Michael.
Luego de dos horas de lección, llegó la hora de salir con Camille.
Me siento algo nervioso.
¿Por qué? No lo sé, solo debe ser porque es la primera persona con la que me relaciono y salgo desde que estoy viviendo en California.
O tal vez porque es diferente a las demás chicas.
Si. Es muy diferente. En el buen sentido. El que te hace pensar: estoy feliz de haberla conocido, aunque solo la hayas visto pocas veces. De esas chicas, que aunque no entiendas cómo ni porqué, te llaman demasiado la atención.
¿Y si mí madre tenía razón? ¿Si en verdad me gusta Camille?
Admito que me siento mejor con ella. Y nervioso. ¡Pero vamos! Aunque es un encanto de persona, recién la conozco. No puede ser que me guste.
O eso creo.
Bueno, tal vez un poco. Pero debo conocerla mejor para deterysi es así, o simplemente, me agrada su compañía como amiga, o hermana.
Cuando sonó la campana para volver a casa, Camille me hizo unas señas de que la esperara, y se fue de la mano de su amiga Livi.
Esperé unos minutos con la mochila lista en el hombro, al lado de la puerta de entrada del instituto.
Y llegó ella. Tan hermosa, con un peinado que hacía resaltar la belleza de su rostro. Estaba igual, la ropa y el porte, eran los mismos de hace unos minutos. Sin embargo, algo cambió en ella. La notaba aún más bonita que antes.
Si antes me parecía hermosa, ahora me parece lo más precioso que he visto.
Luego de que Liv se marchara, diciendo que le esperaba una soru, y de hacerme recomendaciones para cuidar a su amiga, nos tomamos del brazo como la anterior vez y comenzamos a ir en dirección a mí casa.
Ahora estamos caminando por la senda peatonal en un silencio, que es cómodo pero al mismo tiempo inquieto.
Que extraño. ¿Sabían que existen los silencios comodos inquietos?
Decido romper el silencio, pero al parecer ella pensaba hacer lo mismo.
-Así que... ¿Le dijiste a tu madre de la verdulería?- Digo para sacar tema de conversación, pero...
-¿Y tú mamá sabe que una extraña va a ir a tu casa a buscar torta contigo?- Ella también habló, lo hicimos al mismo tiempo.
Reímos por lo ocurrido y noto que el ambiente ya no está inquieto como antes. De pronto recuerdo lo que preguntó. ¿En serio piensa que es una extraña? Osea, por un lado lo es, ya que nos conocemos hace unas seis horas, pero por otro lado siento que no es una extraña.
Es por eso que decido pedirle que repita ella lo que dijo, haciendo de cuenta que por hablar al mismo tiempo, no la había entendido.
-Dime tú, ¿Que habías dicho?- Pregunto viendo su rostro ligeramente sonrojado.
Es perfecta.
-Ohh, no, dime tú.- Responde gentilmente.
-Las damas primero.- Le digo, y ella sonriendo y soltando una leve risa.
-Que galán eres Michael.- Dijo viéndome, y ahora en que se sonrojó apenas fui yo, y creo que no lo ha visto. -Preguntaba, si le habías dicho a tu madre que una desconocida iba a tu casa a buscar torta contigo.- Dijo como si fuera lo más anormal del mundo invitar a una amiga a buscar torta.
-Le dije, y está encantada con la idea. Pero no eres una extraña. Eres mí amiga, así que, le dije que mí nueva amiga venía a casa, y luego iríamos al hospital. Dijo que era pésima idea invitar a una chica a un hospital como una cita. Tu... ¿Pensas eso?- Le pregunté algo ansioso por saber si cometí un error, o no. No quiero que la pasé mal. Es la primer salida que tendremos.
Su cara es de desconcierto, duda y algo de vergüenza.
Creo que me expliqué mal. Pensará que esto es una cita.
-Ahmm. Esto... ¿Esto era una cita?- Inquiere mirándome.
-Ehmm... Yo... En realidad, era una salida de amigos, pero... Mí mamá pensó que era una cita y por eso dijo eso... Pero, si tú quieres, se puede convertir en una cita, no lo sé...- Digo tratando de no trabar mí lengua, pero fue en vano.
-Yo... Me sentiría muy alagada de que alguien como tú me invite a una cita, pero... Por ahora sólo será una salida de amigos. No te ofendas, para mí tampoco eres un extraño, siento que... Me siento bien contigo, pero... Es la primera vez que un chico me habla, y sería algo extraño para mí, que de un día para el otro, un chico como tú me invite a salir.- Responde, y por un segundo siento algo de desilusión, pero luego ésta se convierte en alivio.
Menos mal, no estaba preparado para una cita.
-No me ofendo, de hecho pensaba exactamente lo mismo que tú. Te invitaría a salir infinitas veces, pero, no estoy preparado. Me refiero a que hace poco vine a vivir aquí, y también... Si tuviese que salir con una chica, o mejor, contigo, trataría de organizar todo lo mejor posible.- Dije levantando la mirada y viendo su sonrisa en el rostro sonrosado.
-Wow, gracias por eso, me refiero a decir que me invitarías a salir. Yo... Gustosa saldría contigo si algún día me lo pides.- Responde y noto que está algo avergonzada. -¿Sabes? Es la primera vez que un chico me habla. Y sobre todo, que un chico me invita a salir como amigos. Nunca me han elogiado, eres el primero. Todos se burlan de mí, porque soy pobre y porque mí padre se fue cuando era chica.- Hizo una pausa viendo hacia el frente. -Pero... A mí no me importa ser pobre y abandonada por mí papá. Porque yo no me burló de la desgracia de los demás, y creo que eso es más importante que tener dinero y una familia numerosa. Lo que a mí me importa, es estar con mí madre, y acercarme a las personas que valen la pena. Cómo Livi y... Tú.- Dijo y me sonrió. -Estás demostrando ser una persona excelente, y estoy segura, que acercarme a ti me traerá gracia y no desgracia. Perdón si sueno cursi. Nunca hablé con un chico.- Esto último me hace mirarla fijamente.
¿Cómo podría alguien burlarse de su desgracia? ¿Cómo podría ella ser una persona tan admirable? ¿Cómo un chico nunca se fijó en ella?
Despabilo y le sonrío apretando ligeramente la mano que está guindada en mí brazo.