Es algo raro cómo la vida da muchas vueltas. ¿No lo crees?
Recordé nuestra primera cita. De cómo estábamos nerviosos, ya que apenas teníamos dieciocho años en ese entonces. Y ni tú ni yo sabíamos cómo actuaría el otro. Yo apenas te estaba conociendo, pero me tenías totalmente enamorada.
Era una noche calurosa cuando llegaste a mi casa para conocer a mis padres. Recuerdo la incomodidad que sentí y tu rostro sereno a pesar de la situación. Conseguiste la aprobación de papá y te robaste el corazón de mamá, supe en ese momento que me tenías en tus manos.
Creí, inocentemente, que cuidarías mi corazón.
Todos esos años lo hiciste bien, ¿sabías? Odiaba ciertas manías tuyas, como tus celos, pero aún así las soportaba porque te amaba.
¿Por qué te habrás alejado de mí después de todo lo que he hecho por ti? Me entregué en todos los sentidos. Te amé. Te apoyé en todo. Pero quizás esto ya me tocaba.
Pero como te mencioné, la vida da muchas vueltas.
Ayer no te escribí por el simple hecho de que ahora me prometí a seguir con mi vida como tú lo has hecho. Salí con alguien nada parecido a ti.
Le gusta los mismo estilos de música, le gusta el cine y ama la comida chatarra. Todo lo contrario a ti.
Me invitó a salir la noche del 14 de febrero y le contesté que no. ¿Sabes por qué? Porque pensé en ti. Pensé que regresarías a mí y pegarías los trozos de mi roto corazón. Pero nunca lo hiciste, y ayer acepté una cita con él.
Esta vez no hubo que visitar a mis padres. Él llegó con un ramo de rosas blancas a mi departamento. ¿Cómo podía decirle que no? Ya estaba cansada de pasar horas llorando tu ausencia. Ya era hora de hacer algo buena por mí. Olvidarte es mi mejor salida, al parecer.
Usualmente no huyo de los problemas, pero tú te has convertido en uno para mi corazón, y debo alejarme. Pero no puedo alejarme de los recuerdos.
Fuimos a cenar en el restaurante que nunca quisiste pisar, la pizzería que queda a unas cuadros de lo que fue nuestra casa y luego a un bar cercano.
Se estaba comportando tan bien conmigo. Pero verlo sonreír, e intentar levantarme el ánimo me hicieron bajar las barreras. Quería pasarla bien con él. Pero terminé contándole todo.
Solo me abrazó, sin decir una palabra.
Eso es lo que me faltaba. Silencio. Sentirme cuidada y protegida.
¿Por qué es tan difícil dejarme llevar? Para ti fue fácil.
Él no sabía lo afectada que estaba. Pensó que esta relación era como cualquier otra. Que terminamos y yo seguiría adelante. Pero no le expliqué que lo estaba intentando. Solo me dejé abrazar por él, dejé que se enterara de su ignorancia. Dejé que las lágrimas dejaran mis ojos para correr por mis mejillas. Dí la bienvenida al escalofrío para que recorriera mi cuerpo y forme un nudo en mi pecho y garganta que me impedían desvariar.
Tenía la esperanza de que él supiera algo.
Pero ni siquiera tu mejor amigo sabía la razón de tu decisión.
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Editado: 05.09.2020