Enamorada de mi hermano

Capítulo 27 Castigo

El corazón de Dipper estaba dañado, partido en pedazos, ya no soportaba dormir en la misma habitación que su hermana gemela.

Desde ese día Dipper dormía en el sofá, era un poco incómodo, eso No le importaba era mil veces mejor dormir hay que en la misma habitación que su hermana, bueno su ex hermana.

Mabel seguía esforzándose para ganar el perdón de Dipper, sin poder soportarlo más Dipper salió de la Cabaña del Misterio, claro que no le dijo a nadie. Quería estar solo, meditar sus ideas y en especial quería evitar estar cerca de Mabel. 

Dipper actuaba frío, con odio y rencor pero en realidad estaba sufriendo, las palabras de Mabel lo habían lastimado grandemente.

Tomo su teléfono y comenzó a buscar entre sus contactos, tenía que decírselo a alguien, necesitaba de un amigo que pudiera escuchar sus penas.

Dipper sabía que era un tonto, quien podría entender lo que estaba sufriendo.

Mientras Dipper buscaba la manera de aliviar su dolor, su hermana Mabel lloraba sin consuelo, su error le había costado a su hermano, Dipper ya no quería verla, ya no quería escucharla, ya no quería ser su hermano.

De todas las personas que habían en el mundo tubo que lastimar a la que más le importaba, sus sentimientos, los sentimientos que Mabel tenía hacia su hermano hacia que el dolor fuera más potente, lo estaba perdiendo, estaba perdiendo al chico que amaba, no era un amor de hermano si no algo más. 

Mabel amaba a su hermano, eso estaba prohibido, era indecente, era algo enfermo, aún así Mabel tenía esos sentimientos hacia su hermano. 

- Por que me tuve que enamorar de ti Dipper - replicó para sí misma. 

Las lágrimas salían de sus ojos, con cada nueva gota de agua el dolor era más fuerte, no podía besar a su hermano, no podía abrazarlo, sentir su cariño, su calor.

Sin Dipper Mabel no podía vivir.

Parecía que no había nada que hacer, solo quedaba soportar el dolor, aguantar el sufrimiento. Cómo hacerlo cuando el chico que siempre fue tu salvador, que siempre fue tu razón para vivir ya no estaba, Mabel ya no tenía a su chico, ya no tenía a Dipper.

Era fácil de explicar, Mabel ya no tenía una razón para vivir.

En la mansión noroeste un chico de cabello castaño tocaba la puerta, este chico era Dipper, el muchacho que había sido atravesado por las duras palabras de su hermana gemela.

Entre sus contactos llamo a la persona en la que más confiaba a parte de su hermana, Pacifica era buena amiga, de seguro sabría escuchar las problemas del castaño y con suerte le ayudaría a sentirse mejor.

Dipper sintió mucha pena, de seguro Pacifica tenía mejores cosas que hacer que escuchar los problemas familiares de un niño pero Dipper estaba desesperado, quería un poco de ayuda, un poco de comprensión y quién mejor que la chica que lo amaba.

Las enormes puertas se abrieron rebelando a un hombre mayor en traje negro.

- Buenos días joven, en que le puedo ayudar.

- Buenos días - respondió Dipper nervioso - está Pacifica en casa.

por un momento Dipper se asustó esperaba que la persona que abriera la puerta fuera Pacifica, claro que no había problema si solo era un sirviente, es solo que Dipper sabía que no le agradaba a los padres de Pacifica, solo sería un visita rápida, solo hablarían y ya, no quería causarle problemas a su amiga.

El hombre mayor miro a Dipper más de cerca y sonrió.

- Si la señorita está en casa, pase ella lo espera.

Con piernas temblorosas Dipper entró por las enormes puertas, estado adentro Dipper abrío los ojos como platos, una enorme sala, estatuas y adornos, cuadros en las paredes y una enorme escalera que llevaba a los pisos superiores.

Dipper ya había estado en la mansión noroeste antes, aún así toda esa riqueza y todo ese lujo eran demasiados para sus estándares.

- Espere aquí, le diré a la señorita que su visita ya está aquí.

El señor mayor se alejó subiendo las escaleras, Dipper solo se quedó hay esperando, sus piernas eran como la gelatina, sentía que en cualquier momento los padres de Pacifica podrían aparecer, si eso llegaba a suceder no sería nada bonito para el.

Dipper divisó a una persona que bajaba las escaleras, por un momento pensó que era Pacifica, al ver su largo cabello negro era claro que no lo era.

- Me alegre verte Dipper. 

- Disculpa ¿te conozco? - pregunto Dipper inseguro.

- Lo lamento, de seguro no me reconoces con este cabello, Soy Pacifica.

Dipper quedó sin palabras, ¿la chica que tenía frente a sus ojos era Pacifica? Era una verdad difícil de aceptar.

- Disculpa, no te reconocí - dijo Dipper con tristeza.

Pacifica se acercó y le dio un beso en la mejilla.

- Tranquilo no estoy enojada, ven subamos, así podremos hablar más a gusto.

Pacifica tomo a Dipper del brazo y lo guío por toda la mansión hasta que llegaron a su habitación.

Adentro Pacifica se sentó en su cama e invitó a Dipper a hacer lo mismo, con nervios el castaño acepto. Se suponía que solo sería una visita rápida y ahora se encuentra una chica diferente a la que el conocía, y no solo eso estaba en la habitación de Pacifica.




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