Enamorada por casualidad.

|Capítulo 23|

Luego de una increíble semana con mi prometido, volví a casa y papá había llegado de la ciudad.

—Hola. —Besé su mejilla.

—Hola, ¿en dónde estabas?

—Con Carlos.

—¿¡Otra vez con él?! —Rodó los ojos.

—Mamá y tú también se la pasaban juntos.

—Me duele que pases tanto tiempo con él y conmigo no.

—Siempre que vienes me la pasó contigo, no le veo el problema. —Me acosté en su pecho. —Me encanta como hueles. —Sonreí.

—De casualidad, ¿no tienen ganas de terminar?—Reí.

—No, de hecho hay algo que debo mostrarte. —Le enseñé mi mano izquierda y el destello de mi hermoso anillo lo dejó ciego.

—¡Dime qué es una broma de mal gusto!

—No es ninguna broma. —Gruñí, jamás jugaría con algo tan importante como eso.

—Ni siquiera llevan un año siendo novios ¿y ya se casarán? Estás mal.

—Papá, sé qué es él con quien quiero estar, me siento feliz y nada me hace falta con él.

—Estás muy pequeña, hija, debes de disfrutar de tu juventud, no estás en momento de casarte.

—No nos casaremos ahora, hasta que termine la carrera.

—¡No tolero que hayas aceptado, no lo tolero!

—Te pareces al abuelo. —Rodé los ojos.

—No hay punto de comparación.

—No puedo obligarte a que te caiga bien, pero me encantaría que convivieran, si te dieses la oportunidad de conocerlo, sabrías que es un gran chico.

—Ya veremos.

—Iré a mí habitación, te amo, papá.

♡♡♡

A la mañana siguiente Pablo me marcó.

—¡Chica pelirroja!

—Amigo castaño.

—Hoy iré a la ciudad, ¿podemos salir?

—Sí.

—¿Puedes darme tu dirección?

—Pablo, sabes que vivo muy retirado del centro.

—Y tú sabes que no hay problema. —Imitó mis palabras anteriores.

—Te la mando por mensaje.

—Perfecto, a las 3 llegaré, te quiero.

—Nos vemos.

Me bañé y me abrigué como si fuese al polo norte, pero realmente hacía frío.

Decidí llevar conmigo el regalo de navidad de Pablo, no creía mirarlo el día exacto por su trabajo, eran las 2:58pm y él ya estaba fuera de mi casa, ¡qué puntual!

—Hola, mejor amiga.

—Hola, amigo. —Me abrazó. —Oye, ¿por qué no me habías hablado de Paulina? No quiero que me quite mi puesto de mejor amiga. —Rio.

—No será así, ni siquiera es mi amiga, sólo compartimos temas de trabajo.

—¿Sabes? Hacen bonita pareja.

—¿No quieres que sea mi mejor amiga, pero si quieres que sea mi novia? —Comenzó a reírse.

—Se miraban lindos. —Me encogí de hombros, no era mi culpa que se miraran bien.

—También se me hace muy bonita, pero tiene novio, además lo único en común que tenemos son las ganas de ayudar a los demás. —Me desanimé.

Pablo encendió el motor tomamos una carretera que no conocía.

—¿A dónde vamos?

—A un restaurant mexicano, no es por nada, pero el señor cocina muy bien.

—De acuerdo. —Sonreí.

—Katy, sé que nuestra amistad sucedió de una manera muy extraña pero quiero que sepas que te valoro mucho.

—También te valoro.

—Hemos llegado.

El restaurant tenía una elegante fachada sin perder el toque folklórico.

—¡Es muy lindo!

—Y deja a que entremos.

Entramos al lugar, ordenamos y un señor llegó a saludar con mucha felicidad a Pablo.




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