En un lago en medio del bosque, en un pequeño muelle echo de madera se encontraba una chica de largo cabello rubio.
La chica no hacía gran cosa solo mantenía sus pies desnudos en el agua, jugaba con el agua creando pequeñas olas con el movimiento de sus pies.
Se traba de Pacifica Elice Noroeste.
Tan solo era la hija de Preston Noroeste, uno de los hombre más ricos de Gravity Falls.
¿Que hacia la hija de un hombre de mucho dinero en un lugar apartado y solitario? Pacifica no estaba en ese lugar por casualidad o accidente, estar hay era algo que ella había planeado.
No se quedaría sola por mucho tiempo, al menos eso es lo que ella esperaba ya que tenía la esperanza de que la carta que escribió con tanto esmero fuera leída por la persona que deseaba ver.
La carta era muy clara, Pacifica quería encontrarse con una persona, en palabras escritas decía que tendría que disculparme apropiadamente.
Esto no era más que una simple escusa, era cierto que Pacifica sentía remordimiento por el roce que tubo con Dipper, más que disculparse ella quería verlo.
Por esa razón ella había escogido una lugar apartado y tranquilo, donde nadie pudiera molestarlos.
Pacífica dio una largo suspiro, se levantó y estiró su cuerpo ya estaba empezando a perder la paciencia, se había levantado muy temprano solo para dejar la carta en la cabaña del misterio con la esperanza que está fuera encontrada por Dipper.
Lo único con lo que Pacifica podía contar era la suerte, si tenía suerte el destino estaría de su lado, lo que más temía era que alguien aparte de Dipper encontrara la carta.
Pacifica sacudió su cabeza frenéticamente, se regaño a así misma.
— Vamos Pacifica tienes que dejar de ser tan negativa, Dipper vendrá estoy completamente segura — el adjetivo de estas palabras era darse valor a así misma, a pesar de ser la hija del hombre más rico del pueblo, Pacifica carecía de valor y más si se trataba de confrontar a Dipper, así como lo ocurrió la última vez.
Pacifica miró al cielo, el sol ya se encontraba en su punto mal alto, Había pasado ya un buen rato desde que Pacifica entrego la carta ya estaba comenzando a perder la esperanza.
— El no vendrá verdad, por que soy tan ingenua dudo que Dipper quiera pasar el tiempo con una cobarde como yo.
Pacifica siempre había sido una chica insegura, desde que podía recordar aquella chica cruel había sido creada por sus propios padres, Pacifica no tenía el valor suficiente para actuar por sí misma, sus padres la educaron para tratar a las personas como seres inferiores, Pacifica lo hacía así sin más.
Desde muy pequeña se sentía como un títere, y sus padres siempre se habían encargado de mover los hilos.
Después de mucho esperar finalmente Pacifica se rindió.
—El no vendrá verdad— murmuró para si misma. Con su autoestima aplastada Pacifica vio por última vez el lago, dio media vuelta y comenzó a caminar.
Pequeñas lágrimas se estaban formando en los ojos de Pacifica, cuando ya estaba por rendirse desde lejos vio la silueta de una persona.
Todavía estaba muy lejos para ver bien, cuando se acercó mas se trataba de un muchacho castaño, la gorra azul que llevaba puesta en su cabeza confirmaba que era la persona que Pacifica estaba esperando.
— ¡Dipper estoy aquí! — gritó Pacifica, esto fue suficiente para hacer que el castaño se asustara.
Dipper se apresuro más, corrió para cortar distancia más rápidamente hasta que el y Pacifica quedaron junto en frente del otro.
— Te tardaste mucho — Dijo Pacifica bajando la mirada — comenzaba a pensar que no vendrías.
— Lo siento mucho — contesto Dipper sin aliento — claro que iba a venir es solo que me perdí en el bosque y bueno digamos que me tomo un tiempo encontrar el camino.
Cuando Dipper mencionó lo torpe que era por perderse en el bosque hizo que Pacifica soltara una pequeña risa.
— Que es tan gracioso — Pregunto Dipper — No es divertido pude haberme perdido para siempre.
— Lo siento mucho, es difícil de creer que puedas perderte en el bosque.
— Está carta es tuya — Señalo Dipper sacando la carta de su bolsillo, esto hizo que los nervios de Pacifica se activarán.
Dipper se había tomado la molestia de ir al lago Gravity Falls, por petición de Pacifica.
Pacifica estaba muy agradecida por eso, aún así le costaba mantenerse en calma cuando estaba cerca a de Dipper.
«será que podre decírtelo» medito Pacifica dentro de su mente, la verdadera razón por la que quería encontrarse no era para disculparse, en realidad Pacifica deseaba verlo, dentro de ella había un sentimiento que la torturaba y no la dejaba dormir.
Aquel sentimiento que la atormentaba no era mas que el amor que sentía por el chico castaño de gorra azul, llamado Dipper.
Después de los días que habían pasado, Pacifica se dio cuenta de que en realidad si estaba completamente enamorada de Dipper, al principio se negaba a creerlo pero después de meditarlo cuidadosamente, Pacifica se dio cuenta que tendría que confesar sus sentimientos.