Camille.
-¿Así que un bar?-
-Sí mamá, ¡Un bar! ¿A que no es genial?-
-Sí, claro que lo es. Y tú quieres trabajas ahí...-
-Así es. Liv necesita empleados que la ayuden, nosotras dinero, y mis amigos y yo diversión. ¡Es perfecto!-
-Bueno, si tú quieres trabajar házlo. Además quiero mucho a Livi y si necesita ayuda haremos todo lo que esté a nuestro alcance. Y quiero conocer a tus nuevos amigos. ¿Qué tal están Michael y su madre?-
-Están bien, aunque Sarah todavía no halló trabajo.-
-¿Y el bar? ¿No puede trabajar ahí? Por lo menos como trabajo temporal, cuando encuentre algo mejor y más adecuado a sus conocimientos, lo cambiará.-
-No lo creo. Michael aseguró que un bar no es lo suyo, así que no pienso que si quiera lo intente. Es mejor no desperdiciar el tiempo en algo que no es bueno para ti, tiene que buscar su adecuado empleo. Así estará cómoda y feliz.-
-Está bien, como ella prefiera... Tengo una idea hija. Podemos quedar con Sarah y Michael para ir a un pic-nic. Ya sabes, es económico y la pasaremos bien. Oh, y si quieres invita a Liv y sus padres.-
-Buena idea mamá, les avisaré ahora.- Saco el celular del bolsillo y les envío un mensaje a Liv y Mich comunicándoles la propuesta del pic-nic. -Okey, ahora solo debemos esperar a que respondan. ¿Qué llevaremos si aceptan?-
-Hay una botella de jugo de fresas y una tira de pan. Suponfoyque alcanze con que cada familia lleve dos cosas.-
-Claro que sí, está más que bien. ¿El jugo es un regalo de alguien o tú lo has comprado?-
-Verás, ayer volvía de hacer unos mandados a una señora anciana, que me pagó diez dólares, y me encontré un señor más o menos de mí edad cargando unas cajas. Se estaba mudando en una bonita casa. Estaba solo y necesitaba ayuda, así que le cargué unas tres cajas, me dió treinta dólares y dijo que lo que necesitáramos se lo pidamos. Aquí está su número.- Explica y me enseña un papelito con un número de teléfono.
-Que bueno. Así que tú también haces amigos nuevos mamá. Ya somos súper sociables.- Las dos reímos.
-Vé a la cama hija, ya es tarde, mañana tienes cole. Nos vemos, que duermas bien.- Nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla y me voy a dormir.
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-Belleza ¿Qué tal te va?-
-Bien ¿Y tu?-
-Perfecta y ahora que te veo mucho mejor.-
-Siempre tan tierna. Oye, ¿quieres que hoy nos veamos para avanzar un poco en el bar?- Le pregunto a mi mejor amiga.
-Estaría genial, le avisamos a los demás. Y si quieres nos podemos pasar por una panadería y compramos algún pastelito para llevar. Le decimos a los demás que lleven una bebida, así merendamos.-
-Perfecto. Vamos, tenemos clase.- La tiro ligeramente de la mano y entramos al aula, tenemos arte, así que nos vamos a divertir creando pinturas.
-Hola chicas, ¿Cómo están?- Dice Mich envolviendo sus brazos alrededor de nuestros hombros.
-Bien, ¿y tu?-
-Bien, emocionado. Me gusta arte así que estoy feliz con esto.- Dice indicando una gran mesa en el centro del aula con pinturas y recuadros de tela y papel para hacer nuestras obras.
-Pues es lindo el arte. ¿Qué vas a dibujar?- Pregunta Livi.
-Todavía no estoy seguro, pero creo que dibujaré un cabrito pastando en una pradera. Muestra la tranquilidad, que eso a mí me encanta.-
-¡Qué bueno! Y los cabritos son muy lindos. Yo haré una mariposa sobre las flores.-
-Y yo dibujaré una biblioteca repleta de libros y un tocadiscos con su colección de música. Amo el rock pero también me gusta lo clásico y antiguo. Son interesantes los discos de vinilo. ¿Cómo pueden hacer que se oiga música con tan solo pasar una especie de aguja por algunas rayas? Es fantástico.-
-Sí es estupefaciente. Y me gusta la idea de tu dibujo, ya verás que será una obra de arte de primera.-
-Gracias, sus ideas también son muy bellas. No veo la hora de tener frente a mí su mariposa y cabrito. Bueno, sentémonos que está comenzando la clase.- Y así como lo dije, la profesora Gaia comenzó a narrar la historia de varios artistas reconocidos para luego dar lugar a la práctica.
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Ya terminaron las clases del día, a la tarde suspendieron la clase de educación física porque están refaccionado el gimnasio, y hablando de refaccionar, a las cinco de la tarde me veo con Lay, Ann, Liv, Mich y Ethan para ir a acomodar por primera vez el bar de mi mejor amiga, así que ahora llego a casa, almuerzo, hago un poco de tarea y luego iré.
Voy a salir dela escuela para irme caminando ya que esta vez los padres de Livi no me pueden llevar a casa y de repente una voz me frena. Es Michael.
-Hey, ¿Te vas a ir sola?- Asiento con la cabeza y una media sonrisa mientras me acerco para despedirme de él. Estaba en el baño así que no lo había saludado.
-Sí, Liv no me puede llevar, así que voy a caminar un rato.-
-Te acompaño. Caminando, pero por lo menos te hago compañía.-
-Muchas gracias. Vamos entonces.- Nos agarramos de brazito como ya es costumbre entre nosotros y emprendemos el viaje.
-Oye, ¿Irás al bar?-
-Claro, cómo no. ¿Y tú?-
-Obvio, lo que sea por echar una mano. Además no me va a hacer mal pasar unos trapos por los muebles o lavar los pisos, quizás hasta se me haga entretenido. ¿Sabes? Cuando era chico me gustaba mucho jugar a limpiar mi "tienda de juguetes". En realidad todo nació de que yo era muy desordenado y mi cuarto estaba con juguetes en la cama, el piso, el armario, dónde mirabas había desorden de juguetes. Así que un día mi mamá decidió hacer un juego engañoso, y funcionó muy bien. La cosa es que me dijo "vamos a jugar a la tienda de juguetes. Debes guardar los juguetes en cestas, cajas y poner otros ordenados en los estantes. Papá y yo seremos los clientes, y somos muy estrictos. Nos gusta que los juguetes estén bien exhibidos, si no, no te compramos. Así que debes empezar ahora mismo si quieres tener muchos clientes. Yyyyyyy... ¡Te pagaremos con helado!". Así que caí en la trampa. Todos los días antes de ir al jardín o al cole ordenaba la pieza. Ponía los peluches en unas cajas abiertas, teniendo cuidado de que no se aplastan porque a mis clientes no les gustaban los "fallados" y en realidad era para que los cuide y no los rompa o arruine. Luego ponía Lego y juegos de plástico en los cestos, limpiándolos con un trapito cada dos o tres días, y por último ponía mis personajes de películas, comics, series o dibujitos animados en las repisas, bien ordenados. Todo quedaba impecable así que mis padres estaban muy contentos. Y yo también lo estaba porque el helado era muy rico. Pero en invierno me daban chocolate caliente para no tener frío. ¿Te imaginas? ¡Fue el engaño más ingenioso que pude haber conocido! Y es gracias a eso que ahora soy muy ordenado. A veces hasta me fastidia el desorden.-