La madre de Neil no había sido tan habladora hasta el momento en que había llegado su hija, pero Beth estaba prácticamente como un cuerpo sin vida junto a su madre. Ella solo estaba ahí de pie, luciendo la piel pálida y parpadeando sin parar, como queriendo corroborar si yo era real.
Los padres de Neil fueron interrumpidos cuando alguien anuncio que ya podíamos pasar al comedor e incluso después de ese tiempo, la pequeña perra no se había atrevido a dirigirme la palabra.
Iba caminando frente a nosotros y de vez en cuando podía sentir su mirada perforándome.
―Perdona a mi hermana ―Neil tomo mi mano―. Está un poco molesta porque su novio no pudo venir.
Por supuesto, a simple viste Watch podía ser el novio que toda chica quisiera. Era guapo, deportista, tenía un auto genial, era económicamente aceptable y sabia follar, pero si buscabas a fondo no encontrarás más que escombros. Recuerdo, que incluso tuve que amenazarlo con dejarlo sin follar por un mes si no iba a presentarse con mis padres. En aquel entonces, mi estúpida yo, pensaba que eso era normal, porque no existía un chico que realmente quisiera tener que involucrarse con los padres. Pero no era así, había hombres que estaban dispuestos a conocer a los padres de una chica y que también estarían felices de presentar a esa chica frente a sus propios padres.
Ese chico era Neil y yo estaba solo a un paso de perderlo, eso sí, primero tenía que pasar el desafío de una cena incómoda.
¿Cómo Neil había sobrevivido a la cena con mis padres? Ni idea, pero me hubiera gustado preguntarle por ayuda, porque estaba por salir corriendo.
Su madre viéndome como una intrusa, la sonrisa de su padre que me daba a entender que sabía que su hijo tenía otras intenciones conmigo, las burlas impertinentes de Roger y para completar, al extremo de la mesa de doce puestos, estaba Junior con su hermano Santiago, este último me miraba con tal agonía, que lo más seguro es que estaba pensando que como postre de esta noche saltaría a decir que él es gay y es mi mejor amigo el encargado de follárselo.
Si lo pensaba detenidamente no sería mala idea, pero Santiago y sus problemas por salir del closet eran mi menor preocupación.
Neil por su lado no paraba de reír y de vez en cuando se inclinaba bastante cerca de mí para preguntar si estaba bien. De no ser por la cara amargada de su hermana, me hubiera gustado sonreírle y pasar la noche viéndolo, para así poder ignorar fácilmente todas las miradas sobre mí esa noche.
Quería que esa noche terminara lo antes posible.
―Entonces, Paris ¿Qué estudias?
No esperaba la que la noche terminara de esta forma, siendo yo el centro de atención. La realidad es que, esperaba que la puta Beth al verme gritara como loca, le dijera todo a su hermano y de esa forma pudiera ser mi fin.
―Publicidad y relaciones públicas ―Me limité a responder al padre de Neil.
―¿Eso es una carrera? ―Preguntó la vieja bruja.
Opté por tomar su pregunta como algo chistoso, porque si hubiera respondido como tanto hubiera querido, lo más probable es que no solo me odiaría la hermana y amigos de Neil, también su madre.
Como todo un caballero, Neil sale en mi defensa y por supuesto, yo no pierdo oportunidad para escabullir mi mano bajo la mesa y apretar el muslo de su pierna.
―¿Tienes novio? Me imagino que lo tienes.
No debería ser una sorpresa que esa pregunta viniera del insoportable de Roger. Me tomé tiempo para mantener el control y no darle rienda suelta a mis ganas de levantarme, ir a su lado y enterrar su cara en su plato.
―Encantadoramente soltera.
La mayoría en la mesa saltaron en sus asientos, cuando Roger golpeo la madera de la mesa, y varios lo regañaron al notar que solo era parte de sus estupideces al verlo reír.
―¿Qué dominios, Neil?
A algunos le produjo risa las insinuaciones de Roger referente a Neil y yo, mientras que su madre parecía que estuviera viendo el sacrificio de un conejo.
―Amigo, ¿Qué pasa contigo? ―Junior apuntó a Neil con su tenedor, aparentando estar decepcionado―. Yo sugiero que hagas algo.
―Cállate, Junior.
Creo que esa sería la única oportunidad en que estaría de acuerdo con Beth, aunque su expresión amarga solo fuera un claro indicio de que su peor pesadilla sería una relación entre Neil y yo.
La cena continuó sin ser yo el centro de la conversación, solo los amigos de Neil fueron los que establecieron una conversación, que estaba claro que yo no entendía, pero que Neil le parecía interesante o al menos eso entendía yo por su sonrisa al responderles.
Aparté mi plato y me levanté de mi asiento.
―Ya vuelvo.
―¿A dónde vas? ―Neil me retuvo de mi mano con sutileza.
―Al baño.
―¿Te acompaño?
Algunos rieron en la mesa, entonces Beth se levantó de su asiento sonriéndome forzadamente.
―Si mi hermano está tan preocupado porque te sucede algo yendo al baño, no me queda de otra que acompañarte.