-Hola pequeña- Dijo Manuel sonriendo -Te ves linda en pijama, no me llamaste, por eso vine hasta aquí-
-Hola profesor, no esperaba que vinieras- Dije un poco nerviosa, seguía causando ese efecto en mí -Estpy enferma, por eso no fui al colegio, pasa por favor-
-¿Que te parece si vamos a comprar un té y unos pastelitos para que te sientas mejor?- Tan lindo.
-Me parece bien, sólo dame unos minutos para cambiarme- Dije mirando mi pijama.
-No te cambies, te ves muy linda así- Dijo sonriendo, la verdad es que tampoco quería cambiarme ya que con mi pijama me sentía muy calentita y cómoda -Podemos pedirlo para llevar si gustas-
-Me gusta eso, vamos entonces- Dije mientras cerraba la puerta de mi casa, caminamos en dirección hacia su coche, un hermoso camaro blanco, me abrió la puerta y entré en su coche, olía a Manuel, luego rodeó el auto y subió.
-Lindo auto- Le dije, no sabía mucho de autos pero siempre me habían gustado esos coches.
-Te lo puedo prestar en lo que arreglo el tuyo- Dijo. Lo consideraría.
Y seguimos hablando durante todo el camino, hasta llegar a un café, le pedí que fuera él solo ya que me daba un poco de pena mi aspecto. Después de 15 minutos regresó al auto con dos vasos de té y dos pastelitos, y nos fuimos hacia mi casa.
Al llegar grité el nombre de Nicolás para ver si ya había llegado pero no respondió, estaba sola en mi casa con mi sexy profesor.
-¿Qué quieres hacer?- Pregunté. Manuel me miró de una forma sexy insinuando ¿qué? Mi corazón se paralizó -Ni lo pienses- Dije rápidamente.
-Tranquila pequeña, es broma- Dijo riendo, mi corazón volvió a latir -Podemos conocernos un poco más mientras comemos nuestros pastelitos- Esa idea si me agradó.
-Sip, sólo voy a mi habitación por una cobijita, tengo frío- Dije mientras me disponía a subir las escaleras.
-Voy contigo Pamela- Dijo y me siguió sin esperar una respuesta.
Llegamos a mi cuarto y abrí la puerta, él se puso a observar las fotografías que tenía pegadas en mi pared mientras yo sacaba mi cobijita del clóset.
-Se ve que te gustan las fiestas- Dijo al llegar a unas fotos donde me encontraba con mis amigos en fiestas -También se nota que te gusta la playa-
-Viví en la playa dos años, quería alejarme un poco de todo, ya sabes, descubrir a la verdadera Pamela, por eso es que sigo en el colegio, cuando debería estar ya en la universidad- Dije mientras me sentaba en mi cama.
-¿Y la encontraste?- Dijo mirándome con intención de que le siguiera contando.
-Sigo en eso, pero me sirvió bastante, ya que me estaba perdiendo a mí misma, poco a poco me convertía en una chica materialista y superficial, no me importaba nada, ni la escuela, ni mis padres, nadie, ni siquiera yo misma- Dije sincera recordando esa época.
-A veces es bueno alejarse de la monotonía para volver a valorar lo bueno que tenemos, a mí me pasó algo parecido, es por eso que ahora doy clases, para compartir un poco de lo que tengo- Mi profesor si que me sorprendía y también me comprendía, presentí que podríamos llegar a ser muy buenos amigos, por lo menos.
-Me encanta tu forma de pensar, no me gustan las personas egoístas, aunque respeto la forma de pensar de cada persona- Dije invitándolo a sentarse junto a mí, que ya me encontraba cubierta y recostada en mi cama -¿Sabes una cosa?-
-¿Qué cosa?- Dijo con cara de intriga.
Me quedé "pensando" un momento.
-Dime Pamela, me intrigas- Dijo con desesperación. Se veía tan lindo así.
-Nada- Dije riendo -Sólo quería lograr esa cara que pusiste-
En ese momento, Manuel se puso de rodillas sobre mi cama, frente a mí y comenzó a hacerme cosquillas, ¡oh no!
-¡Pa... para... por favor!- Dije sin poder respirar a causa de la risa.
-Es mi venganza, pequeña- Dijo riéndose -Me encanta tu risa-
Creo que yo en ese momento ya estaba más roja que un tomate, me dolían los músculos de la cara y el estómago y salían lágrimas de mis ojos.
Justo en ese momento alguien abrió la puerta de mi habitación, era Nicolás.
-¿Qué rayos están haciendo?- Dijo mirando más a mi profesor que a mí, su cara era bastante seria -Sus risas se escuchan hasta la entrada, y ¿quién eres tú y por qué estás en la cama con mi hermana?- Dijo con un tono un poco enojado.
-Soy Manuel- Dijo mi profesor levantándose rápidamente -Soy su am- Manuel me miró -Soy su novio-
-¿Qué?- Dijimos Nicolás y yo al mismo tiempo.
-¿Desde cuando tienes novio Pamela?- Ni siquiera yo lo sabía, ¿qué debía responderle?
-Desde hace unos días- Dije siguiéndole el juego a mi profesor, ya hablaría con él.
-¿Y por qué no me lo dijiste?- Dijo Nicolás aún más enojado.
-Nico, ¿me das un minuto? te prometo que te lo explicaré- Dije esto y Nicolás asintió y salió de mi habitación.
-¿Por qué le dijiste eso?- Le reclamé a Manuel.
-Lo siento, no supe cómo decirle que soy tu profesor, y que por alguna razón me estoy enamorando de ti- ¿Qué? ¡Dios mío! Eso me sorprendió bastante.
-¿Es verdad lo que dices?- No lo podía creer, estaba segura que era broma.
-Es verdad, me encantas desde el primer momento en que te vi, y poco a poco, conociéndote encuentro cosas en ti que me hacen sentir de una forma diferente a todo lo que había sentido antes, eres hermosa por dentro y por fuera- Estaba en shock, Dios mío.
-Manuel, yo no sé que decir, yo nunca me he enamorado, pero contigo las cosas son diferentes, aunque eres mi profesor yo siento muchas cosas cuando estamos juntos, no sé, no sé que decir- Dije casi temblando de los nervios. No encontraba las palabras adecuadas para expresarme.
-Tranquila, ya después hablaremos con más calma- Dijo acariciando mi cabello -Ahora veamos que le vas a decir a tu hermano-
-Ya inventaré algo creíble, debes irte- Dije levantándome de mi cama.
-Está bien, si te sientes mejor, mañana te veré en clases- Dijo mientras bajábamos las escaleras -Que te mejores pequeña- Me dio un pequeño beso en la frente.