-¿Quieres bailar un rato?- Dije separándome un poco de los labios de Manuel.
-Hay muchos chicos del colegio allá afuera, pero quiero que todos vean que la niña más hermosa baila conmigo- Dijo al mismo tiempo que tomaba mi mano para salir al jardín.
Llegamos a la pista y comenzamos a bailar, inmediatamente sentí las miradas de la mayoría de los invitados, simplemente los ignoramos y continuamos bailando.
-Eres perfecta- Dijo mi profesor acercándose a mi oído para que pudiera escucharlo y yo no pude evitar ruborizarme como una adolescente enamorada.
Desde la llegada de Manuel la fiesta se tranquilizó aunque varios chicos murmuraban y se preguntaban qué hacía el profesor Manuel bailando conmigo, ya buscaría alguna excusa para no meternos en problemas. Por lo pronto sólo quería disfrutar de la compañía de mi novio y de la música.
...
Escuché que tocaban la puerta de mi habitación, abrí lentamente los ojos e inmediatamente al sentir la luz en mis pupilas un dolor punzante atacó mi cabeza. Busqué con la mirada el reloj sobre la mesita y eran las 2:45 de la tarde.
-¿Estás despierta Pam?- Escuché la voz de Diego, salí de la cama moviendo mi cuerpo con pesadez, necesitaba un analgésico.
-Ya salgo- Dije con voz fuerte para que pudiera escucharme. Fui al baño y me lavé la cara con agua fría, cepillé mis dientes rápidamente y salí de mi habitación.
Diego me esperaba sentado en una de las sillas de la cocina mientras bebía un jugo. Me acerqué a él para darle un beso en la mejilla.
-Al fin despiertas dormilona- Dijo riendo -Necesito hablar contigo, siéntate-
-Necesitas aclararme muchas cosas o me volveré loca creando tontas teorías en mi cabeza- Dije mientras me servía un poco de jugo en un vaso -Pero primero iré a buscar una aspirina, este dolor me está matando-
Regresé a la cocina y me senté frente a él.
-Tú me gustas Pam, pero también me gusta alguien más- Dijo mirando al interior de su vaso -Anoche te besé porque pensé que haciéndolo me daría cuenta con quién de los dos quiero estar, fue muy estúpido, perdóname, no quise arruinar tu noche- Dijo esta vez mirándome directamente.
-¿Ese alguien más es un chico?- Dije sin pensarlo dos veces y noté cómo Diego se puso nervioso, no tenía idea de cómo me enteré de eso -Ayer te vimos Nat y yo en el centro comercial-
-Lamento habértelo ocultado, sé que estuvo mal- Bebió un poco de jugo y prosiguió -Es por eso que ahora te contaré todo, hace unos meses conocí a este chico en una fiesta, hablamos toda la noche y nos la pasamos muy bien, me pidió mi número y al día siguiente me invitó a salir, fuimos a un bar, bebimos un poco y continuamos conociéndonos, el punto es que desde ese día hemos estado saliendo. Un día me confesó que es gay y que yo le gusto, me sorprendí demasiado y a partir de ese momento comencé a ver las cosas distintas-
-¿Comenzaste a enamorarte de él?- Pregunté emocionada.
-No tanto así, pero ya me arreglaba más cuando salíamos y empezaron a gustarme aspectos de su personalidad y obviamente también de su físico- Noté cómo se sonrojó al decir esto -El problema fue que tú me gustabas desde antes y eso hizo que intentara ocultar mis nuevos sentimientos-
-Sabes que eres mi mejor amigo y te amo demasiado pero no de la forma en la que ése chico puede llegar a hacerlo- Dije levantándome para buscar algo de comer.
-Lo sé Pam, y ayer me di cuenta que yo también sólo puedo quererte como mi mejor amiga, es por eso que no me arrepiento de haberte besado- Dijo acercándose a mí -Le daré una oportunidad a Kevin-
-Es exactamente lo que tienes que hacer- Lo abracé -¿Así que ese chico misterioso se llama Kevin? Lindo nombre, debes presentarnos pronto-
-Pronto lo conocerás, ahora voy a verlo para aclarar algunos asuntos que tenemos pendientes- Dijo separándose de mí y dirigiendóse a la entrada -Gracias por comprenderme Pam, nos vemos en un rato-
Me despedí de él con la mano y me serví un poco de cereal con leche para desayunar.
Al terminar lavé mi plato y fui hacia la habitación de Nat para ver si ya estaba despierta pero no la encontré ahí y mi hermano tampoco estaba en la suya así que salí al jardín para limpiar un poco, al parecer estaba sola.
Después de dejar la casa limpia decidí invitar a Manuel a nadar un rato en la piscina ya que el calor era casi insoportable.
Después de una hora llegó Manuel con pizza.
-Hola pequeña- Se acercó a mí y me dio un tierno beso en los labios.
-¿Estás listo para relajarte un buen rato?- Dije tomando la pizza para ponerla sobre la mesa.
-Claro que sí, me puse mi mejor traje de baño sólo para ti- Dijo abrazándome por la espalda -Ve a cambiarte te espero en la alberca-
Me giré para besarlo. Luego de unos segundos me separé y fui hacia mi habitación a cambiarme. Esta vez elegí uno un poco más sencillo que el de la noche anterior.
Al llegar a la piscina Manuel ya se encontraba dentro y casi me da un paro cardíaco al verlo así, de inmediato sentí el calor en mis mejillas.

-Te ves hermosa mi pequeña- Dijo sin dejar de mirarme -Ven-.
-Tú te ves muy sexy, profesor- Dije entrando a la alberca.
-Me encantas pequeña, te veo y no sabes lo afortunado que me siento por tenerte a mi lado- Me dice tomándome por la cintura al mismo tiempo que me acerca a su perfecto cuerpo -Te quiero tanto-.
-Tú no sabes lo afortunada que soy yo de que me permitieras entrar a tu vida y aunque llevamos poco tiempo juntos, te has convertido en alguien muy especial para mí, mi querido profesor- Me acerco aún más a él para juntar nuestros labios y fundirnos en un tierno beso que poco a poco se fue tornando más intenso.
Pasamos un rato en el agua, hasta que llegaron Natalia y Nico. Salimos del agua y nos envolvimos en toallas enormes, ya eran casi las 9 y mi única comida en el día había sido un vaso de jugo y cereal con leche, por lo que mi estómago pedía alimento con desesperación así que decidimos ir a la cocina para comer la pizza que había traído Manuel.