En proceso

✓futura señora de Sánchez.

« todos estamos contigo marina, tu puedes»
Me desperté de golpes, con el corazón a millón por segundo, tenis gotas de sudor en mi frente y pecho, últimamente había tenido sueños extraños, donde solo veía luces blancas y caras distorsionadas pero las voces las entendía claramente, mi madre, a veces Lucía, marcos y hoy escuché al padre de Emmett, no entendía porque soñaba con sus voces pero estaban como preocupados, tristes, no entendía nada, quizá sí me estoy volviendo loca después de todo.
Estire mi brazo en busca de mi compañero y solo encontré un vacío en su lugar y una pequeña nota con una Rosa perfecta, amaba lo romántico que podía llegar a ser. 
* Podría quedarme toda la mañana junto a ti admirandote mientras duermes, eres incomparablemente hermosa y tan mía como yo tuyo.
Que tengas un lindo despertar y me recuerdes todo el día como yo te recordare a ti. 
Te amo infinito.
Besos 
      Emmett.


¡¿Por qué serás tan precioso este hombre?! 
Llene mis pulmones de aire y me deje caer de espaldas en mi almohada, parecía una chiquilla ruborizada y patéticamente enamorada, pero bueno, así me tenía, ¿que podía hacer?
Luego de unas horas estaba en el consultorio de la clínica para hacerme los estudios que el doctor Nelson pidió, me hicieron unos exámenes más de sangre y una tomografía computarizada los cuales salieron excelentes, sin ninguna novedad.
— ¿Cómo te habeis sentido en estos días marina?— pregunto el doctor sin quitar los ojos de los resultados.
— bueno, a decir verdad, los dolores de cabeza persisten, pero estoy descansando más, así que me siento con fuerza— aseguré.
— ¿No habéis sentido nada extraño? ¿Todo está en orden?— subió la mirada y me dio una rápida ojeada para volver a centrarse en los papeles.
— eh, bueno, quizá no tenga nada que ver con el tema, pero...desde hace casi dos meses atrás estoy presentando como...— dude en describirlo—. No lo sé, dirá que estoy loca, pero... escucho voces, no del más allá, eso sería absurdo— levanté ambas manos con frustración—. El caso es que también tengo sueños extraños pero no los recuerdo exactamente, se me olvidan muy rápido, también olvidó mis días anteriores, ¡ni siquiera recuerdo que cene hace dos noches! quizá tengo las neuronas fritas.
El doctor esbozo una graciosa sonrisa.
— habéis tomado algún medicamento para la ansiedad, estrés o para dormir?
Ya no, los dejé hace tiempo, ya no me hacen falta, eran somníferos para conciliar el sueño.
—¿Desde cuándo los dejaste?—pregunto soltando su bolígrafo y entrelazando sus dedos sobre su escritor, para enfocar toda la atención en mi.
— eh, desde hace dos meses para ser exacta— arrugue las cejas cayendo en cuenta que las voces y los sueños empezaron cuando las deje de tomar—.¿Eso me afectó el cerebro?— pregunté.
—no señorita, su cerebro está bien, ¿Alguna vez a pensado ver un psicólogo?.
«Lo sabía, estoy loca.»
— no pienses que se trata de locura— dijo como si pudiera escuchar mis pensamientos—. los psicólogos nos ayudan a salir de trances en los que no notamos que estamos cayendo, quizá tú tienes un estrés pos-traumatico y no lo sabes, es ahí donde un psicólogo clínico te ayuda a centrarte y superar tus problemas— volvió a tomar su bolígrafo—. Te recomendaré un buen amigo mío que es excelente psicólogo, piénsalo.
Estiró su mano y me dio un número anotado junto a un nombre y una dirección.
Asentí, le di las gracias para luego marcharme.


                                            ***
Ya había terminado mis días de reposo y había que ponerme al día con Moury en cuanto a la empresa, todo estaba tal como lo deje, Moury era excelente secretaria y se merecía un buen aumento por todo lo que hace en este lugar, sin ella no se qué haría.
— ¡Feliz cumpleaños jefesita, feliz cumpleaños a ti!—Moury abrió la puerta de la oficina canturreando alegremente con un par de ramos de flores y globos—. esto lo dejo en recepción un señor mayor pero no dijo quién lo envío.
Eran dos ramos inmensos, no podía ver la cara de Moury pero estaba segura que estaba sonriendo con picardía.
— a ver, ponlo en mi escritorio y ayudame a buscar alguna nota a ver si tiene nombre.
Empezamos a buscar y no encontramos nada.
— ¿Algún admirador querida?— hizo un gracioso movimiento de cejas.
— no que yo sepa mou— la asegure.
El teléfono de mi oficina empezó a sonar  interrumpiendo las locas ideas de Moury sobre un psicópata enamorado oculto, que me puso los pelos de puntas a decir verdad.
— señorita Marina, lamento interrumpirla pero un agente de la policía quiere hablar con usted, dice que tiene un par de preguntas que hacerle— dijo la voz de la recepcionista a través del altavoz.
— ¿Policía?— Moury me vio duditativa.
— dígale que ya bajo por favor y muchas gracias por avisarme— colgué y le pedí a Moury que me acompañe, estaba nerviosa,  no se porque.
Al abrirse las puertas del ascensor me encontré de frente con una escena magnífica...¡SI RAYOS! ¡ERA MI PINCHE AMOR VESTIDO DE POLICIA!
— ¿Jefesita? No se en que problemas estará metida, pero yo usted me dejó meter presa por ese hombre— me dijo Moury en secreto mientras yo recorría con la mirada a Emmett de pies a cabeza, voy a tener que hablar seriamente con él para que nunca se quite ese uniforme, le quedaba perfecto, Emmett tenía una grandiosa figura, todo el era perfecto y más cuando sonreía así justo como lo estaba haciendo ahora.
Tenía el cabello hacia atrás, unos lentes oscuros y esos diabólicos hoyuelos en sus mejillas, no entiendo como no me dio un espasmo al verlo.
Camine lentamente sin romper contacto visual con el, se quitó los lentes y me dijo las palabras que tanto me gustaban escuchar de el.
— te extrañe tanto pequeña— se acercó un poco más y sentí todas las miradas sobre nosotros, bueno, sobre Emmett.
— ¿Que tanto?— pregunté sonriendo.
— tanto como para querer cometer un grave delito frente a todos, y eso que soy policía, me arriesgaré— puso una mano en las esposas colgando a un lado de su cadera.
Solo podía sonreír, estaba idiotizada, embobada, babeada y todo lo que termine en ada, lo pensé un segundo nada más cuando ya tenía las manos estiradas frente a el juntando las muñecas, dándole riendas a que haga conmigo lo que quisiera.
Levantó una ceja y su sonrisa se agrando aún más.
Se acercó y puso una mano en mi espalda baja atrayendome a su cuerpo sin importarle las miradas a nuestro al rededor, pegó sus labios cerca de mi oído y dijo
— espero que no tengas nada importante que hacer.
Escuché un sonido metálico como un clic de algo cerrarse y cuando me di cuenta Emmett había puesto las esposas en mis muñeca.
Se apartó de mi un poco afincando más la sonrisa pícara, todo pasaba lento frente a mis ojos como una película en cámara lenta, yo solo estaba congelada con los labios entreabiertos, quería besarlo hasta más no poder.
Emmett le guiño un ojo a Moury que estaba a mi lado con la misma expresión que yo.
— debes de ser Moury ¿No?— le pregunto 
Ella estába estática, podía notar las palabras atoradas en su garganta y me causo mucha gracia su expresión.
— bueno Mou...quedas al mando— le dijo sonriéndole.
— ¿Que? — fue lo único que pude decir cuando vi que Emmett se agachaba frente a mi para levantarme en sus hombros como un saco de papas, detras de mi escuché a los demás murmurar un "aww" mientras yo gritaba un "aaaahhh".
—¡ Emmett, bajame!— le pedí, pero no me hizo caso, me llevo hasta una camioneta negra y me dejó en el asiento de copiloto, había un olor fuerte a su perfume concentrado, amaba el olor a él.
Emmett dio la vuelta al carro y se sentó detras del volante, yo solo podía verlo no me reaccionaban ni las manos.
Encendió el carro y se giró en mi dirección.
— feliz cumpleaños muñeca— quito las esposas y con una mano me agarró por la nuca atrayendome con un beso que me robo hasta el aire de los pulmones, solo el sabía hacer eso y solo yo era capaz de derretirme como gelatina por hasta un mínimo gesto de el.
Llegamos a un restaurante que no conocía, era pleno mediodía y pues mi estómago pedía a gritos que lo alimentara, Emmett dio su nombre a una chica en la entrada y nos guío a un ascensor y le dijo algo que no logré entender, el asintió y me tomo de la mano, ya dentro del ascensor Emmett me pidió que me dejara vendar  los ojos, reconozco que me estaba poniendo nerviosa pero no quería contradecirlo y obligarlo a decirme que intentaba hacer.
— venga mujer, no te pongas tensa, es una sorpresa— aseguró
— si pero ¿por que estabas secreteando con esa chica?
—¿Celosa mi pequeña?
— ¡Pues si! ¡Todas quieren comerte con la vista!
— ¿Y tú?
Me sonroje, aún con los ojos vendados podía sentir la mirada fuerte de Emmett y sabía que estaba sonriendo.
Me crucé de brazos haciendo un mohín cuando sentí sus largos brazos cubrir mi rostro y plantó besos que no quise responder, quería hacerme la dura pero por dentro, bueno ya saben, jeje.
Llegamos al último piso y luego de dudosos pasos sentí el aire golpear todo mi cuerpo, estábamos al aire libre, a lo lejos se escuchaba la actividad de la cuidad, bocinas y sirenas, si definitivamente en la terraza,¿Por qué me habrá traído a una terraza?
— ¿Estás lista?— se pego detrás de mí y puso ambas manos en mis hombros, asentí rápidamente y me quito las vendas de los ojos.
Ya entiendo porque me trajo a lo más lejos de todos, para poder gritar de alegría sin romperle los tímpanos a las personas.
—¡EMMETT! ¡¿QUE ES TODO ESTO?!
frente a mi habían ramos de flores por todos lados como los que tenía en mi oficina y una elegante mesa para dos, pero eso no fue lo que realmente atrajo mi atención, de fondo, habían grandes letras blancas, —quizá de madera— que decían "casate conmigo"
— no te desmayes marina, no lo hagas— quise decir dentro de mí pero para mi sorpresa lo dije en voz alta y sabía lo patética que me escuché.
cuando intenté buscar a Emmett con la mirada, gire sobre mis talones y detrás de mi estaba mi hermoso y guapo Emmett inclinado hacia mí con una caja de terciopelo entre sus manos.
Oh Rayos, rayos, rayos....
— marina Macklarens— RAYOS, RAYOS...— ¿aceptarías ser mi esposa?— pregunto con una seriedad en su mirada, que me sorprendió mucho.
Toda mi vida había soñado esto, desde siempre quise formar mi familia Junto a un buen hombre del cual estuviera segura que jamás dejaria de amar y segura de que el me amaria a mi también, casarme por amor, no por dinero, no pude evitar recordar a mi madre que estando joven la obligaron  a casarse con mi padre por dinero, aunque no le fue tan mal, a la final si terminaron enamorado y son felices juntos, pero no todos corren con esa suerte...
—¿Marina? ¿Te encuentras bien?— pregunto Emmett devolviéndome a la realidad.
— ¡SI! ¡SIIII!— grite con todas mis fuerzas emocionada.
—¿ si que pequeña?¿ Si estás bien o si...
—¡SI QUIERO CASARME CONTIGO!— jamás lo dudaría.
Puso un elegante y sencillo anillo con una piedra hermosísima en el centro, iba a llorar, mejor dicho, me puse a llorar.
Emmett se levantó y me cargó con un fuerte abrazo besando apasionadamente mis labios, amaba ese tipo de besos que iban subiendo de ritmo junto al calor de nuestros cuerpos, si seguía así iba a terminar sin ropa de eso estaba segura, así que antes de hacer una locura nos separamos lentamente.
— te amo muchísimo futura señora de Sánchez, si algún día tienes dudas de lo feliz que me haces, házmelo saber, estaría encantado de recordartelo mil veces más.
— ¿Feliz? ¿Eres feliz conmigo?— dije sonriendo por mi sarcasmo.
— si, lo soy, tu mano izquierda tiene la prueba— apretó más su abrazo al rededor de mis caderas.
— es hermoso Emmett— puse mis manos en sus mejillas— todo de ti lo es, no podría estar más agradecida de compartir mi vida contigo— bese sus labios— te amo inmensamente y estaré feliz de jurarlo ante Dios en un altar, te amo Emmett y jamás dejare de hacerlo.




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