POV Adela
—Llevémoslo al orfanato—dice mi padre.
—Esta bien.
Lo cargamos entre los dos y cuando estamos allá, convenientemente no habían llegado los chicos de la escuela y no me encontré con nadie—vamos al sótano—articula papá y lo acostamos en el piso.
—¿Ahora qué?—articulo y miro sus enormes alas con brillo dorado—tan hermosas—me fijo que una de ellas esta sangrando—oh no. Papá, quedate con él aquí que yo iré arriba a buscar algo para ponerle en esa herida.
—Bien.
Subo y busco en un pequeño botiquín que hay en el baño, algodón y bacterodine entonces, bajo.
Le pongo en la herida y él se remueve un poco—listo—digo después de terminar—¿él no se despertará?
—Solo, dejalo descansar un poco pues, recibió un fuerte golpe y además, tiene una de sus alas herida, no puede irse aunque despierte—dice mi padre y yo asiento con la cabeza.
Lo cubro con una manta y salgo poniendo seguro a la puerta y guardando la llave en mi bolsillo.
Después de cerrar la puerta me encuentro que la señora Penelope—ya volviste Adela, ven ayúdame con los quehaceres de la casa—la sigo y vamos al área de lavado—lava esas sábanas que están ahí y luego que termines ven a la cocina para preparar la cena.
Ya no me molesto por las cosas que la señora Penelope me manda a hacer porque, todos aquí tienen que hacer algo es decir, ayudar en la casa así que, me pongo a lavar las sábanas las cuales al observarlas veo que están manchadas con lo que parece orina, respiro hondo y busco el jabón líquido echándolo en una ponchera grande junto con las sábanas y comienzo a estregarlas.
Las enjuago y las tiendo. Voy a la cocina a ayudar—Adela—me llama mi padre.
—Aquí estoy, ¿qué sucede?—digo en voz alta inconscientemente.
—Se que estas aquí Adela y no sucede nada por lo tanto, ponte a pelar esas papas—dice la señora Penelope.
—No le hablaba a usted sino a...
—¿A quién?
—Me iré a pelar las papas.
Recuerdo que decir que papá existe es difícil de creer para algunas personas porque como ellos no lo ven ni lo sienten piensan entonces, que no existe.
Y me pone un poco triste recordar lo que pasó cuando llegué aquí por primera vez.
Comienzo del flashback
—Adela, trae tus cosas que nos vamos—manifiesta la abuela y yo bajo las escaleras con mis dos maletas lo más rápido que puedo—¿pero cómo...cómo pudiste bajar esas dos maletas tu sola?
—dice y yo solo sonrío sabiendo que mi padre me ayudó.
Nos vamos y llegamos al orfanato, yo me pongo nerviosa y en ese momento siento la mano de mi padre tomar la mía—tranquila yo estoy aquí.
—¿Crees que les agradaré?—pregunto llena de inseguridad.
—¿Por qué no lo harían?, eres una chica muy dulce debes agradarle seguro—me contesta papá.
Las cosas no fueron tan bien ya que, cuando llego me ponen en una cama compartida con otra niña y yo queriendo dormir al lado de mi padre como me era costumbre me acuesto en el piso poniendo una sábana y una almohada después que pasaba un rato y que la persona que estaba conmigo se durmiera.
Pero, entró al cuarto la señora Penelope y me vió en el piso—¡¿qué rayos haces tirada ahí en el suelo niña?!—vocifera y me quita las sabanas de encima y me jala por un brazo haciendo que me ponga de pie—¿crees que eres un animal o qué?
—no sabía que decirle—¡responde!—con su voz have que todos en la habitación se despierten.
—Y-yo...es que quería dormir con mi padre y no podía si tenía a alguien al lado ¿verdad papá?—se me quedan viendo después que hablo.
—¿Papá?, aquí no está tu padre niña y si lo estuviera no estarías en este lugar.
—dice y yo frunzo el ceño.
—¡Si esta aquí!, justo a mi lado—expreso tratando de hacerla entender.
—Es una pena...—musita mirandome de arriba abajo.
—¿Qué cosa?—pregunto.
—Que estas demente niña porque, aquí no hay ningún padre tuyo es más, según me dijeron tus abuelos tu madre concibió debido a que fue un banco de esperma así que, ¿quién sabrá quién es tu padre? Si ni si quiera tus abuelos saben y de seguro tu misma madre—escucho que algunos se ríen y otros murmuran que estoy loca.
Me entran unas inmensas ganas de llorar
—acuestate en la cama, ¡ahora!—asevera la señora Penelope.
—¡No quiero!
—Ah muy bien, dormirás entonces, en el sotano junto con el niño que murió ahí jaja—dice mientras me lleva de la mano escaleras abajo.
—¿Qué dice?—cuestiono algo asustada.
Abre la puerta y me empuja dentro—y dormirás en el suelo para que duermas con tu papi si no te comen los ratones antes jaja—me asusto mucho.
Ella cierra la puerta y yo le grito con todas mis fuerzas que me sacara de aquí pero, no me hacía caso.
Final del flashback
Suspiro recordando todo aquello.
Terminamos de cocinar y después de cenar bajo a mi habitación la cual, es el sótano.
—Oh, se me olvidó preguntarte, ¿para que me llamabas?—le pregunto a mi padre.
—Ya lo verás.
Entro al cuarto y veo al hombre con enormes alas de pie.