Confiar en él

-Pamela, despierta- Escuché que decía, pero mi cuerpo aún se encontraba sumido en el sueño, no tan sumido obviamente, porque pude escucharlo –Pamela- Me movió ligeramente tomándome del hombro.

-¿Qué pasa?- Respondí somnolienta.

-Tienes que levantarte inmediatamente- ¿Qué hora era? Levanté levemente la cabeza para ver la hora en el reloj sobre la mesita, las 2:25 a.m. ¿Por qué tenía que despertarme tan temprano?

-¿Por qué? ¿Qué pasa?- Me senté al comprender que algo extraño estaba pasando y por la hora y la expresión en su rostro supe que algo andaba mal.

-Tengo que sacarte de aquí- Me ayudó a quitar las sábanas que cubrían mi cuerpo –Ya no es seguro estar en esta casa-

No tenía sentido, esta era la casa más segura en la que jamás había estado, la puerta había resistido incluso las balas. Presentía que algo realmente malo pasaría para llegar al punto de abandonar este sitio.

-¿A dónde iremos?- Pregunté despertando por completo y levantándome para calzarme mis tenis.

-Quieres decir a dónde irás- Lo miré con expresión de horror en la cara, ¿A qué se refería con que iría yo sola? –Tienes que escuchar bien lo que te voy a decir y hacer justo lo que te pida-

-¿Pero por qué tengo que hacerlo yo sola?- Mi corazón comenzaba a acelerarse y mi frecuencia respiratoria aumentaba.

-Porque si vamos juntos no les será difícil atraparnos, tengo que despistarlos para que tú estés segura- ¿A quiénes? –Llevan varios días rondando la casa, ahora mismo están allá afuera, seguro están buscando la forma de entrar para llevarte con ellos-

Venían por mí. El pánico tomó posesión de mi cuerpo.

–Escúchame bien, yo iré primero, saldré en el auto a toda velocidad, haré que ellos me sigan, los guiaré lejos de aquí-

-¿Y yo?- Mi voz temblaba.

-Tú saldrás en el otro auto, en dirección a la playa, ahí te estarán esperando dos de mis compañeros, tienes que confiar en ellos y hacer lo que te indiquen- Todo sonaba tan loco y arriesgado, tenía miedo de no poder lograrlo.

-¿Cuántas personas son?- Necesitaba saberlo, si eran muchos era obvio que no podríamos hacerlo, nos matarían.

-Hay dos autos en el perímetro, no puedo ver cuántas personas hay dentro de cada uno de ellos, pero te prometo, Pamela, que soy más fuerte que todos, y tú eres inteligente, será pan comido- ¿Pan comido? Estaba bromeando ¿Verdad?

-No sé si pueda- Dije con la voz entrecortada, todo me parecía tan peligroso. Estaba aterrada.

-Pamela, escúchame- Levanté la vista para verlo directamente a los ojos y entonces el miedo comenzó a esfumarse, con sólo una mirada logró que me tranquilizara un poco, debía confiar en él –Todo saldrá bien, pero tenemos que irnos ya, entre más pasa el tiempo más oportunidad les damos de lograr su objetivo-

-Tengo miedo- Dije con el tono apagado y bajo.

-Es normal sentir miedo, te ayudará a cumplir con el plan, sólo no te paralices. Te prometo que el lugar al que te llevarán mis compañeros es cien veces mejor que este- Tomó mi mano y me acercó a él para abrazarme, era la primera vez que teníamos algo tan íntimo como aquello, un abrazo –Quiero que seas valiente y salgamos de aquí ahora- Rodeé con mis brazos su espalda.

Nunca me había detenido a pensar en lo que podía significar un abrazo, pero esta vez para mí lo significó todo, ese tipo realmente estaba protegiéndome, y con ese abrazo pudo transmitirme la confianza de que todo estaría bien, algo de lo que realmente no había estado segura durante las últimas semanas, pero ahora lo estaba.

-Es hora, vamos- Se separó de mí y salimos del cuarto, bajamos las escaleras en silencio y antes de bajar al estacionamiento me extendió una pistola –Tendrás que llevar esto contigo-

-Nunca he usado una, no tiene caso que la lleve, podrían incluso usarla en mi contra- Eso era totalmente cierto.

-No es tan difícil, está cargada, tienes diez tiros- Aunque fueran mil tiros si tuviera que dispararle a alguien estaba segura que no lo lograría y no era sólo negatividad, sino que los nervios me traicionaban, siempre –Sólo apuntas y presionas el gatillo, tiene silenciador, no te quedarás sorda-

-¿Crees que necesitaré dispararle a alguien?- Era consciente de que su plan podría fallar, pero realmente esperaba que todo saliera a la perfección y no tuviera que enfrentarme personalmente a nadie, mucho menos tener que dispararle a alguien.

-Es poco probable, pero tienes que estar preparada para todo- Tenía razón. Tenía que estar tranquila si quería salir viva de ésta.

-Vamos- Dije con más seguridad de la que sentía, para convencerlo y convencerme a mí también de que estaba lista para enfrentarme a lo que vendría, a lo que bien podría ser nuestro fin, pero ahí estábamos, rumbo al estacionamiento, con el arma entre mi pijama, quién lo diría. Nunca pensé que eso pudiera pasarme alguna vez en mi anterior tranquila vida, sin embargo, ahora todo era posible.

-Esto es lo que haremos- Dijo al llegar hasta el auto –Tienes que esperar cinco minutos luego de que yo haya salido, sólo presionas este botón- Me señaló un pequeño control con un botón rojo al centro –Y el auto subirá, lo presionas dos veces y la puerta se abrirá. En ningún momento enciendas las luces-

-Bien- Asentí y me dispuse a subir al auto, seguiría sus órdenes, todo saldría bien -¿Y tú estarás bien?-

-Tranquila, no debes estar preocupada por mí preciosa, yo soy quien menos debe importarte en este momento- Lo miré seria, ¿Cómo no iba a preocuparme por él? A pesar de todo me había protegido durante un mes –Yo estoy dispuesto a dar la vida por tu bienestar, por ti-

-¿Qué dices?- Mi voz sonó realmente alterada.

-Toma esto Pamela, póntelo, es un dispositivo de rastreo, si pasa algo te encontraremos. El GPS del auto te guiará, no debes salir del camino en ningún momento- Me dio un anillo y caminó hacia su auto – Se hace tarde, haz exactamente lo que te dije, confía en mí-

-Ten cuidado- Le dije al tiempo que entraba en su coche, me miró por última vez antes de salir, vi el anillo que me había dado, parecía bastante común, me lo puse.