En Tus Manos

CAPÍTULO 18

 

 

Pasar mis dedos entre las sedosas ondas de su cabello se había vuelto parte de mis pasatiempos favoritos. Ni hablar de cuando parte de ellos caen en su frente que son una excusa perfecta para poder tocarlo, aunque sinceramente no necesito de una excusa para tocarlo y él tampoco necesita de una para poder tocarme. 

Sus manos dentro de mi blusa tocando la piel de mi espalda enviaba a mi cuerpo un escalofrío placentero que me hacía olvidarme que estábamos en la casa de sus padres. No es que sea la chica más decente y que me importe mucho la opinión de sus padres, pero digamos que, si quiero intentar hacer las cosas bien, al menos tengo que tratar de evitar que la vieja bruja me odie aún más.

Estos últimos meses se podría decir que mi tiempo se fue en estudiar, cuidar de mis hermanos, salir con Neil, hablar con Neil, enviarle mensajes a Neil, llamar a Neil, tomarle fotos a Neil, frotarme contra Neil, violar a Neil en sueños y muchas cosas más que involucran a Neil.

Parece algo lejano aquella Paris que se la mantenía de fiesta en fiesta con calientes deportistas. Pensar que cambie todo aquello por tranquilos besos y momentos como estos, en los que simplemente estoy abrazada a él mientras lee un libro de medicina, me parece poco real.

También me parece irreal que él solo esté leyendo un libro y con solo tocar el borde de mi sujetador me tenga lista para soltar sobre él.

Él no parecía estar haciendo aquello con alguna doble intención porque se veía bastante concentrado en su libro, mientras que su mano hacía estragos sobre mi piel. Sonreí involuntariamente cuando me percaté que durante estos meses había conocido muchas cosas sobre él. Aquel lado nervioso que solo lo hacía lucir tierno, su lado sensible y tolerante, que usaba sobre mí, porque sabía que yo era débil a su suave voz y certeras palabras.

Este tiempo no solo me sirvió para conocer a Neil, sino también a su hermana. Eso, ya le digo a su hermana y me muerdo la lengua para no decir nada que pueda arruinar la tregua que yo invente convenientemente. Incluso, quería golpear mi rostro contra la pared cuando inconscientemente pensé que Elías tenía razón y no era tan mala chica como yo suponía. 

Solo eran suposiciones, así que aún seguía siendo de mi desagrado, al igual que la vieja bruja de su madre.

―Un dólar por saber tus pensamientos ―Cerró su libro y se giró por completo hacia mí―. Oh, si quieres puedes decidir tú el monto.

―¿Un dólar? ¿De verdad crees que mis pensamientos valen tan poco?

Se acomodó en su cama y antes de poder besarme, me dio la vista más hermosa de él pasando sus dedos entre su cabello para llevarlo hacia atrás.

―Déjame ― suspiré cuando dejo un beso descuidado en mi cuello―. Solo quería decir aquella frase al verte tan pensativa.

―Te dejo decir frases sacadas de Google siempre y cuando mantengas tus manos lejos de mí. No me apetece estar cachonda en casa de tus padres.

―Eso tendrá una solución pronto.

Aquella pequeña sonrisa juguetona no indicaba otra cosa más que Neil estaba ocultando algo.

―Quita esa expresión, mejor bajemos a cenar y te explico mejor.

Al ayudarme a levantar de la cama me beso con rapidez en los labios y me espera en la puerta, en tanto me ponía mis zapatos. Negar que estaba bastante intrigada, era una mentira, pero al menos esperaba que lo que tuviera que decir no complicase nuestra relación, que bastante tranquila ha estado durante estas semanas.

Todo iba muy bien hasta que note que Roger nos acompañaría a cenar.

―¿Por qué siempre que estoy aquí también está Roger?

Neil rio ante mi pregunta para luego acercarse a ese desagradable niño y saludarlo. No perdí mi tiempo en intentar hacer lo mismo porque no estaba de ánimos para aparentar que me hacía feliz verlo, así que continúe hacia mi asiento junto a Neil.

Después de un par de invitaciones de Neil a cenar en su casa, pude acostumbrarme a cenar con todos ellos y, sobre todo, poder sonreír ante mi querida suegra y cuñada.

Estábamos por terminar cuando Neil se aclaró la garganta, llamando la atención de todos.

―Tengo algo importante que decirles.

―¡No jodas! ―Roger exclamó, casi levantándose de su asiento―. ¡Paris está embarazada!

Todos, absolutamente todos, jadearon al escuchar la estupidez que había dicho ese niño, pero sin duda la más afectada había sido la vieja bruja que miraba a Neil con horror.

Ante toda aquella situación que había armado ese niño desagradable, Neil envió una mirada en su dirección que solo lo hizo reír aún más. 

―Roger, si no tienes nada importante que decir mantente en silencio

Me había parecido muy educado para tratarse de Roger, pero al menos este se encogió de hombros y no volvió a decir otra estupidez.

―Lo que intentaba decirles es que luego de pensarlo mucho y de discutirlo con mi padre, tomé la decisión que lo mejor es tener mi propio espacio a partir de ahora.

La puta Beth que se había mantenido en silencio durante todo este tiempo, se vio sorprendida y Roger solo estaba viendo a la bruja como a la espera de que veneno tuviera que destilar. Yo, por mi parte, me mantuve neutral, aunque me hubiera gustado saberlo con anterioridad.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 11.04.2024

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