En tacones hacia Ti *vuelve Pronto*

Capítulo cinco

El tiempo tal vez no pasa volando como suele pasarme en muchas ocasiones cuando me encuentro a tope de estrés, pero sí pasa algo rápido cuando todo lo que hacemos es dedicarnos a trabajar.

─¿Necesitas un descanso? ─pregunto cuando termina de responder.

─¿Por qué tendría que necesitar un descanso? ─siempre he dicho que no hay que responder con otra pregunta, pero mejor me guardo mi comentario y le sonrío. Él no lo hace.

─Bueno, ya tenemos dos horas seguidas hablando ─lo miro ─y pensé que sería bueno que estirar las piernas.

Él me mira. No dice nada por un largo rato, de hecho parece estar escrutándome con la mirada pero aunque me parece incómoda su manera de observar y callar no quito de mi rostro ese gesto de amabilidad que seguro no tendría con otra persona.

Parece que estaba reteniendo el aire cuando lo oigo soltarlo y es entonces cuando deja de mirarme y mira la copa de vino que se encuentra vacía por unos segundos más. Entonces es cuando asiente con la cabeza y poco después me responde.

─Sí, eso estaría bien ─me observa y se levanta de su asiento ─ ¿Cuándo quieres que volvamos a grabar?

Sonrío, y al igual que él me levanto de mi asiento.

─¿Te parece bien en quince minutos? ─pregunto.

─Es tu tiempo ─aclara ─, tú decides cómo utilizarlo.

Lo que me responde realmente me deja sin palabras y entonces a mi mente llega ese pensamiento en donde no entiendo como a veces suele ser tan descortés.

─En quince minutos nos vemos ─contesto con una sonrisa. No tengo porque responder con el mismo entusiasmo que él, si así le podemos llamar ─. Teo por favor encárgate de que el señor Nelson y Clifford sean bien atendidos durante el descanso.

─Claro Natalie ─dice y camina hasta ellos indicándoles la salida

─Y Teo, el regreso termina en quince ─recuerdo. Lo hago con la intención de que Nelson escuche y no por molestar a Teo.

─Claro Natalie.

─¿Gustas que te traiga un café, Natalie? ─Lucy habla y yo no respondo de manera inmediata.

─No ─dejo de mirar la puerta por donde salió Nelson y la miro a ella ─, mejor tráeme un té de manzanilla, por favor.

Ella asiente y sale del lugar, camino hasta donde se encuentra Joe.

─Joe, puedes mostrarme todas las mejores fotos de Nafar y yo por favor ─pido cuando llego hasta él. Joe me sonríe sin mostrarme los dientes, una sonrisa desperdiciada por culpa de un escritor maleducado ─. Seguro que serán geniales.

─Lo son ─parece que eso lo ha alegrado, porque ahora tiene una sonrisa en su rosto. Un verdadera sonrisa ─. Tú y el señor Nafar tiene una buena química.

Sus palabras hacen que mi cuerpo se tense y se ponga alerta a lo que sea que vaya a decir.

─¿Qué quieres decir? ─pregunto intentado parecer normal. Joe ni siquiera me mira, se mantiene con la vista en la pantalla de su computara.

─Lo que oíste, Natalie ─contesta, voltea a verme y ríe. No sé que cara tengo pero parece divertirlo ─. No sé que es lo que pensaste, pero míralo por tu misma, tienen una química impresionante. Las fotografías no mienten.

Dejo de mirarlo y observo la pantalla, veo como una serie de fotos que son reproducidas y que van cambiando luego de unos segundos de estar estáticas. Él no miente, son unas muy buenas fotos, y Nafar y yo lucimos muy bien incluso refleja una sensualidad natural entre nosotros.

─Entre ustedes dos parece haber una conexión fuera de este mundo ─me dice pero yo no lo observo. No puedo despegar la vista de la pantalla, las fotos son hipnóticas ─. Tú misma puedes verlo, las fotos te incitan a observarlas y no despegar la mirada de ustedes dos.

─Son excelentes Joe ─digo pero no despego la vista de la pantalla. Escucho su risa y entonces es cuando me obligo a despegar la vista de la pantalla para verlo ─¿Cuándo las tienes listas paras mí?

─En una semana cuando mucho ─responde ─, primero debo de tenerte listas las fotografías de Nelson y debo hacer que mi equipo edite la entrevista.

─Bien, esperaré por ellas ─contesto y sonrío pensando en lo bellas que se verán en mis redes sociales ─. Una última cosa Joe.

─Dime.

─Cuando las tengas listas y me las hayas mandado por favor imprime las dos fotografías más sensuales que tú consideres ─pido y vuelvo a observar la pantalla. No puedo evitarlo ─. Quiero que una sea en blanco y negro y la otra a color.

─Por su puerto ─acepta ─, ¿Cómo te las haré llegar? ¿Qué tamaño la quieres?

─Cuando las tengas, las llevas a mi casa por favor y las instalas ─pido mirándolo ─. Le diré a George que te deje pasar, solo dile que eres Joe, y de lo demás yo me haré cargo.

─Muy bien, Natalie.

Miro de nuevo la pantalla y no puedo evitar en transportar mi mente a esta mañana, el momento justo en que las fotos eran tomadas. Entonces mi mente se transporta a nosotros dos en el camerino y todo en mi mente se pone caliente y muy subido de tono.

Me ordeno alejar esos pensamientos de mi mente y despego la mirada de la pantalla dejando que las fotos se sigan reproduciendo. Doy un apretón al brazo de Joe, le doy las gracias y me alejo de él para ir a mi escritorio y sacar mi agenda para ver si no olvido algún punto de la entrevista o ver si realmente programé todo para cuando me encuentre en Londres con Abraham Moore.




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