Enamorada por casualidad.

|Capítulo 16|

Ayer nos la pasamos en cama, debido a que no me sentía bien, pero estar con él fue mi mejor medicina.

Dormí en sus brazos, sentí su aroma de cerca, tomé sus manos infinidades de veces, besé sus labios, jugué con su cabello y me di cuenta que no había otros brazos en los que quisiera estar, no había otro chico al que quisiera tanto, no había tiempo, espacio ni amor para alguien más y tampoco creo que en algún momento lo haya y todo gracias a su amor incondicional, a sus sentimientos tan sinceros, a su olor tan masculino, a ese cuerpo y rostro que podía ver y tocar cuando quisiese, todo gracias a él.

—Buenos días, amor. —Frotó sus ojos.

—Buenos días, cielo.

—¿Te encuentras mejor, bonita?

—Sí. —Besé su mejilla.

—Hoy será un gran día, preciosa.

—Como todos los días junto a ti.

Me di una larga ducha con tibia, me hice una trenza desarreglada, me coloqué unos jeans, unos zapatos bajos morados y una blusa del mismo color, agregué una chaqueta de mezclilla, coloqué unos pequeños aretes y el anillo que me regaló Carlos, luego de eso estaba lista para salir.

Cuando salí de mi habitación quedé petrificada, mi galán se miraba guapísimo a pesar de lo sencillo que era su outfit, traía unos tenis, un pantalón negro y una camiseta de manga larga azul que hacían juego con sus tenis, precisamente eso era lo qué lo hacía ver guapo, su sencillez, él no necesita nada para mirarse guapo, él lo es.

—¡Qué bella! —Me sonrojé. —Vamos, cielo.

Subimos al auto y comenzó el trayecto, después de algunos minutos llegamos a una plaza enorme.

—¡Está gigante!

—Hay muchas cosas, bonita, te encantará. —Me tomó de la mano y caminamos.

Llegamos a un café y desayunamos crepas, yo pedí dulces mientras que Carlos pidió Saladas. Terminamos de comer y fuimos al cine, miramos una película de terror que estuvo increíble.

Salimos del cine, entramos a algunas tiendas de las que no pude evitar salir con ropa y accesorios, tomamos un helado y llegamos a un centro de entretenimiento, había videojuegos por doquier, Carlos me conocía muy bien.

—Sabía que te encantaría amor. —Besó mi mejilla.

—He soñado con venir aquí desde hace tiempo... Gracias. —Apreté su mano y le di un enorme beso en agradecimiento.

—No perdamos tiempo, pequeña, vamos a jugar.

Después de horas, literalmente, salimos del lugar y comimos.

Estaba oscureciendo, pero el día aún no terminaba, subimos al auto y bajamos en un pequeño parque, caminamos en silencio disfrutando la compañía del otro hasta que algo inesperado sucedió.

Comenzó a llover fuerte y la temperatura bajó «se notaba la bipolaridad del clima» Carlos intentó cubrirme de la lluvia sin saber que me encantaba sentir las gotas de lluvia por todo mi ser.

—Me encanta la lluvia. —Manifesté.

—¿No te molesta mojarte, pequeña? —Estaba sorprendido.

—En lo absoluto.

—Alguna otra chica estuviera maldiciendo por mojarse, una cosa más para amarte.

—Algún otro chico no sería como lo eres tú.

Me besó suavemente y seguimos con nuestra caminata nocturna.

Llegamos a la cabaña y nos dispusimos a dormir, mañana será un nuevo y hermoso día junto a mi chico.

A pesar de que estaba cansada, no podía dormir, así que decidí encender mi celular y tenía mensajes de Perla, había intentado comunicarse conmigo, pero estaba más que claro que los intentos fueron fallidos, así que decidí mandarle un mensaje.

Katherine.

Lamento no haberte contestado antes, no había encendido el celular. ¿Cómo está todo?

Perla.

Katherine, ¡por fin! ¿Por qué no me habías dicho que estabas en una cita de días con Carlos?

Katherine.

Jajaja, no es una cita de días. Me emocioné tanto que me olvidé de lo demás, pero dime, ¿cómo estás?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.