En silencio

Capitulo 9

Clara había estado trabajando arduamente en su bienestar emocional y en fortalecer su red de apoyo. Los amigos que había invitado a su casa esa noche eran su refugio, personas que la comprendían sin juicios. La sala estaba llena de risas y conversaciones animadas, pero, por dentro, Clara sentía una mezcla de ansiedad y alegría.

“¿Quién quiere jugar a un juego de mesa?” preguntó Clara, tratando de romper el hielo. Sus amigos, Sara y Lucas, se miraron con sonrisas cómplices y asintieron con entusiasmo.

Mientras organizaban el juego, Clara se dio cuenta de que, a pesar de la diversión, había algo que la inquietaba. A menudo, el miedo a ser vulnerable la asaltaba, especialmente en momentos de felicidad. Aún temía que la sombra de la depresión pudiera arruinar esos instantes.

El juego comenzó, lleno de risas y desafíos. Pero en medio de la diversión, Clara sintió una creciente presión en su pecho. En una pausa, mientras todos reían a carcajadas, se retiró al baño, intentando recuperar la compostura. Mirándose en el espejo, se sintió abrumada por una ola de emociones.

“¿Por qué no puedo simplemente disfrutar?” se preguntó, sintiendo las lágrimas brotar. “Cada vez que soy feliz, la tristeza está ahí, acechando.”

En ese momento, Clara recordó las palabras de la anciana del parque: “No te apresures.” Se tomó un instante para respirar y calmar su mente. “Está bien sentir esto. No tengo que luchar contra mis emociones.”

Con esa pequeña revelación, regresó a la sala, donde el ambiente era cálido y acogedor. Sus amigos la recibieron con sonrisas genuinas, y en ese instante, Clara decidió abrirse sobre su lucha. “Chicos, necesito hablar de algo,” dijo con un hilo de voz. La risa se detuvo y todos la miraron con atención.

“A veces, siento que mi felicidad es frágil. Cuando estoy aquí con ustedes, me asusta la idea de que algo pueda arruinarlo.”

La sinceridad en su voz llenó el espacio, y el silencio se apoderó de la habitación. Finalmente, Lucas rompió el hielo. “Es completamente normal sentir eso, Clara. Todos tenemos nuestros propios demonios.”

Sara asintió. “Sí, y a veces, hablar de ello puede aliviar la carga. Estamos aquí para ti, siempre.”

Esa noche, Clara experimentó una conexión profunda con sus amigos. Compartieron sus propias luchas y miedos, creando un espacio seguro donde la vulnerabilidad no era un signo de debilidad, sino de fortaleza. A medida que las horas pasaban, las risas regresaron, pero ahora había un matiz de honestidad y comprensión en cada comentario.

Al final de la noche, mientras sus amigos se despedían, Clara sintió una oleada de gratitud. Esa noche había sido un recordatorio de que no estaba sola. La depresión aún podía ser parte de su vida, pero había aprendido a abrirse y a encontrar apoyo en aquellos que la rodeaban.

Mientras se preparaba para dormir, Clara se sentó en su cama con su cuaderno. Comenzó a escribir sobre la velada, sobre cómo la conexión con sus amigos la había ayudado a sentir que no tenía que esconderse detrás de una máscara de felicidad.

“Hoy aprendí que no tengo que enfrentar esto sola. A veces, la verdad puede ser aterradora, pero compartirla es liberador. Mis amigos son mi refugio, y juntos podemos enfrentar cualquier sombra.”

Con esas palabras, se sintió más ligera. No estaba lista para descartar la depresión, pero sí estaba lista para enfrentarla con valentía, sabiendo que la amistad y el amor podían ser su escudo.

Clara apagó la luz y se acostó, dejando que un sentido de paz la envolviera. A pesar de las luchas que aún tenía por delante, comprendió que la vida era un viaje, y en ese viaje, siempre había espacio para la esperanza.



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En el texto hay: depresin, depresion y soledad

Editado: 19.10.2024

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