—¿Qué… pasó?—Un August Way con resaca se acababa de despertar.
—Te volviste loco anoche, hombre.—respondió un Billie apoyado en el marco de la puerta.
—¿Qué…?—se paró rápidamente y corrió al baño a vomitar.
—¡Te espero abajo!—el pelinegro se fue.
August estuvo así por unos diez minutos: Jamás había vomitado tanto en su vida. Luego de bajar el inodoro, se lavó la cara y se peinó. Notó que estaba en su baño.
—¿Cómo llegué a casa?—se preguntó. Salió del cuarto y se cambió la ropa por algo más cómodo: Unos jeans y una camisa sin mangas gris. Bajó.
—¿Cómo te sientes, campeón?—preguntó Billie con una sonrisa mientras servía el desayuno.
—Billie, cállate, ¿Sí?—August caminó como un zombie hasta llegar a la silla. El pelinegro se rió.
—¿No recuerdas nada de lo qué pasó anoche?—se sentó y comenzó a comer.
—No, —respondió el pelirrojo.— lo único que recuerdo es que estaba hablando con una rubia y del resto no sé qué pasó.—comenzó a comer.
—Bueno August, te paraste y comenzaste a beber como loco y después jugaste por un buen rato con las drogas que llevamos.—Y recordó todo con la mención de “Comenzaste a beber como loco”.
—Chris, Rose…—murmuró acordándose de algo.
—¿Qué?—el pelinegro se sorprendió cuando mencionó esos nombres.
—Luego hablamos.—se paró y antes de que Billie dijera algo, ya se había ido el pelirrojo.
August tenía que ir hablar con Chris, necesitaba saber lo que había pasado entre él y Rose.
Cuando se había alejado dos cuadras de su casa, recordó algo: No sabía en donde vivía su querido hermano. Se acordó de que tenía el número de su hermano, así que lo llamó:
—Vaya, vaya, que sorpresa.—respondió Chris al ver quien llamaba había llamado.
—¿En dónde vives?—el pelirrojo fue al grano.
—¿Ni siquiera un “Hola hermano” o “Buenos días, hermano”?—preguntó Chris con cinismo.
—¿En dónde vives?—le repitió, no quería perder tiempo. El castaño suspiró.
—¿Conoces a los amigos de Rose?
—Sí pero ¿Qué ti…?
—¿Conoces a un tal “Gabe”?
—Sí.
—Ve a su casa y cuando estés cerca, me avisas.
—Pero, ¿Qué carajo…?—dijo August al darse cuenta de que Chris le había cortado. Guardó su celular y se dirigió a casa del novio del mejor amigo de Rose.
Mientras caminaba, comenzó a tambalearse y a ver por dos las cosas. “Oh mierda…”, pensó al ver que tenía nauseas. Entró a un callejón y comenzó a vomitar. “Billie tenía razón, estoy mal”, salió del callejón y se dirigió a un café solo para entrar al baño y enjuagarse rápido la boca.
Siguió su recorrido y, al cruzar la calle, vio a su hermano parado debajo de un árbol. “Al parecer, no era necesario avisarte”, pensó August cuando comenzó a caminar hacia donde él estaba.
Y las náuseas volvieron. Comenzó a balancearse y a Chris le vino un pequeño recuerdo a la mente.
—¿Gust?—un Chris Way de 14 años nunca llegó a pensar ver a su pequeño hermano de 8 años más emocionado que nunca.
—¡Hermano!—comenzó a reírse el pequeño.
—¿Estás bien?—se acercó a él. El azabache seguía riéndose.
—Chris, —lo abrazó.— ¡Chris!—el castaño olió algo extraño en el aliento de su hermano… ¿cerveza?
—August… ¿Qué bebiste?—le preguntó preocupado. El mencionado dijo algunas cosas raras y luego se soltó de Chris.
—Christopher…—se alejó un poco y comenzó a vomitar.
—Por dios, ¡August!—lo cargó en sus brazos y lo llevó al baño.
Al llegar, Chris soltó a su hermano para abrir el retrete para que su hermano vomitara rápido.
—Cuando termines, te enjuagas la boca y te quedas en tu cuarto.—le avisó y salió de ahí.
Sus padres tenían un pequeño evento social en la casa, así que los buscó. Divisó a su madre.
—Ma…
—Ahora no hijo.—ella estaba hablando con un importante ejecutivo.
—Mamá, Gust está vomitando.—la señora Way miró a su hijo ignorando al hombre que estaba a su lado.
—¿Qué?—Chris la agarró del brazo y la obligó a subir. Entraron al baño y ahí no estaba él, fueron a su cuarto pero Chris entró primero al verlo acostado en la cama.
—¿Cómo te sientes, August?
—Mareado…—respondió con voz débil. Mamá Way entró.
—Oh August, mi amor, ya Christopher me contó lo que pasó –se sentó en su cama y lo abrazó.— ¿Cómo fue que terminaste en estas condiciones?—Chris se acercó y también se sentó en la cama.
—Es que bajé a preguntarle algo a papá y me perdí entre tantas personas –puso una cara triste.—, tenía sed y… ¡Yo no sabía que lo que bebí era malo!—comenzó a llorar y su hermano lo abrazó.
—¡Por eso no me gusta que hagas tus eventos aquí! –Se había enojado el mayor.— ¡Vete!—Chris era demasiado sobreprotector con su hermano.
—A mí no me hables en ese tono, Christopher.—lo señaló mientras lo miraba enojada.
—No mamá, sabes que protegería a August de cualquier cosa… incluso de ti.—en ese momento escucharon una voz que decía:
—¿Cariño? ¿Estás arriba?—ese era su esposo.
—Después hablamos de esto, Christopher.—le dirigió una mirada furibunda y se retiró del cuarto. Chris solo abrazó a su hermano para que ambos terminaran dormidos.
Chris reaccionó y corrió hacia donde August para llevárselo a su casa. Lo llevó al baño del primer piso y luego se fue a la sala.
“Por más que odie a todos, tú sigues siendo mi hermano”, reflexionó Chris con el pequeño recuerdo. Sus sentimientos ‘buenos’ estarían en lo más profundo de su corazón o los había eliminado de su vida, pero siempre actuará como un hermano mayor en situaciones ‘peligrosas’ para August.
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Editado: 07.06.2020