Soy la peor cuando se trata de seguir consejos, así que muy en el fondo, Elías tenía que saber que sus consejos acerca de no buscar a la perra de Sally eran en vano. Por lo tanto, con el mejor atuendo de perra empoderada, fui en busca de esa malnacida que me había visto la cara de estúpida.
Y entonces, como siempre, caminé por la facultad como si fuera un desfile y no porque quisiera llamar la atención de todos, sino porque hoy era como me sentía.
Una reina.
Una reina con la que esa perra nunca debió haberse metido.
La muy desagradable apareció frente a mí, justo a la hora que algunos amiguitos me habían dicho y no encontré palabra alguna que pudiera describir la satisfacción que sentí cuando noté cómo desapareció su sonrisa.
Las dos chicas que la acompañaban no perdieron tiempo en observarme detenidamente a medida que me acercaba y, por supuesto, pude escuchar perfectamente sus susurros preguntando quién era yo.
—Necesitamos hablar.
—¿Me hablas a mí?
Sabía por parte de Neil que ellos habían hablado acerca de todo lo sucedido y, sin sorprenderme, ella se había hecho la desentendida, aparentando ser una mansa paloma cuando solo era una serpiente ahogándose en su propio veneno.
Estaba usando mis propias palabras queriendo lucir segura de mí misma cuando en realidad estaba más que segura de que estaba nerviosa con la posibilidad de que quisiera darme una lección, pero a esta mujer iba a tratarla de otra manera.
—¿Ves a otra mujer desesperada aquí? —Sus labios se apretaron en una línea recta—. Por supuesto que te hablo a ti.
—Chicas, hablamos luego —El par de chismosas se van, no sin antes lanzarme miradas desconfiadas a las que yo solamente les guiño un ojo—. ¿Qué pasa contigo?
Su verdadera personalidad salió a relucir cuando estuvimos solas.
—Únicamente estoy aquí para advertirte que ahora tendrás que emplear mejores técnicas para apartarme de Neil, aunque te estés muriendo de celos por querer ocupar mi lugar.
Su expresión era un poema que me hacía sentir la más afortunada por estar aquí y por haber ignorado los consejos de mi mejor amigo.
—Por supuesto que sabes de lo que hablo, pero si tanto quieres que te lo recuerde no tengo problemas en hacerlo —con sorna, me acerqué queriendo marcar de rojo la piel de su mejilla, pero estaba segura de que mis palabras iban a herirla mucho más que una bofetada—. Sabes que anteriormente Neil únicamente veía el camino por donde tú dejabas huellas, pero ya no es así. Ahora Neil es mío, ¿Qué tanto afecta eso a tu ego? Porque no se trata de que Neil te importe, se trata de que estabas acostumbrada a tenerlo detrás de tu falda.
Dando un paso lejos de mí, me miró con el odio que solo podría dar una mujer herida y aquello solo podía hacerme regodear en mi felicidad.
—No estés tan segura de eso —Escupió, destilando todo su veneno—. No eres más que un pasatiempo para él. Algo nuevo que con el tiempo no será suficiente —Con una sonrisa ladina, se acercó un poco—. No eres más que el sabor de la semana, Paris.
Ladeé mi cabeza, enternecida por su intento de querer parecer fuerte.
—Si creer eso te hace feliz, está bien, hazlo. Pero déjame decirte que necesitas más que eso, porque hace dos noches, cuando Neil cenaba con mis padres, yo no parecía ser un simple pasatiempo.
—¡Estás mintiendo! — llevé una mano a mi pecho, preocupada de que esta niña fuera a sufrir un infarto—. ¡Tú no eres suficiente para Neil! No eres más que una vulgar que...
Ella siguió ladrando y mientras lo hacía, pensé que en realidad sí sería interesante observar los signos de un infarto en ella.
—A él no parecía importarle que yo fuera una vulgar mientras me tenía sobre su regazo. Ya sabes, besándome mientras sus manos se escabullían debajo de mi ropa.
Toda su cara se arrugó con desagrado y por un segundo pensé haber visto una lágrima asomándose en sus ojos, pero era imposible. Las perras como ella no lloran, a no ser que sea por ellas mismas.
—Cállate, maldita mentirosa.
Cansada de seguir viendo su cara, decidí que ya me había aburrido y que era hora de poner a esta perra en su sitio, para que en la próxima ocasión lo pensara dos veces antes de querer entrometerse entre Neil y yo.
—Ambas somos unas mentirosas, pero la diferencia entre tú y yo es que Neil ahora me prefiere a mí. Retrocede, cariño, porque Neil solo tiene ojos para mí, así que solo cierra tu boca y aléjate de nosotros.
—¿Alejarme? Se te olvida que soy su mejor amiga.
—¿Quieres interponerte entre nosotros? Déjame darte un consejo, no lo hagas porque estarás perdiendo el tiempo.
—No me interpondré entre ustedes. Haré algo mucho mejor y es que estaré esperando por Neil cuando se dé cuenta de que no eres más que una cara bonita.
Y como si hubiera dicho la cosa más genial del mundo, se alejó.
—Gracias por lo de bonita, perra.
¿Estaría muy mal si la golpeo ahora mismo? Porque de verdad muero por hacerlo, pero en algo tiene razón y es que sigue siendo la mejor amiga de Neil y por alguna razón que no quiero saber, ella sigue siendo importante para él.