Pacifica se encontraba justo en frente de la Cabaña del Misterio, era el lugar donde vería a Dipper ¿Pero que estaba pasando? Por alguna razón no podía moverse. Su cuerpo temblaba sin control.
Repetidas veces Pacifica soltaba palabras de odio a Dipper. Todavía no lo entendía pero creía que Dipper era la causa de que su cuerpo no se pudiera mover.
— ¡Vamos! Deja de temblar, muévete , muévete ¿Por qué no te mueves?
No podía entenderlo, se supone que había venido para hablar, solo saludar y ya, pero las cosas no salieron como lo había planeado. De repente mi cuerpo comenzó a temblar, se que este sentimiento que me invade es miedo.
No lo entiendo todavía. ¿Por qué tengo miedo? No tiene sentido, no tengo por qué temer, Dipper y Mabel son buenas personas ¿Que me está pasando?
Mientras Pacifica luchaba con sus emosiones y su propio cuerpo, no se percató que sus gritos habían llegados a los oídos de un chico, al cual estaba empezando a odiar por causarle tanta confusión.
Sé trataba de Dipper Pines.
Los incesantes gritos y quejas habían llegado a los oídos de Dipper, quedando desconcertado, Dipper se pregunto quién o que podría estar causando tan enorme alboroto.
Entonces un sudor frío corío por su frente, cuando las palabras "Odio a Dipper" llegaron a sus oídos.
Que está pasando. Se preguntaba Dipper desde dentro de la Cabaña del Misterio. Primero pensé que podría ser un animal salvaje. Pero al escuchar que alguien decía mi nombre con odio en sus palabras, quede completamente estupefacto.
¿Alguien me odia? Quién podría ser, no la verdadera pregunta es ¿Por qué? Quién podría odiarme tanto como para gritarlo de una manera tan violenta.
Los gritos todavía podían ser escuchados desde afuera de la cabaña, yo no me atrevía a salir, no lo entiendo no recuerdo haberle echo daño a alguna persona como para que me odiara tan fuertemente.
Mi cuerpo temblaba por el pánico. En este momento la curiosidad es mi enemiga, por un lado quería abrir la puerta y salir, para saber quién era la persona que me odia y por otro lado temía salir.
Varios escenarios cruzaban mi cabeza, lo único que podía pensar era que si habría la puerta terminaría arrepintiéndose. No sabia quién gritaba mi nombre, que tal si era algo o alguien malo o monstruoso si era así, abrir la puerta sería mi condena.
Dipper ya no podía soportarlo más, la curiosidad había ganado la batalla, tragando saliva y con manos temblorosas Dipper abrió la puerta.
Lentamente la puerta se abrió, cuidadosamente Dipper asomó su vista, tratando de ver sin abrir la puerta por completo. Tratando así que la persona que se encontraba afuera no se diera cuenta.
Dipper quedó paralizado, sin habla su cuerpo se había congelado, decenas de escenarios pasaron por si cabeza.
Pero no, nunca pensó que la persona que estaría murmurando su nombre con odio y rabia, sería nada más y nada menos que Pacifica.