Esperen...¡¿Que?! Podía jurar haber escuchado de marcos decir que la madre de Emmett había fallecido hace muchos años atrás, Emmett jamás me habló de ella tampoco, recordé ver una vez la foto enmarcada de una chica en la casa del señor Gerard, era quizá de mi edad, aunque no la detalle mucho, pero no cabe dudas de que era ella. Un escalofrío recorrió toda mi espalda y se posó en mi nuca poniéndome los pelos de puntas, era extraño tener cerca a esa mujer, me dirán loca, pero parecía un ángel, si así mismo, un ángel.
— ¿pequeña?
Di un brinco saliendo de mis pensamientos.
—oh, mucho gusto, soy Marina Macklarens— estire mi mano para estrechar la de la hermosa mujer frente a mi.
— mi novia— resaltó Emmett.
— un placer, marina, soy Clareth— se presentó con una gran sonrisa de labios cerrados, al unir nuestras manos una corriente atravesó la punta de mis dedos hasta mi pecho, era una sensación indescriptible.
había visto muchas mujeres hermosas pero la madre de Emmett sobrepasaba las leyes de la belleza, era alta y con figura preservada, su piel era de un blanco marfil, su cabello castaño tan largo y ondulado, y esos ojos marrones inconfundibles y profundos, iguales a los de mi Emmett, definitivamente el vivo rostro de un ángel.
— bienvenida señora clareth.
— no querida, dime solo clareth, me haces sentir una anciana— agitó su mano con despreocupación.
— ¿Estás usando el horno?— pregunto Emmett arrugando la nariz.
¡Oh, rayos! ¡El pinche pollo!
Salí corriendo como una loca, por poco perdía el equilibrio y caía de bruces.
¡Demonios! ¡Y el premio a la mejor cocinera es para... Marina!
Que buena impresión le di a mi suegra.
¡Trágame piso!
— ¡nooo!— saque la bandeja y la puse sobre el tope— cariño, te juro que eso antes era un pollo.
Emmett y su madre soltaron una carcajada y me sentí ofendida. Aunque luego me les uno yo también, era gracioso ver como el pollo se encogió el doble y se quemó hasta los huesos.
— venga muñeca, eso sí que no se te da muy bien, pediré el almuerzo en línea no os preocupéis— saco su teléfono —. ¿Alguna sugerencia?
Su madre me miro y levantó ambos hombros dejando la pregunta solo para mí.
— ¿Sushi?
Yo amaba el sushi y Emmett también.
— ¡excelente! Buena elección.
Por lo visto a mi suegra también le gustaba.
— entonces, sushi será— nos dio una mirada divertida y se alejó para pedir la orden.
Ya los tres sentados en la mesa, no pude evitar mantener una cálida conversación con clareth, era tan abierta, ocurrente y divertida, esas características hacen a la persona confiable y humilde de corazón, Emmett y ella eran como un espejo, podía quedarme viéndolos a ambos hablar y reír, era como armonía para mis oídos, hicieron del almuerzo un momento único.
Luego salimos al patio después de recoger la mesa.
Emmett había construido una hermosa pérgola en el patio y una mesita redonda en el centro para tomar café y desayunar al aire libre, hacia trabajos con madera como todo un profesional.
— ¿y tenéis pensado tener hijo?
Hice un mohín al escuchar su pregunta.
— ¿Hijos? Bueno...eh...todavía somos muy jóvenes, podríamos esperar.
— oh claro, solo estoy ansiosa de convertirme en abuela ¿Sabes? Ya me estoy poniendo vieja— aclaró
«venga suegra, ¿no tenéis otro hijo al que pedírselo?»
Si me encantaría tener hijo con Emmett, todos los necesario, solo que ahora no es el mejor momento, quisiera otras cosas primero. Una boda podría ser un buen comienzo, no quisiera tener hijos antes de casarme, si, es algo anticuado, lo sé, pero nosotros amamos lo anticuado, un romance a la antigua.
— estoy segura de que Emmett la hará abuela antes de que envejezca— le asegure—. Pero venga, todavía falta mucho.
Si supiera que más vieja me siento yo frente a ella.
— ja! Dicelo a mis patas de gallo— aseguró señalando a un lado de su ojo.
Nos reímos un rato más, hasta que la duda me cruzo por la cabeza, tenía que preguntarlo. Siempre yo de bocaza.
— ¿puedo hacerle una pregunta?— me tense un poco por la intriga, pero quería saber todo entorno a Emmett y eso incluía a su madre.
—¡ claro! Adelante— insistió.
— ¿Por qué nunca supe de su existencia? Digo, claro que sabía que Emmett tenía una madre pero creí...
— ¿Que estaba muerta?— me interrumpió y vaya que no dudo en decirlo.
Asentí ligeramente.
— bueno, es complicado, Gerard y yo estuvimos casado veinte años cuando yo...
— miren quién se unirá a su conversación.
Oh, querido Emmett, ¡que importuno eres!
Emmett venía de lo más contento con mi madre mientras ella lo veía de reojo con una sonrisa aún más grande.
Genial.
— mientras más, mejor— me guiño un ojo y se fue en busca de una tercera tasa de café para mi madre, cuando se detuvo en seco—. Dale las noticias pequeña.
¿Noticias?... Oh, si, Yaa.
Hace dos días Emmett recibió una excelente propuesta de trabajo, le reservaron un puesto En la NYPD como oficial de policía.
Cuando gire en dirección contraria mi madre me veía como si tuviese dos cabezas, ¿Y ahora que hice?
— ¿Mari, estás...?— señaló mi panza llena de sushi.
Mier...malinterpretó lo que quiso decir Emmett, ¿por qué de pronto están empeñadas en verme panzona?
— ¡Nooo, dios, no! Para nada madre— le asegure inmediatamente. Emmett y su tacto.
— oh— puso una mano dramática en su pecho.
—¿ Carpentier? ¿Melissa Carpentier?— clareth dudo un momento y se puso de pie.
— ¿Clareth? ¿Eres tú?
La sorpresa de ambas fue notable y más cuando se detallaron y gritaron como dos adolescentes que se conocían de años que para variar, así era.
Mi madre y clareth se conocían de la universidad cuando jóvenes y fueron muy grandes amigas, que mundo tan pequeño.
Pasaron toda la tarde contándome sus aventuras juntas, cosa que me hizo recordar mucho mi amistad con Lucía, ¿Así nos veremos nosotras en el futuro? No lo dudo, solo faltaría tener una botella de vino —porque pienso envejecer tomando vino— y sería perfecto.
Me disculpé para retirarme por un momento, quería estar un rato con Emmett, no había tenido tiempo de acosarlo hoy.
— aquí estás, si supieras lo desplazada que me siento, tu madre y la mía se conocían de antes ¿Puedes creerlo? No paran de hablar de sus locuras cuando jóvenes, tienes que verlas— me tiré en el sofá junto a él y respire hondo.
— puedo imaginarmelo, pero no estoy seguro de querer verlo, me da miedo— hizo un gesto de escalofríos. se acercó peligrosamente a mi cara y dijo—. Te tengo otra sorpresa.
Acorte la poco distancia y le plantee un beso en los labios, eran completamente irresistibles.
— a ver, ¿de que trata?— lo anime.
— bueno, la propuesta del general acerca del empleo en la NYPD, tenía un plazo de aceptación de mi parte hasta el último de este mes, pero me contactaron hace unos minutos.
— ¿Y?
— me quieren mañana mismo en las oficinas, al parecer el general Roy hablo muy bien de mí y mis destrezas en combate y les gustó mucho, así que no quieren esperar más.
— !vaya! ¡Eso es magnífico!— brinque a su regazo abrazándolo por el cuello y dejándole besos en toda la cara.
— uhh, ahora tendremos esposas para jugar— subí y baje ambas cejas con una sonrisa picarona.
— ¡Oye! Me superas en perversión pequeña, ¡Cree un monstruo!— jugueteo con sus dedos subiendo por mis caderas y
Me retorci en sus piernas con risas escandalosas por las cosquillas que me hacía en las costillas, suelo ser muy sensible por esa zona.
—¡Basta! Nos van a escuchar Emmett, ¡Compórtate!— lo señale con el índice en un gesto amenazador.
— entonces subamos, arriba nadie nos escuchará— propuso.
— ¡Emmett!— lo espeté— ahora no.
Lo escuché reírse maliciosamente.
— vamos pequeña, sólo serán diez minutos—aseguro.
— ¿Diez minutos?— me crucé de brazos divertida.
— ¿Te parece poco? ¿O estás dudando de mi capacidad?— enarcó una ceja.
Oh, no, podría dudar de cualquier cosa menos de eso, en lo absoluto.
— tendrás que esperar, pervertido— deje un besito en la punta de su nariz y me dispuse a buscar unos bocadillos para las parlanchines en el jardín.