En una escuela de princesas “accidentalmente”

XXVI - Confianza

-También me secuestraron a mi- No se porque estoy mas preocupada, por la llamada de mi tío o de que cualquiera de los tres se dé cuenta que estoy hablando con el. Ojalá y me crea.

-Algún día, sobrina- se escucha agitado y creo que no hace falta que diga que hasta sarcástico- Oh, espera. Ese día es aparentemente hoy.

- ¿Collette me expulsara? - Se la respuesta, pero el confirmarlo quizás me evite el crearme esperanzas.

-Ella no lo sabe

- ¿Qué?

-Pon atención- ojeo rápidamente para verificar que ninguno esta viéndome- Afortunadamente reconocí tu voz y una señal divina me dijo que te tendría que apoyar en lugar de echarte de cabeza.

- ¿Cómo conseguiste este número? - Mi mente es mas lenta que un caracol.

-Identificador, memorice el número y listo ¿Quién te manda a ir a Francia, niña?

-Tío- llego la hora de la piedad- Fue un accidente, te lo puedo explicar

-Me lo explicaras cuando llegues aquí, ahora déjame hablar, tengo poco tiempo- Muy bien, de repente estoy metida en una película de James Bond- Según Collette y el personal es un secuestro verdadero. La reina no tardara en hablar con todo el poder de Alemania y es mejor que sigan pensando que lo es ¿Quiénes mas están metidos en esto?

Aunque no lo crean, estoy dudando. No se si es una trampa o un alíen se ha infiltrado en el cuerpo de mi tío para socorrerme.

-Somos cuatro- espero y sea el alíen- Y una está…perdida, pero a la vez no- Su suspiro encolerizado me hace desconfiar mas, ni modo. Plan B, le diré que es mentira y que le estamos jugando una broma…todo este tiempo estuvimos en el sótano si es que ese palacio tiene sótano.

-Con sus pasaportes tomaran el…

-Eh, con eso- ¿Cómo le digo? – Tenemos, pero a la vez tampoco tenemos, en conclusión, llegaremos ahí como en una hora.

Y es que hasta la hora me la estoy sacando de mis ovarios.

-Seguiré con la farsa del príncipe secuestrado mientras ustedes se las arreglan en volver ¿Te parece? - Esta usando su tono enfadado- Así como escaparon tendrán que volver, les daré tres horas, Raquel ¿Estas entendiendo o pensando en otra cosa?

-Si, si, tío- me conoce.

-Dile esto a alguien más o anótalo, estoy seguro de que se te va a olvidar- me conoce demasiado bien.

-En tres horas en la escuela, lo tengo.

-Deben entrar por el área de acceso dorada, el príncipe entenderá- Eso si se me va a olvidar- Debo de irme, por favor, hazlo bien.

-No te decepcionare, tío.

-Confió en ti- y cuelga. Siendo honesta, esperaba que me dijera “Ojalá no” y es que hasta yo espero no decepcionarlo, porque ya me puedo. Confía en mi, al menos se que una persona lo hace y no lo da todo por vencido.

Me acerco a Steph junto con Belmont, temerosa por sus reacciones, estoy plenamente segura de que me creen culpable de todo lo que está pasando…y con justa razón. Están a la orilla del puente, asoleándose como lagartijas. Que barbaros.

- ¡Adivinen que! - metí la pata y nos descubrieron.

- ¿Qué, loquita querida? - Weber voltea y desordena mi cabello, ay que gracioso. Mira como mi risa se va volando para alegrar a todos con tu esplendido humor.

-Tenemos un infiltrado con nosotros- le digo tratando se poner mi cabellera, ahora enredada, más decente. Siento como a mis espaldas Dareh se acerca a nosotros- Debemos de estar en la escuela Ravenden en tres horas como mínimo- sé que Fresita me está viendo, aunque no soy capaz de girar y confirmarlo- Stephen ¿En cuánto tiempo vendrá el contacto de Izaro?

-Su amigo nos vera en el Aeropuerto de Roissy, al parecer tiene un avión privado en Paris y puede prestárnoslo o algo parecido- echa su cabello rubio hacia tras mientras pone sus brazos en jarras- Deberíamos ir yendo hacia ya, al parecer estaría ahí en una media hora, si no mal recuerdo.

-Olvide que estoy con pura gente pistuda aquí- suelto antes de darme cuenta de lo que dije- Discúlpenme- No se si haberles dicho millonarios es un insulto…

-Descuida- Belmont se acerca a mi y me da un rápido abrazo con una cariñosa sonrisa- Mejor vamos camino al aeropuerto.

Se separa y comienza su camino. ¿Quién chingados eres tú y que hiciste con Pejelagarto? Esperaba un empujón o algo por el estilo, no una muestra de afecto. Ahh, ya. Estoy lista para que me lleven. Si me tiene que llegar un ataque de corazón o un desmayo repentino que me dé ya, estoy cansada de la vida.

-Mi contacto nos creará una oportunidad para llegar a tiempo, así que andando- No les diré que fue mi tío. Ante ella soy una actriz profesional, que se lo crean un poco antes de que me vean siendo víctima de los regaños de William. Unos golpecitos en mi hombro me hacen querer girar y dar una patada tipo ninja, por el sobresalto que sufrió mi corazón. ¡BUM! Una oportunidad para el ataque y yo bien despistada.

-Blake- su voz es suave, casi llegando a ser un murmullo.

-Andando- interrumpo a Fresita antes que continúe. Mi instinto me aclamaba que saliera corriendo de ahí como Tom Cruise en misión imposible, pero planté mis pies y no me moví hasta que pensé en algo más coherente que huir.

-Necesito hablar contigo.

-No hay nada que hablar- digo yo, porque la verdad no me apetece hablar de lo que sea qué pasó en la cabina- No ha pasado nada.

-Entonces solo escúchame-él acerca sus dedos hacia mi rostro, pero los detiene cuando faltaban centímetros para poder sentir su tacto- Te lo ruego.

-A ver, ponte de rodillas- digo rápidamente sin poder ocultar mi risa-Perdón, te escuchó, Fresita.

Observó como baja su brazo, y extiende su palma invitándome a tomarle de la mano. Pues qué problema, porque la curiosidad de saber qué pasa si no se la tomo incrementa en mi a cada segundo.

-No estoy orgullo de cómo te hable hace unos minutos- rendida, pongo mi mano sobre la de él. Me da cosita, dejarlo ahí- No estaba seguro de lo que estaba diciéndote y no merecías que te tratase así.




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