Enamorada de mi hermano

capitulo 21 sueño

Los rayos del sol golpeaban la ventana de una vieja cabaña en medio del bosque. 

Está cabaña era llamada, la Cabaña del Misterio, un lugar donde los turistas que vienen de paso, podrían distraerse con extravagantes rarezas. 

En el piso de arriba había una habitación donde dos chicos dormían. 

Dipper y Mabel pines. 

Mabel era una chica y Dipper un chico, eso no evitaba que durmieran en es mismo cuarto. 

Para cualquiera sería inapropiado que unos niños que ya estaban en la adolescencia durmieran en la misma habitación. 

Para cualquiera aunque no para ellos, si bien era verdad que crecerían y a la larga tendrían que dormir en habitaciones separadas, Mabel y Dipper lo hacían por el simple hecho de ser hermanos y no solo eso ambos eran hermanos gemelos. 

A medida que el sol salía por el este, los rayos del sol penetraban en la única ventana de la pequeña habitación donde Mabel y Dipper dormían. 

Una muy cansaba Mabel, mantenía sus ojos cubiertos con su sabana con la esperanza que los rayos del sol no perturbaran su sueño. 

Lo que Mabel más quería era dormir, disfrutar del mundo de los sueños donde nada es imposible, donde las fantasías se convierte en realidad. Donde podía disfrutar de sus sueños sin temor a ser criticada o juzgada por los demás. 

Era su paraíso. 

En un tranquilo parque, Mabel se encontraba sentada en una banca de madera, esperando a que la persona que quería ver apareciera. 

Cuando el apareciera, Mabel sabía que saltaría a sus brazos y lo besaría como nunca. 

El tiempo pasaba y su paciencia se agotaba, finalmente decidió levantarse, dio unos cuantos pasos de lado a lado, no tenía ninguna intención de ir hacia algún lugar, lo que quería era estirar las piernas, aumentar la circulación para que sus entumecidas piernas se aliviarán. 

Con todo el tiempo que había estado esperando no se había percatado que todo a su alrededor era más pequeño, los árboles, también unos niños que pasaron corriendo justo a su lado, parecía que el mundo se había echo pequeño. 

Desconcertada, Mabel miró sus manos entonces su boca se abrió completamente por la sorpresa. 

Sus manos le parecieron extrañas, sus palmas eran más grandes, sus dedos más largos y sus uñas estaban pintadas de rojo. 

No parecían ser las manos de una adolecente y no lo eran, al estudiar su cuerpo noto que era mucho más alta. 

Llevo sus manos a su pecho y se petrifico, su pecho que era completamente plato típico de una niña, ahora estaba completamente desarrollado, tan solo con tocarlo Mabel podía sentir debajo de su vestido el sostén que mantenía a raya sus pechos que amenazaban con explotar en cualquier momento. 

Al mirar más detalladamente su cuerpo noto que ya no era una niña, el cuerpo que miraba con sus ojos no era el de una infante, lo que estaba mirando era el cuerpo de una mujer. 

Unos tacones rojos cubrían sus pies, era la primera vez que usaba unos tacones, solo cuando tenía seis años había jugado con las cosas de su madre. Se había puesto maquillaje, un largo vestido y unos tacones que en aquel tiempo resultaron muy incómodos. 

Aquella ocasión no contaba para era, después de todo solo era un juego. 

Sus piernas eran más largas, su cabello le llegaba casi hasta la cintura. Comenzaba a sentirse incómoda, por simple acto de reflejo llevo una de sus manos a su boca, jugar con sus frenillos siempre la tranquilizaba de alguna manera, estos ya no estaban. 

¿Quién era ella ahora? ¿a dónde se había ido la niña pequeña amante de los dulces? El estrés comenzó a cal comer su calma. 

¿Acaso estaba dentro de un sueño? Mabel suspiro tranquilizando su respiración, por un momento había entrado en pánico. 

Era un sueño, si debía serlo, después de todo lo último que Mabel recordaba era estar en la cabaña del misterio, en su habitación mirando el techo, Mabel movía sus pies frenéticamente. Estaba perdiendo la paciencia. 

Dipper había desaparecido, no sabia cuando, ni a donde fue lo único que podía hacer era esperarlo. Espero tanto que se quedó dormida. 

Mabel cerro sus ojos, ya había pasado demasiado tiempo dormida y consideraba que era tiempo de despertar, cerro sus ojos fuertemente ni aún así podía despertar. 

Volvió a mirar sus alrededores y no encontró nada, noto un objeto brillante en su mano derecha, movió su mano más cerca de su vista, no era un objeto extraño si no un anillo. 

— ¿Que es esto? ¿Por que tengo un anillo? — se preguntó. 

Al mirarlo más de cerca, no era un simple anillo, era una joya exquisitamente pulida y limpiada, en el centro del anillo había una joya, un diamante para ser exacto. 

Mabel no sabía mucho de joyas, pero su conocimiento era suficiente para saber que era una anillo de oro con un diamante de buen tamaño en el centro, de seguro costaba una fortuna. 




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