Ashley
Nos presentan a ambos, la chica como ya lo menciono Maite y todo el colegio, antes de que llegara, es Aylén Errázuriz, hija del empresario Ismael Errázuriz, eso ya lo sabíamos todos, así que es lo de menos, el chico por su parte es Ronald Garrido, hijo de medico cirujano, por lo que alardeo, así que no es tan humilde como aparentaba, es más bien un poco engreído, por lo que da a mostrar no le gusta sentirse inferior al resto, no le gusta ser menos, al parecer le encanta que lo vean como alguien de dinero, no es el primero que es así, pero es tan irritante como el resto de los que se creen superiores, ya no lo encuentro tan lindo y amable como hace rato, ya dicen que no hay que dejarse llevar por las apariencias, porque engañan y lo hacen bien feo.
—Así que hija del empresario Ismael ¿eh? —dice mi amiga cuando Aylén se sienta con Maite, es evidente que no sabía que decirle.
—Pues, preferiría que no socialices conmigo solo por hija de él—le pide de manera amable—solo tratame como una chica normal, porque no tiene nada de especial ser hija de un empresario.
Está chica sí que es sorprendentemente humilde, no sé me la imaginaba más arrogante al tenerlo todo, me imaginaba que marcaria de inmediato que era su hija, que se comportaría de una manera superior, que haría ver al resto que no estaba a su nivel y que si quería compartir con ella tendría que saber ganarse ese puesto, pensé que no se nos miraría desde arriba dejando en claro que con gente como nosotros no socializaría por el hecho de que ella viene de un lugar mucho mejor que nosotros, pero es todo lo contrario es muy humilde y amable, como había dicho las apariencias engañan.
—¿Y Esteban? —le pregunta Maite—¿No quedo con nosotros?
—No. Como sabes mi hermano es demasiado inteligente como para quedar en un curso como este—responde.
—Era de esperarse—sonríe.
—Si—le devuelve la sonrisa con los labios apretados.
—Imagino que tu hermano es tan lindo como tú—Anto no sabe no meterse en una conversación que no le concierne.
—Se puede decir que nos parecemos bastante— le responde con amabilidad—somos mellizos, así que de todas formas no lo hacemos del todo, él es más alto, me gana por unos par de centímetros y a diferencia de mi tiene los ojos azules.
Si creo que mi amiga no estaba hablando de la apariencia física, más bien Anto se refería a la personalidad, pero ella lo tomo por ese sentido, además Antonella tampoco la corrigió, solo la escucho, y luego le cambio el tema preguntándole por como era vivir en Estados Unidos y por su acento al hablar español, pues era más que evidente que ella no había hablado español en mucho tiempo, porque le costaba usar la “R” en las palabras que se marcaban más, según nos explicó aun le costaba trabajo el hablar bien como de niña, el hablar español.
Después de pasar la asistencia y registrar a nuestros dos compañeros nuevos, la señorita Cristine nos pidió que la siguiéramos había el patio para la ceremonia de inicio de clases, así que no pudimos seguir interactuando con la chica nueva, bueno al menos yo no seguí interactuando con ella, porque no quise, dado a que no me sentía muy cómoda socializando en ese momento. Pero no puedo decir lo mismo por Antonella, porque ella parecía fascinada conociendo a la chica nueva y se olvido por completo de mi existencia, estaba más que entretenida hablando, porque ni cuenta se dio cuando yo me quede más atrás.
—Creo que tu amiga se olvido de ti—me dice a mi lado Cristian al alcanzarme, lo miro y me sonríe de inmediato.
—Se le pasara—le respondo sin darle importancia a su comentario—soy su mejor amiga y soy irremplazable, tal y como ella lo es para mí.
—¿Qué tal si ya no? —lo miro mal de inmediato—digo, al menos es lo que se ve, aunque deberías de decirle que a Aylén le van los chicos.
—¿Cómo? —pregunto sin entender lo que quiere decir.
—Es evidente ¿No? Anto está más que fascinada con la hermana de mi amigo, pero a ella no le gusta las chicas—abro unos segundos los ojos como plato ante su insinuación, pero al entenderlo me largo a reír—¿de qué te ríes? —pregunta serio.
—¿Estas insinuando…—le trato de preguntar entre risas— …Tú crees que a mi amiga… que a mi amiga le gustan… le gustan las chicas? —logro preguntar entre cortado, por no dejar de reírme.
—¿No es evidente? —inquiere con obviedad.
—No—niego enérgica— a Antonella no le gustan las chicas—digo en voz baja—Anto no es homosexual, te lo puedo asegurar, es completamente heterosexual, también le gustan los chicos.
—¿Lo dices enserio? —duda.
—Si, a mi amiga le gustan los chicos, no las chicas—lo veo respirar aliviado—no puedo creer que pensaras que ella era lesbiana.
—Es que…bueno—se pasa la mano por el cabello— tampoco es como que ella se vea muy femenina, le gustan las cosas rudas y siempre suele hablar muy entusiasmada de algunas chicas, que da la impresión de que es…ya sabes, además de que cuando comparto contigo parece ponerse celosa, le molesta que compartamos.
—El que mi amiga sea así, no quiere decir que sea porque es lesbiana y el que se moleste y se ponga celosa porque compartimos, es normal, solo son celos de amiga—le explico—no es porque haya algo más.