"VOCES CONTRA LA VIOLENCIA" es un programa mixto, el primero de este tipo, diseñado para distintos grupos de edad que abarcan desde los 5 hasta los 25 años de edad. Brinda a las personas jóvenes herramientas y experiencia para entender las causas profundas de la violencia en sus comunidades, educar e implicar a sus iguales y a las comunidades para prevenir esta clase de violencia, y saber adónde acudir en busca de ayuda en caso de sufrir violencia.
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Se sienten como si los segundos son horas, mis lagrimas no paran de salir mientras siento al chico penetrarme de una manera increíblemente dolorosa. Nunca pensé que moriría de esta manera, porque siento que estoy muriendo. El chico se mueve forzosamente dentro de mi, mientras me revuelco en la cama y trato de gritar, muerdo la palma de su mano y grito lo más fuerte posible para ver si alguien me oye pero nadie lo hace, el chico me da una bofetada en la cara y estoy segura que me he mordido la lengua. Siento su liquido caliente dentro de mi y se que ya ha terminado, pero el no parece dejarme ir.
"Señor si estas ahí, envía un ángel a salvarme porque ya no puedo más" pienso para mi, mientras el chico comienza a moverse otra vez dentro de mi, como si la primera no fue suficiente. Bruscamente me da vuelta a la cama y sube mi vestido dejando mi culo expuesto, arranca lo que queda de mi ropa interior y siento su cara en mis glúteos, solo lo puedo oír riendo como si se tratara de un niño con una pelota en la mano. Se inserta en mi, haciéndome gritar dolorosamente pero sus manos ya no están en mi boca y comienzo a patalear como una loca, vocifero pidiendo ayuda sin cesar. Nadie me oye, y siento el liquido otra vez dentro de mi.
Como si de una película se tratara, la puerta se abrió de golpe. Mire hacia esta, y pude ver a un ángel, mi salvación.
—Sueltala maldito— dijo y rápidamente se abalanzo sobre el rubio dandole golpes en la cara. Me pare de la cama y cerré la puerta para que nadie me viera el espectáculo. Mi cara se volvió roja al darme cuenta que el chico ya no estaba golpeando a mi agresor pero me estaba mirando. Me quede observando, al que ahora estaba cubierto de sangre, no tenia pantalones y estaba boca abajo.
—No te me acerques— digo temerosa, el trato de acercarse pero se detuvo en seco. No quiero verle la cara, ya me vio desnuda, ya vio que no sirvo, seguro creera que soy una facil, aunque asi me siento.
—Lo siento, siento que esto te haya pasado— dice, mis lagrimas comienzan a brotar y bajo mi vestido lo mas abajo que puedo. Lloro, porque no puedo creer que esto me haya pasdo, soy una chica normal, no busco problemas simplemente parece que los encuentro.
—Estoy sangrando mucho— sollozo, aunque no lo quiero hacer. Soy fuerte, soy muy fuerte, pero no creo que pueda aguantar más. Mis pensamientos se van a todas partes y siento que no soy dueña de mi cuerpo. He llorado por 15 minutos y quizás mas, y estoy paralizada en el mismo lugar.
—Tenemos que llevarte al hospital— se acerca a mi, y me hecho para atrás. El es hermoso, pero es una tortura mirarlo.
—No, no quiero que nadie sepa— Me siento en la cama, donde hace unos minutos era esclava y miro el reloj en la pared. El tiempo se habia ido de mis manos —Por favor— continuo. Todo parece un sueño, mi mente esta nublada y no se porque, parece que estoy soñando.
—No paso nada— dije mientras le daba una sonrisa triste.
—Si paso, tenemos que ir al hospital, salgamos por la parte de atrás así nadie te vera— tomo su mano y por primera vez confío en él.
—¿Que haremos con el?— digo antes de salir de la puerta.
—Tendremos que ir a la policía— me miro con tristeza, como si me tuviera pena, con la mirada abajo me guía hacia una escalera pequeña, y bajamos por esta llegando a la parte trasera de la casa. Me monto en su auto, y salimos de las instalaciones de la universidad en un silencio sepulcral.
No estás sola, denuncia ¡somos libres!
Lucy
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Editado: 15.10.2018