras se ponía de pie.

—Zafiro, ¿qué haces aquí? — dije con firmeza.

—Vine a verte, no es obvio — respondió ella.

—Te dije que…— agregaba, pero me vi interrumpido por ella.

—Sí, ya lo sé, no te gusta que te busquen, pero si lo hice es porque te tengo una invitación— pronunció Zafiro.

—¿Qué clase de invitación? —dije fingiendo interés.

—Quería invitarte a un pub — respondió la joven.

—A un pub — dije.

—Sí, es uno de los mejores de la ciudad, allí los tragos que preparan son realmente buenos….

 

 

Los tragos del pub, eran los únicos que me hacían olvidar lo que viví con Misa, además eran mucho más fáciles que conseguir que alguna botella de licor en casa, ya que mi padre las había ocultado para no encontrarlas al darse cuenta que yo me las estuve bebiendo, y comprarlas fuera, si bien podía hacerlo no podría beberlas en casa, ya que mis padres pensarían que estaba bebiendo porque aún seguía pensando en Misa, y yo, y yo no puedo permitir que nadie se dé cuenta que aún pienso en ella.



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En el texto hay: fantasia, romance, drama

Editado: 15.02.2023

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