Al día siguiente, Rose despertó con una sonrisa en la cara: Le había dicho que sí a su maniático. Era feliz, se encontraba realmente feliz. No iría a trabajar ya que era sábado, así que llamó a sus adorados amigos gays después de pasar la mañana mandándose mensajes con Chris.
—Halo.
—¿Gabe? ¿Qué haces con el celular de William?—preguntó la morena. Al menos que era Banks imitando el tono de su novio pero eso no es posible ya que el forever young no le salía lo diva.
—Se está bañando, va a ver a su madre hoy.—respondió. Se escuchó una voz:
—¿Con quién hablas Gabe?
—¡Con Rose!
—¡Ok!
—¿Y bien? –Volvió hablar Martínez dirigiéndose a Rose.— ¿Llamabas para…?—y allí apareció la diva.
—Era para ir almorzar pero…
—¿Qué? ¿No podemos ir nosotros? –Preguntó enojado.— William esto, William lo otro. Banks, Banks, Banks. ¿Y qué hay de Gabe? ¿Qué hay del Martínez?—Ojos azules no pudo evitar reírse.
—¡Diva! –Seguía riéndose.— Lo que iba a decir antes de que me interrumpieras era que iba a almorzar con William pero –Hizo énfasis.— ya que él no va, podremos ir tú y yo.—sonrió.
—Oh, ¡Hubieras empezado por ahí!
—¡Me interrumpiste!—ambos estallaron en risas.
—Bueno, llevaré a William al hospital e iré a casa de Ryan a buscar algo y te paso buscando como a las 2. –Se escuchó un ruido.— ¡Ya voy William! Hasta luego Rose.—colgó.
A la vez que ella colgaba, entró un mensaje de Chris.
“Hey, ¿Qué haces?”
Estuvo hablando con él hasta que vio que eran casi las 1. Se dio una ducha y al salir vio dos llamadas pérdidas de Gabe. Lo llamó.
—Hey, ¿Qué pasó Gabo?
—¿Aún tienes las llaves de la casa de Ryan? Ven para acá, algo me dice que está en problemas.—colgó. Rose lo notó muy preocupado pero ella no tenía las llaves de su ex. Agarró sus llaves y notó que ahí estaba la de Ryan. “¿Cómo…?”
—Rose… no pensé que no volvería a verte por aquí de nuevo.—dijo el castaño sorprendido cuando abrió la puerta. La pequeña Beagle corrió hacia allá.
—Hola Heart. –Se agachó y la cachorrita le lamió la cara. Ojos azules la acarició y se paró.— Solo quería devolverte esto.—saca de su bolsillo la pulsera que tenía sus iniciales.
—Rose…
—No Ryan, quédatelo. –Agarra su mano y deposita ahí la pulsera.— Me duele verlo y…—se calló al ver que Ryan la estaba besando. Entraron a la casa y el chico la acorraló contra la puerta. Ella tomó su cara con sus dos manos y sintió una pequeña punzada: Sentía que estaba traicionando a Chris. La semana pasada prácticamente le había dicho que lo amaba y sentía que pertenecía a él.
—Rose, yo… lo siento. –Murmuró Ryan apenado y sonrojado al sentir las lágrimas de su ex en sus labios.— Aún te amo, bebé. Te amo Knightley.
—¡Lo sé Ryan! ¡Lo sé! –Se sentó en el piso.— Pero yo ya amo a otro.—hubo un sonido, como si se hubiera roto algo. No era Heart, más bien, la morena no pudo haberlo escuchado bien pero sabía cómo era el sonido: Le había roto el corazón a Ryan.
—¿Es Christopher?—preguntó enojado mientras bajaba la cabeza decepcionado. Si ella decía que sí…
—Él y yo tenemos un pasado que no conociste de mí Ryan. No es mi ex. Él tenía 15 años cuando nos conocimos, yo apenas era una niña de 10 años y….
—Sí, entiendo.—dijo algo cortante. Oficialmente, se encontraba decepcionado de ella y odiaba aquel chico que lo había drogado. Ella se paró en silencio y se fue.
—Oh… el beso hizo que se me olvidara entregarle las llaves.—se dijo a sí misma. Se fue de allí.
Al llegar a la casa de su ex, Martínez lo esperaba afuera en la acera preocupado.
—Hey Rose. –Se paró rápidamente y se acercó.— Heart lleva un buen rato ladrando, fui a preguntarle a unos vecinos si habían visto a Ryan o si sabían algo de él ya que Heart ladraba y me dijeron que llevaban una semana sin verlo y que ella ha actuado así todas las tardes.
—Mierda. –Rose comenzaba a imaginarse lo peor y corrió hacia la puerta con Gabe detrás. Sus manos temblaban mientras buscaba las llaves en su bolsillo del pantalón, se encontraba demasiado nerviosa. Finalmente las sacó y entró a la casa. La cachorrita corrió hacia ella en cuanto la vio.— Oh Heart. –La pequeña la lamió emocionada.— Gabe, encárgate de ella. Dale de comer y mucha agua. Se nota que la pobre lleva días sin alimentarse.—el moreno asintió y Rose le entregó a Heart. Se fueron a la cocina y ella subió al cuarto de su ex.
Antes de que los recuerdos vinieran a su mente y la torturaran lentamente, un olor penetró en su nariz. “No es droga”, pensó.
—¿Ryan?—entró al baño y no vio nada pero el olor era más fuerte. Se acercó a la papelera y vio algunos papeles llenos de sangre que debían tener como unas dos o tres semanas. Salió de allí.
—No está ni en la sala, ni en el estar, ni en el sótano. –Dijo Gabe asomándose en la puerta del cuarto.— Revisaré las demás partes de la casa. Heart está comiendo.—se fue.
—Oh Ryan, ¿Dónde estás?—dijo suspirando preocupada. A pesar de todo, se dio cuenta que aún le tenía cariño.
Los recuerdos que hace varios minutos no le aparecían en su mente cuando entró al cuarto, se hicieron presente. Rose cayó de rodillas y comenzó a llorar. Escuchó un tintineo y se dio cuenta que la pequeña había entrado a la habitación.
—Hola bebé. –La acarició. Heart lamió su cara y le dirigió una mirada triste.— Extrañas a tu padre, ¿Verdad? Porque creo que yo también.—Se acomodó un mechón de su pelo al decir esto.
De repente, Heart comenzó a olfatear algo y se acercó al closet. Ojos azules se paró y se acercó al closet. Miró a la perrita y ella siguió olfateando. Esperó varios minutos, con su mano en la perilla de la puerta, para armarse de valor y abrir aquello que Heart tanto olfateaba. Suspiró y gritó al abrirla.
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Editado: 07.06.2020