Enamorada por casualidad.

|Capítulo 22|

Han pasado 3meses, ¡es Diciembre, mí mes favorito!

Me encanta ese mes, está lleno de alegría y nostalgia al mismo tiempo, Diciembre es el mes de dar lo mejor de nosotros y de darnos cuenta que es lo que hicimos bien o mal en todo el año.

Mañana cumplo 10 meses con mi chico, es increíble, además pronto será su cumpleaños y ni hablar de navidad, mi época favorita desde que era una niña.

Debido a mi cambio de horario ingresé a un grupo de danza, no ha sido fácil debido a mis lesiones, pero me siento feliz, extrañaba bailar, Carlos está en un equipo de baloncesto de su trabajo, ambos iniciamos actividades con el apoyo del otro y eso se siente genial.

Han pasado cosas muy buenas durante estos meses, la confianza ha aumentado en nosotros dos, ambos conocemos nuestra parte más oscura, graciosa, alocada y amorosa, le ha ido muy bien en su trabajo hace días lo ascendieron eso me enloquece pues es un motivo más para amarlo, no sólo es un chico con atractivo físico sino que es un gran hombre inteligente, un gran amigo y un gran novio.

Comencé a darme una larga ducha caliente, coloqué unos jeans, una blusa negra y un suéter muy abrigador largo color azul, me puse mis típicos botines negros, cepillé mi cabello, me coloqué perfume y salí a la plaza de compras, mamá me prestó su auto.

Llegué y quedé anonadada, mi mejor amigo castaño estaba ahí, ¡con una chica! ¿Era su novia? Si mi hipótesis eran ciertas estaría muy emocionada por él, se lo merece.

—¡Mejor amiga pelirroja! —Me besó la mejilla.

—¡Amigo castaño! —Sonreí.

—Ella es Paulina, una compañera de trabajo. Paulina ella es Katherine, mi mejor amiga. —Nos saludamos.

—Hola, eres más bonita en persona de lo que te describen. —Me sonrojé. —¿Vives aquí?

—Sí, ¿y tú?

—Vivo en la ciudad donde se encuentra el hospital psiquiátrico. —Sonrió.

—Paulina decidió acompañarme este fin de semana.

—Me parece genial. —Sonreí. —Debo irme, gusto en conocerte. —Me despedí de ella.

—Adiós, mejor amiga pelirroja, estaremos en contacto. —Asentí y me quedé triste al saber que no eran novios, Pablo merecía ser feliz después de todo lo que vivió.

Entré a la primera tienda en busca de regalos navideños, encontré el de mamá, papá y el de Perla, faltaba el de algunos amigos y el de mi chico.

Entré a otra tienda, compré el regalo de mis amigos y seguía sin encontrar el de mi chico, decidí ir a una última tienda debido a que cada vez llegaba más gente y la estadía se tornaba incómoda, observé detalladamente la ropa, elegí una pijama navideña que hacía juego con la mía, estaba por pagar cuando alguien tomó mi hombro, volteé y me encontré una vez más con él, la diferencia es que en esa ocasión no estaba sólo.

—Hola.

—Hola. —Sonreí.

—Hola, me llamo Julia.

—Había escuchado de ti. —La saludé.

—También he escuchado mucho de ti, más de lo que te imaginas. —Susurró.

—Ella sabe todo. —Levantó sus manos a manera de paz.

—Que incómodo. —Me sonroje.

—Descuida, prefiero que entre nosotros no haya secretos. —Besó a Esteban.

—Eso hará que su relación dure mucho más.

—Ojalá sea así, ¿verdad, amor?

—Sí. —Contestó nervioso.

Era mi turno de pagar, así que me despedí y regresé agotada a casa.

—Hola, mamá.

—Hola, pequeña. —Me abrazó.

Subí a mí habitación, coloqué mi pijama, empecé a envolver los regalos y recibí una llamada de Carlos.

—¡Hola, mi vida!

—Hola, cielo.

—Te extraño. —Confesó.

—También yo, cielo.

—¿Podemos salir hoy?

—Sí.

—Paso por ti a las 8pm, te amo, bebé.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.