¡QUE EMOCION!
-Literalmente, nací para esto- chillo con el auricular de la cabina telefónica, tan descuidada como mi aspecto en estos momentos. Es que no puedo esperar a presionar los botones.
- ¿Raquel, estas segura de lo que estás haciendo? - habla seriamente Belmont al lado mío, mira el aparato y luego mi rostro buscando rastros de broma en él. Se que esta ansioso pero preocupado a la vez. Lo peor que nos puede pasar es que reconozcan mi voz, algo que me empeñare en ocultar.
-Relájate, tengo todo bajo control- intento relajar de igual manera mis ánimos de realizar ya la bendita llamada- Primerizos.
- ¿No hay otras opciones? - sigue Steph, aun indecisa de todo- No creo que escaparse de la escuela sea tan malo ¿no? - Su desconfianza hace que me estrese, enserio.
-Eso equivale a una expulsión- le contesta Pejelagarto- Sin mencionar que tenemos a este inepto con nosotros
- ¿Puedes decirme el porque me insultas tan deliberadamente? - Cruza los brazos Fresita, esperando la respuesta de Belmont.
- ¡Habla bien! -le contesta este- Estas con personas normales, no estas tomando el té con la reina de Inglaterra, y si no se te hubiera ocurrido seguir a esta demente hasta la fiesta, como su caballero misterioso, no habría mayor problema.
¿Qué?
- ¿Cómo tienes conocimiento de eso? - da un paso enfrente Dareh, arqueando una ceja como adivinando la respuesta en su mente. Y yo también la adivine, mientras marcaba sin que se dieran cuenta el número. Belmont, vas perdiendo.
-Mi novia- Pejelagarto dio otro paso enfrente- ¿Crees que puedes mantener secretitos con Tamira y no confiaría en mí?
¿¡QUE!?
Primero ¿Ósea que Tamira que Fresita era Dareh en la fiesta o solo yo fui la tonta que no lo reconoció?
Segundo, hoy si es la novia.
-No me molesta en lo absoluto que confié en ti, tu indiscreción es otro asunto diferente- Fresita se acerca un poco, cuadrando sus hombros y manteniendo su rostro serio. Belmont solo le sonríe superiormente, cruzándose de brazos e inclinándose en su pie derecho.
El pequeño ambiente alrededor de la cabina telefónica se pone más tenso a cada pitido que da el auricular. Belmont está a punto de refutar su respuesta cuando alzo mi voz lo más alto que puedo.
- ¡Hola! - le digo a la voz del teléfono- ¿Hablo con Lady Collette? – Me he dado cuenta de que no recuerdo su apellido.
- Oui – reconozco su acento francés y alcanzo a oír el reclinar de su silla- ¿En qué puedo ayudarle Madeimoselle…? - Automáticamente Fresita y Belmont me hacen señas de cortar la llamada mientras me miran atónitos. Carraspeo entrando en mi papel. Ahora sí, que se venga lo chido.
- Espero no haberle causado una sorpresa- ronroneo esforzándome en convertir mi voz de niña de cinco años en la de un hombre super intimidante- Y que cooperen con nosotros si quieren a su príncipe de vuelta- ¡ESTOY MURIENDOME DE LA EMOCION!
- ¿Perdone?
-No, perdone usted- la interrumpo- les doy tres horas para llevar el dinero o lo mato y lo incrusto en el más bello monumento del mundo- suspiro al ver como Steph me hace señas de abandonar la misión.
-Un momento, por favor- tapo el auricular para vocalizar lo más bajo posible.
- ¡Creo que esto va a funcionar!
-Raquel- Dareh se acerca a mi- Es mejor afrontarlo, puedo hablar con la reina y conseguir que no les expulsen.
-Christian ¿No confías en mí?
-Raquel yo- se queda en silencio unos segundos viendo de seguro mi cara de perrito abandonado- Creo que esto es muy arriesgado- estoy a punto de decirle que se calle de una vez y confié, de la manera más amorosa que puedo, pero una voz en el auricular me desconcentra.
- ¿Sí? - Reiré para no llorar por el hecho que ninguno de estos confía en mi inocente plan.
- ¿Con quién estoy hablando? - Joder, es mi tío.
-Con el que tiene a su príncipe secuestrado ¿Tú quién eres? - se me tiene que salir lo macho, sino si lo arruino todo…aunque podría hacer que todos se salieran y rogarle a William por misericordia.
-El jefe de seguridad del palacio- Ay, tío.
- ¿Enserio? - No sabía que su puesto era tan alto- Digo ¿Me darán el dinero o lo mato de una vez?
- ¿Cómo estoy seguro de que tienes al príncipe Dareh?
-Escucharas sus llantos de dolor unos escasos segundos para que sepas lo mucho que está sufriendo a costa suya- elevo mi voz en la bocina al momento que intercambio una mirada rápida con Belmont- Habla, inmundo animal- le tiendo el teléfono a Fresita esperando su grito de angustia.
Él se ve exhausto, sé que no lo hará. Belmont tu turno.
El Pejelagarto le da un puñetazo en el estómago y yo aprovecho para acercarle más el teléfono, sacudiéndolo con mi mano libre.
- ¿Lo escucho? - grito lo más grave que puedo- ¿! ESCUCHO SUS AULLIDOS DE DOLOR¡?
- ¡Collette! - dice Fresita con la voz quebrada- Soy yo, Dareh- tose después de decir su nombre. Como que te pasaste, Pejelagarto.
Lo admiro, se ve tan tierno ayudándonos.
-Quiere que le mandemos un dedo y así termina de confírmalo o que- espeto a mi tío- Por tu ignorancia y falta de respeto en menos de dos horas quiero ese paquete de dinero en…-Iba a decir Francia, pero no- En Alemania.
-Déjame hablar con el- un pequeño escalofrió me hace temblar cuando percibo el tono de voz de mi tío tan serio y amenazante. Puedo imaginármelo con una expresión sombría y tenebrosa- Claro
Belmont sujeta a Dareh acercándolo a mí, al mismo tiempo que forcejean.
- ¿Collette? - se escucha ajetreado y cansado. Nos mira enojadísimo mientras se concentra en lo que mi tío le ha de estar diciendo. Estoy orando a todos las deidades existentes para que no se le ocurra decir la verdad.
Tenemos que ser sinceros, a Fresita se lo van a castigar igual o peor que nosotros.
-No sé dónde estoy, por favor- Dareh suena preocupado, pero nos está maldiciendo internamente- Quiero ir a casa, antes que decidan tirarme por un puente.