Tú yaces en aquella cama, con blancas e impolutas sábanas blancas cubriendote, manteniéndote resguardada de los peligros del mundo exterior, los mismos que te habían traído hasta aquí. Casi daba la impresión de que eras una versión moderna y mucho más refinada y delicada de una princesa de Disney. Una hermosa y tierna Bella Durmiente, quien soñaba con que algún día su príncipe encantador viniera hacía ella, escalada la torre más alta del pueblo, posara sus dulces labios sobre los tuyos y le diera un beso de amor verdadero para que pudiese despertar de ese sueño eterno en el que estaba sumergida. Cómo eso no era posible por ahora solo me quedaba confirmarme con tirarle besos al aire, esperando que alguno de ellos llegara a ti.