lo supe desde el primer momento que la vi, solo que no quería admitirlo ¿era muy rápido para enamorarse de alguien? Quizá, pero esos sentimientos nacen solos, a veces lento y a veces a la velocidad de un rayo, en mi caso fue más que eso, dentro de mi se sentía el famoso revoloteo de las mariposas en el estómago, por primera vez en mi vida había sentido tal cosa, muy cursi ¿no? Pero esto es así....me enamore de marina, la pequeña, curiosa y gruñona chica que estoy seguro que me tendrá en sus manos por un largo tiempo.
Mi hermano me había acompañado al centro a buscar un traje para la graduación de marina, era primera vez que iba a un baile de graduación y primera vez que usaba un traje, el día de mi graduación estuve ayudando a mi padre con un trabajo y no pude ir, tampoco es que quería así que no me interesó en lo absoluto.
—¿Azul?— pregunto royi sosteniendo un traje espantoso el cual negué instantáneamente, parecía de los años sesenta.
Soltamos una carcajada al ver las hombreras que tenía el traje.
Buscamos en otra tienda de alquiler a ver si encontrábamos uno más de esta época.
— ¿Y este? Pruébatelo, anda.
Me estiró un saco negro—sin hombreras—con pantalones, chaleco y pajarina también negros.
—Sabes que no voy a un funeral ¿no?— dije en tono burlón.
— bobo, la camisa que llevarás abajo será blanca, azul no...parecerás un abogado. Aquí está una, anda.
Me empujó por los hombros a los vestuarios mientras yo me quejaba, odiaba usar trajes, en serio.
Ya era hora de buscar a marina, mi padre se ofreció a llevarnos, quería vernos vestidos elegantes y tomarnos fotos.
— a ver viejo, ¿Que opinas? ¿Parezco de la alta o no?— puse una pose de pensativo con una mano en mi mentón, la otra sosteniendo mi codo y la vista al más allá.
— oh, si, pareces un empresario muy importante— soltó una carcajada junto a royi.
— ¡epa, no se burlen! Me veo guapo— hice boca de pato y levanté una ceja, mientras ellos de cuajaban de la risa—. Venga ya verdureros, preparad la limosina o no abra paga esta semana incompetentes.
Más risas, Amaba hacerlos reír me restaurarán cien años de vida, igual que mi querida madre, tenía hermosa sonrisa, hoy la recorde mientras me veía al espejo, podía verla a través de mis ojos, teníamos el mismo color, su tono de piel y color de cabellos, la extrañaba muchísimo. Habían pasado años de su muerte y yo todavía sentía su presencia en casa, papá todavía la lloraba, ellos realmente se amaban, recuerdo cuánto sufrió por su enfermedad y solo me queda imaginar que ya no siente dolor, ese es mi consuelo al recordarla, ella es nuestro ángel guardián.
Estaba nervioso, cuando toque la enorme puerta de la entrada de su casa, mi padre espero en el auto, una mujer que supuse era la madre de marina me recibió con una cálida sonrisa y ofreció que pasará a esperar a marina.
— es un placer conocerte al fin Emmett, eres igual a tu madre— afirmó.
—¿Conocía usted a mi madre?— dije sorprendido.
— por supuesto, estudiamos juntas en la universidad, lamento mucho que no esté para ver el hombre que te haz convertido, ella fue mi mejor amiga y estoy segura que estaría feliz de verlos juntos a ustedes dos.
Marina y yo todavía no éramos novios pero aún así no quise contradecirla.
— lo sé, estaría muy contenta— respondí.
Vi de reojo movimiento en las escaleras y respire lo más profundo posible, gire y me quedé con la boca abierta como un bobo.
Era marina, parecía una imponente reina bajando las escaleras con un elegante vestido azul, casualidad que tenía un pañuelo que sobresalía del bolsillo de mi saco del mismo color.
— eh, wow, te ves...preciosa.
No sabía que decir, se veía realmente hermosa, deberíamos asistir más seguido a graduaciones.
— gracias....te presento a mi madre— dijo sacándome de mis pensamientos locos.
Iba a decir que ya nos habíamos presentado en la puerta y que resultaba que ella y mi madre se conocieron cuando una voz nos interrumpió.
— ¿Y a mí no me presentas, hija?
Gire repentinamente y me encontré con un señor alto, delgado y con bigotes bien peinados, se me hacía conocido pero no lograba recordar de dónde.
Note lo tensa y rígida que se puso marina y su madre y recordé las palabras de marcos— su padre es jodido, no le gusta ver a nadie acercarse a su casa, menos a su única hija— pero no iba a intimidarme, estaba seguro de mí mismo.
— por supuesto padre, Emmett, el es cleighton Macklarens, mi padre.
Si definitivamente marina estaba nerviosa.
Estire mi mano para estrecharla y presentarme como un caballero pero el muy desgraciado me dejó guindado, tenía las cejas muy arrugadas, pensé que me morderia en cualquier momento así que mejor retiro mi mano lentamente antes de perder un dedo.
— ven a mi despacho jovencito— negó con su cabeza y se dio media vuelta, yo lo seguí confiado, no iba a demostrarle inquietud.
Pasamos a un salón con chimenea y persianas a los lados, un escritorio que detrás tenía una biblioteca el triple de grande que la de mi casa y una silla giratoria donde el tomó asiento, yo me quedé de pie frente a él esperando que me ofreciera asiento pero nunca lo hizo.
los ricos y sus cosas.
— te conozco— empezó— eres el hijo de aquella mujer—hizo un ademán para recordar su nombre.
— clareth, se llamaba clareth.
Volteó los ojos con desprecio y eso me hizo hervir la sangre.
— su familia no es bienvenida a mi hogar, tú no eres bienvenido— gruño.
Y en ese momento recordé.
años antes de morir mi madre yo era solo un muchachito, ella trabajaba para un señor despreciable como conserje en su casa junto a dos mujeres más, una noche, una de las mujeres que odiaba a su jefe, le robo un anillo de la mesita de noche y se marchó sin dejar huellas, mi madre sin saber nada al culminar su hora laboral, se fue a casa, al otro día la policía llegó tocando a la puerta y junto a él estaba el señor Macklarens, yo estaba sentado en la mesa frente a la puerta cuando se llevaron a mi madre. Ella paso dos noches en prisión, recuerdo que la dieron en libertad gracias a que pudo comprobar su inocencia y tambien por un testimonio jurado por la esposa del señor Macklarens, mi madre quedó sin trabajo y nunca volvió a conseguir uno dado a la mala reputación que su exjefe se encargó de divulgar.
— quiero que te largues de mi casa y no vuelvas a acercarte a mi querida hija marina— me ordenó.
— no puedo señor, no lo hare— me arme de valor— mi madre nunca le hizo daño a esta familia...
— tu madre fue una ladrona, nunca encontré mi anillo de oro y estoy seguro de que ella se lo llevó aunque mi esposa la defienda— dijo calmado.
Me sorprendía lo relajado que decía esa acusación, quizá no quería que nadie escuchará nuestra conversación y a decir verdad aunque no tenga nada que ocultar yo tampoco quería.
— mi difunta madre no era ladrona, usted lo sabe y no le romperé el corazón a marina, no lo haré— mordí mis cachetes por dentro de la rabia que estaba conteniendo mi cuerpo.
— escúchame bien niñito— se levantó bruscamente del asiento— largate de mi casa, no eres digno de siquiera acercarte a ella...
— eso lo tiene que decidir marina, no usted, ella y yo estamos enamorados y usted no va a poder contra eso — mis puños estaban apretados a mis costados, quería golpear algo.
Soltó una risa burlona y dijo.
— marina no sabe ni lo que pasa por su cabeza, es una ingenua y tú solo te quieres aprovechar de ella y te diré algo, cueste lo que me cueste no lo voy a permitir.
Me quedé pasmado, este hombre era un malnacido, no le importa marina, lo sé.
— no estoy con ella por su dinero...
— no te creo. A ver dime, ¿que le ofreces a mi hija?— rodeo la mesa y se sentó con los brazos cruzados en la esquina de esta.
— amor y respeto, cosa que usted le hace falta brindarle a ella— abrió los ojos como platos ante mi respuesta.
No me interesaba en absoluto lo que pensará este hombre de mi, solo me importaba marina.
— la quiero y se que ella a mí también.
— lo sé— dijo.
Me sentí confundido, como lo iba a saber un hombre como el que de seguro no entiende nada del amor, yo no es que sabía mucho pero marina cambio todo mis sentimientos y sabía que la queria.
—escucha joven, marina se irá pronto y tú la estás distrayendo, se que salen y se ven a mis espaldas, pero déjame decirte que le estás arruinando su futuro... ¿Eso es lo que quieres?— pregunto— ¿que marina sea una buena para nada como tú?
Me quedé sin habla.
— escucha, no soy mal hombre ni mal padre, solo quiero lo mejor para ella, si tú no quieres alejarte me verás obligado a decirle la clase de persona que son los Sánchez— espeto— ¿Crees que no se en el problema que estuviste metido hace dos años?
Recordé que hace dos años caí en prisión por una noche junto a royi y unos amigos por disturbio, royi se metió en una pelea y yo no podía dejar que lo golpearan así que también me metí y la policía nos agarro a todos.
— necesitas ordenar tu vida y yo puedo ayudarte, puede hacerte un hombre fuerte y digno de marina— se acercó a mí y puso una mano en mi hombro— marina se irá por solo un año a Canadá, tú puedes irte también, lejos, muy lejos y cuando vuelvas aceptaré que estén juntos, será solo un año.— afirmó.
—¿Irme?— pregunté incrédulo.
— si, verás, Conozco un general que está buscando jóvenes para reclutar en la milicia, tú podrías irte y distraer tu mente mientras marina vuelve, ¿Que dices?— puso una sonrisa oscura que no me gustó para nada.
—lo siento señor, pero no me iré de aqui— quite su mano de mi hombro y su sonrisa hipócrita se borró inmediatamente.
— entonces no veo problema en decirle a marina la clase de familia que tienes, ladrones y salvajes.
No quería que marina se enterará de nada de esos problemas, aunque eran parte del pasado y estaba seguro de que si le explicaba ella entendería la verdad ¿Pero me creería?
— ella me escuchará y cuando se decepcione de ti, será peor porque te odiara, la conozco más que tú, piénsalo niño, prefieres quedarte y arruinar su futuro o irte y volver con la frente en alto para estar junto a ella?
A pesar de lo idiota que me parecía este hombre, tenía razón, no quería arruinar el futuro de mi marina, después de todo sería solo una año.
—si me voy...— capte su stencion—¿Cuando vuelva no se interpondrá entre nosotros?
Asintió seguido de una sonrisa.
— por supuesto, por supuesto que no lo haré.... yerno.