Enamorado de un fantasma

Capítulo 25

"Chica misteriosa"

 

Al despertar, siento un ligero peso sobre mí. Ally está dormida y nos encontramos en la misma posición que anoche, con la diferencia de que una de sus piernas está entre las mías; mi mano en su cintura hace contacto directo con su piel, ya que su blusa de pijama está elevada más allá del ombligo, y no puedo evitar comenzar a acariciarla.

Mirando a mi alrededor, noto que la cama que Jedd y Glenn compartieron está vacía y tendida. Daphne sigue en un profundo sueño y la pareja está despierta, hablando entre ellos en un tono muy bajo.

Allison se remueve un poco, llamando mi atención. Con mi mano libre, retiro el pelo que cae por su rostro. Su respiración es pausada, señal de que no está teniendo otra de esas pesadillas, lo cual es un alivio teniendo en cuenta el día que tuvo ella ayer.

Insisto en acomodar su cabello fuera de su rostro, admirando sus facciones relajadas. Mientras más tiempo paso observándola, siento que algo en mi pecho se hincha poco a poco; mi forma de verla ha cambiado, ya no es como a mis hermanas o una amiga, sino más que eso.

Una linda y leve sonrisa se asoma por su rostro, haciéndome sentir ridículo al intentar hacer que sintiera más cómoda y seguir durmiendo.

—¿Cuánto llevas despierta?

Ella esconde su rostro en mi pecho,

—Desde hace rato —responde con voz ahogada, oyéndose inocente.

—¿Quieres decir que has invadido mi espacio personal porque quisiste? —inquiero para molestarla.

—Algo así… —canturrea—. Tenía frío.

Emito un sonido de no estar muy convencido de sus palabras, dándole una mirada suspicaz.

—¿Realmente eres Allison?

—Claro que sí, tonto —me palmea suavemente en la cara.

—La Ally normal no inventaría excusas tan baratas y estaría con las mejillas rojas.

Abre y cierra la boca varias veces, como encontrando las palabras adecuadas para hablar. En sus ojos veo duda y algo de nerviosismo, pero no se echa para atrás.

—La Ally normal está en un proceso de renovación.

—¿Proceso de renovación? —eso era lo que me menos esperé oír.

—Ahora que Daphne pasará más tiempo con nosotros, he decidido comenzar a dejar de ser tan introvertida con otras personas que no sean Jedd, mi hermano o tú —mira mis labios fijamente, llevando su mano allí para jugar con ellos.

—En lo personal, creo que le caes bien —hablo sin pronunciar bien las palabras, pues ha tirado de mi labio inferior hacia abajo, y sin dejar de mirar sus ojos, a pesar de que ella no mire los míos.

—Y ella a mí… —comenta, distante, su dedo travieso se detiene, encontrando mi mirada—. Si quisiera que me besaras… ¿lo harías?

No respondo de una vez, analizando su rostro en busca de algo que me diga que me está tomando el pelo o algo así. Pero no es así. Creo que el agua salada tuvo efectos secundarios en su organismo… me han cambiado a Allison justo en frente de mis ojos.

—Sí… pero tu hermano no nos pierde de vista, y sería hombre muerto si lo hago frente a él.

Ally retira su mano rápidamente, mirando al susodicho, que nos observa con los ojos un tanto entrecerrados.

—Ella fue la que puso su dedo ahí —hablo lo suficientemente alto para que Nathan me escuche, pero no tan fuerte como para despertar a Daphne—. No la obligué a nada.

—Pero tampoco te negaste —responde él.

—No te prestaremos atención —declara Ally, tomando mi mentón en su mano para obligarme a mirarla.

En serio… ¿qué le hicieron a mi amiga?

—Volviendo al tema de la nueva Ally —continúa ella, hablando bajo para que solo yo la escuche—. Cuando desperté, estuve pensando en cuando era niña. Recuerdo que era un poco insolente, pero decidida… no sé qué me pasó…

 

—¡Baja de ahí —le grité a una niña cuando la vi sentada sobre una rama de un árbol increíblemente alto—. ¡Te caerás!

—Llevo toda mi vida escalando árboles —respondió—, ya pasé por todos los daños que puedas imaginar.

—Eres la única persona que he visto que usa un árbol como lugar de lectura —me coloqué casi debajo de ella para no tener que alzar mucho la voz.

Tenía un libro sobre sus muslos… ¿Quién a los cinco años lee libros?

No era común ver eso… al menos no en mi vida, por eso me resultó interesante y curioso, y no entendía por qué nadie se acercaba a hablar con ella. Llamaba la atención por ser la única niña que no estaba por ahí corriendo para todas partes como una desquiciada. Ella simplemente se sentaba todos los días en ese árbol… a leer.

Dejó de mirar su libro para depositar sus ojos en mí, fue cuando noté su color por primera vez.

—No soy común, niño.

—Me llamo Louis —aclaré—. Y no dejaré de molestarte hasta que estés con los pies en la tierra —me crucé de brazos.



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En el texto hay: juvenil, romance, paranormal

Editado: 24.08.2024

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