En una escuela de princesas “accidentalmente”

XXX - Adiós, Fresita.

Estoy teniendo un deja vu en estos momentos, bueno no exactamente porque la otra vez si tenía pantalones y era porque por casi incendiaba mi antigua escuela. ¡Que aun sigo diciendo que fue un accidente!

 

—Esperará un momento aquí hasta que podamos contactar con Collette y su tío—me notifica con un tono reprobatorio y me atrevería a decir que incluso con decepción. Es la misma mujer con la que me di de luchas en la tierra y aunque no me ha quitado la mirada de furia contenida. Se que es capaz de al menos sentir un poquito de empatía por mí. Es casi de mi estatura, con cabello corto y piel aceitunada.

 

—Está bien, Rogers—digo en un hilo de voz apenada. De todas formas, les cause problemas y ganas de pedir disculpas por todo eso no me faltan.

 

Ella arrastra su silla hasta ponerse de pie. Toma la carpeta llena de papeles de su escritorio caoba y me deja sola en la modesta oficina con varias plantas a su alrededor.

 

Y así pase como una hora, escuchando los pitidos en unas pantallas de video extrañas y esposada a una incómoda silla que aplastaba mi trasero cada vez más. Primero pensaron que era una amenaza terrorista, luego una protestante o que estaba drogada. Hasta que me localizaron como una estudiante de Ravenden, me trataron más amablemente. Tanto que hasta un uniforme me trajeron evitando que ande en calzones.

 

—Raquel Blake—me interrumpe de mi burbuja de pensamientos la agente de seguridad—Asunto arreglado—me sonríe forzadamente para luego acercarse a mí y librarme de esos malditos aros de metal.

 

— ¿Me expulsaron? —digo nerviosa viéndola con impaciencia— ¿Le quitaron el trabajo a mi tío? ¿Iré a la cárcel? ¿Una condena real? Fue un accidente, lo puedo explicar... — dejo de hablar al ver la mirada exasperada de Rogers. Creo que debo de calmarme.

 

—El asunto ya fue resuelto con la Reina, la única indicación que me dieron es que debes de ir a tu dormitorio de inmediato — se hace a un lado dejándome la vía libre para escapar. Se que debo de estar aliviada de que este problema no haya escalado tanto, pero el que me digan que todo esté bien y no haya escarmiento me hace pensar en demasiadas cosas.

 

Obedientemente sigo el camino que varios agentes más me indican, saliendo de la oficina, reconozco el pasillo donde cruzamos a la oficina de Collette en el principio. Con varias decoraciones doradas en la pared y los ventanales al final. Creo que no sería capaz de verle a la cara después de todo esto. No es muy normal que en un día cualquiera una estudiante corra de esa manera en su escuela y de paso que secuestre a su príncipe. Ay ¿Cuándo voy a parar?

 

Durante el trayecto unos murmullos entrecortados eliminaban el silencio incomodo de toda esta cuadrilla de agentes rodeándome.

 

—Espérenme aquí— dice Rogers haciendo una seña a sus compañeros y siguiendo el hilo invisible de esas voces.

Yo no les mentiré, soy curiosa por naturaleza. Así que después de asegurarme que ella estuviera algo alejada de nosotros y hacerme la inocente ante todo el cuerpo de seguridad.

Doy unos ligeros pasos para lograr ver por el pasillo donde Rogers se había ido. Era una nueva área que no había visto antes y donde la reina estaba de pie ante un Dareh sin expresión. Su ropa no era la misma y ni Belmont ni Steph estaban con el…mucho menos mi tío.

—Le recomiendo que no se acerque, señorita—Me pego a la pared tratando con todos mis esfuerzos en ahogar el grito del susto que este hombre me acaba de sacar. Olvide que estaba en medio de varias escoltas que vigilan cada movimiento que hago.

—Tampoco soy tan tonta…— dejo la pregunta al aire esperando que sea tan amable de brindarme su nombre.

—Marcus—me sonríe educado sin despegar su vista de mí.  

—Mucho gusto, ahora si me disculpas, Marcus, voy a seguir espiando lo que no es de mi incumbencia, pero si me interesa—El hace un movimiento con la cabeza dándome permiso de girar y posicionarme en la pared, lista para espiar.

Me inclino cuidadosamente a la derecha, echando un poco de mi cabello en mi cara por si las dudas. Poco a poco me voy acercando al último centímetro de concreto hasta poder visualizar a tres personitas al final del pasillo. Rogers, la reina y Dareh me miraban serios desde la distancia.  Me separo lentamente tratando de asimilar lo que acaba de pasar.

—¿Lo sabias? —le inquiero a Marcus incapaz de moverme. Puedo jurar que el desgraciado esta tratando de no reírse de mi en mi propia cara.  

—Ahí vienen—responde tomando del hombro y devolviéndome a mi lugar dentro del circulo. Con razón dicen que el gato murió por curioso. ¿Cuántas vidas deberá tener el gato para que ya no ande de curioso? ¡Ayúdenme, por favor!

 

 

No sé qué pensar con el hecho de que me hayan pillado, pero hay que tener fe, en que quizá, lo hayan tomado bien. Las pisadas cada vez se hacían mas cercanas y cuando la Reina hizo su entrada la recibimos con una reverencia.

Estaba en medio de todos y podía sentir como cada uno de ellos estaba igual de preocupados que yo. ¡Es que no puedo! El control sobre mi va desapareciendo, al menos ya no estoy en calzones.

Rogers nos miraba, como si quisiera arrancar nuestras cabezas ahí mismo. En especial a mí.

—Tenía la esperanza de no encontrarme con usted en circunstancias comprometedoras, señorita Blake—su tono condescendiente hizo que cualquier pizca de alegría o intención de reírme abandonara mi cuerpo y tomara un avión para escaparse a otro planeta—Ya me notificaron lo ocurrido y debo de decirle, que me decepciona bastante que no tomo en serio nuestra conversación de su incidente en la cafetería el día que llego.

Oculto mi nerviosismo repentino llevando mis manos inquietas a mi espalda y obligándome a no fijarme en la escasez del polvo en el suelo. Debo de encarar esta situación con madurez al menos por una vez en mi vida.




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