Enamorada por casualidad.

|Capítulo 38|

Bajé a la cocina, busqué mis utensilios de repostería, le prepararé un pequeño pastel a Esteban aunque desconozco cuál es su favorito.

Mientras el bizcocho de vainilla se horneaba, limpié la cocina, lavé todo lo que había usado para su preparación, preparé el betún, partí frutos rojos para la decoración, monté el pastel en la charola desechable, lo metí al refrigerador y subí a darme un baño.

Encendí mi bocina para terminar de arreglarme y él tocó el claxon desesperado como siempre.

—¡Ya voy! —Grité por la ventana y asintió sonriendo.

Tomé mi bolsa y salí.

—Te miras preciosa, al igual que todos los días.

—Gracias. —Me sonrojé.

—¿Tienes idea de lo que haremos hoy?

—No.

—Ni yo. —Comenzó a reír.

—¡Te pasas de bobo! —Rodé los ojos. —¿Puedo encender la radio?

—Puedes hacer lo que quieras mi vida.

Encendí el radio sonaba "Creep" de Radiohead.

—¿No podía salir una canción más triste?

—No lo sé. —Reí y levante mis hombros.

Cambié de estaciones y al parecer esa era la única que sonaba bien.

**Esteban.**

*Decidí cantar.

You're so fuckin' special, i wish I was special.

But I'm a creep, I'm a weirdo. What the hell am I doing here? I don't belong here.

She's running out again, she's running out, She's run run run run.

Whatever makes you happy. Whatever you want. —Dejó de cantar repentinamente.

—¿Por qué no sigues, cielo? Tienes la voz más dulce y afinada de todas, ¡deberías cantar más seguido!

—El cantante aquí eres tú. —Sonrió.

—Hago lo que puedo. —Acaricié su mejilla.

—Ya tardamos mucho en carretera, ¿a dónde vamos?

—Ya casi llegamos, muñequita.

Todos los días me cautiva con su belleza, cada día que pasa me parece más hermosa, más dulce, sus ojos me parecen más azules que el día anterior, sus labios y cabello más rojos que el día que la conocí y si de algo estoy seguro es de que cada día que pasa pierdo más la cabeza por ella.

Es la chica que cualquier hombre quisiera tener; se da su lugar, es fuerte, inteligente, independiente, amable, cariñosa «cuando quiere» huele jodidamente bien, es graciosa, responsable, invierte su tiempo en cosas de provecho, tiene muchísimos talentos, es sincera y ella tiene un plus... ¡Es hermosa físicamente y en todos los sentidos!

Me siento el hombre más afortunado de todos porque ella está a mi lado justo en este momento y no a lado de los millones de chicos a los que les gusta, ¡joder, es imposible no amarla!

—Hemos llegado, cielo. —Bajé del auto, le abrí la puerta y tomé su mano para que bajara.

—Gracias. —Sonrió. —Tenía muchísimo que no venía a un lugar así. —Levantó su carita para verme.

—¿Sabes algo? —Negó. —Me encanta cuando debes levantar tu carita para mirarme.

—Uyy, discúlpame por mirarte. —Se quejó como de costumbre.

—Oh no, pequeña. —Reí. —Me refiero a qué amo tu pequeña estatura.

—¿Estás intentando decirme enana dulcemente? —Me miró enojada y asentí. —Ash, sólo eso faltaba. —Me enseñó la lengua.

—¿¡Por qué estás tan preciosa?!

—No lo estoy y ya deja de coquetear.

En la entrada principal del acuario había máquinas dispensadoras, saqué una bebida con gas para mí y un chocolate para mi niña.

Nos adentramos en el acuario, su felicidad no se compara con nada, era como una niña pequeña mirando detalladamente a cada pez.

—Vamos allá. —Dijo con emoción y apuntó a donde estaban los tiburones.

—Tus deseos son órdenes. —Tomé su mano, ella hacía hasta lo imposible para librarse, pero no siempre se salía con la suya.




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