Enamorada por casualidad.

|Capítulo 27|

Esteban no salía de mi cabeza, ¿de verdad sería capaz de hacer eso? ¿Por qué me sentía tan bien cuando salía con él? ¿De qué se trataba todo eso?

Llegó un punto en que mi cabeza no pudo más y me quedé dormida de tanto pensar.

A la mañana siguiente me di una larga ducha, me cambié y salí a casa de Margarita.

—Buenos días.

—Buenos días, ¿cómo está?

—Cada día mejor. —Sonrió. —Me llamó el detective y la sangre no era la de mi niño, la versión que dio ese muchachito era cierta, él no lo hizo, ahora un nuevo misterio nos asecha, ¿quién hizo esa llamada y por qué incriminó a ese chico?

—Ya no puedo con la incertidumbre.

—Todo esto lleva su tiempo. —Me abrazó. —Por cierto, ese chico te interesa, ¿verdad?

—No-no, él único que me interesa es Carlos, aún me duele estar sin él.

—Parece que ese muchachito te quiere y sé que es pronto, pero Carlos estaría feliz de que siguieras con tu vida.

—Mi vida se quedó vacía sin él. —Respiré intentando no llorar.

—Debes de volver a enamorarte.

—¿Cree que sea posible?

—Lo es hija, sé qué amas a mi hijo y él también lo hizo, él también lo hace desde donde quiera que esté y por eso querrá que seas feliz y qué vuelvas a amar.

—No sabe cuánto lo extraño. —Limpié mis lágrimas.

—Lo sé, todos lo hacemos.

—No puedo hacer nada sin que él vuelva a mi mente, enciendo mi cámara y salen todas las fotografías que le tomé, abro mi closet y miró las sudaderas que me prestó y jamás le devolví, enciendo la radio y suenan las canciones que me dedicó, duermo y sueño con él con todo lo que pudimos ser, extraño besarlo, abrazarlo, extraño su voz diciéndome "te amo", extraño sus manos, ¡extraño que esté vivo!

—Tranquila. —Limpió mis lágrimas y eso era lo que todos habían estado haciendo por mí a lo largo de los últimos días. —Será un largo proceso. Te quiero muchísimo, tú hiciste que mi hijo fuera feliz durante los últimos años de su vida, eres lo único que me queda de él. —Me abrazó con fuerza.

Después de hablar con Margarita, volví a casa.

—Ya volví.

—Alguien vino a verte.

—¿Quién?

—Tu mejor amigo. —Escuché su voz y me sentí un poco mejor luego de tanta mierda que estaba sucediéndome.

—¡Pablo! —Lo abracé con fuerza.

—Te extrañaba muchísimo. —Besó mi frente.

—Y yo a ti.

—Lamento no haber venido durante mucho tiempo pero el trabajo cada día aumenta más.

—Descuida. —Sonreí. —Oh por Dios, ¡qué guapo estás! —Se sonrojó.

—Tú no te quedas atrás.

Nos la pasamos mirando series todo el día.

—Gracias por pasar el día conmigo.

—Gracias a ti, por venir.

—Me encanta pasar tiempo con mi mejor amiga. —Me abrazó con fuerza. —Te quiero muchísimo.

—Y yo a ti. ¿Mañana nos veremos?

—Sí, mañana nos divertiremos.

—Hasta mañana.

—Hasta mañana, linda. —Me sonrojé. —Dulces sueños.

Subí a mi habitación dispuesta a dormir hasta que Perla me llamó.

—¿Hola?

—Hola, boba, ¿cómo estás?

—Dentro de lo que cabe, bien, ¿y tú?

—Súper bien, ¿podemos pasar por ti? Rodrigo organizó una fiesta y el ambiente es ideal para ti.

—No creo que algún ambiente sea ideal para mí.

—Verás que sí. ¡Dinos que sí!

—Sabes que nunca me han gustado las fiestas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.