Enamorado Del Karma

Capítulo 8

❝Segunda ley para conocer a una persona❞

No tiene que darme pena su vida: Todos tenemos nuestros demonios que nos atormentan tanto despiertos como dormidos. Él pasó por cosas, yo también lo hice; pero de algo estaba seguro: Él merecía sufrir. No lo digo yo, lo dice la ley del Karma.

El despertador sonó por tercera vez esa mañana. Con movimientos torpes apago el aparato, y aún adormilado se duchó y vistió. Entró al comedor donde se encontraban sus amigos discutiendo algún tema trivial.

Refregándose su ojo derecho tomo un vaso de jugo; y con aflicción miró los distintos alimentos que había en la mesa.

«Hoy comienza mi dieta» se recordó.

Sacudió la cabeza. Tomó el último sorbo de su jugo y rápidamente recogió sus cosas antes de despedirse de sus amigos.

Caminó por los pasillos del hotel y corriendo entró al ascensor deseando que las puertas se abrieran pronto.

El aire fresco de la nueva mañana chocó contra su rostro; con una media sonrisa observó las calles infestadas de gente. Era increíble que cumpliera un mes en esa ciudad y que su suerte siga siendo la misma.

Suspiró justo antes de emprender camino hacia su trabajo. Ya era costumbre para él quedarse dormido. Salir corriendo del hotel y toparse con las calles inundadas de personas y autos. Llegar a su trabajo y escuchar los casos que llegaban cada día.

Sin siquiera percibirlo Noah había caído en una rutina. Todo el tema de su venganza quedo a un lado. La confianza que había ganado desde el principio fue disminuyendo a través de los días.

Recién ahora él comprendía unas sabías palabras que escuchó en algún lugar: "En los momentos menos esperados, puede llegar algo que cambie todo, que te haga sentir en una cuerda floja. No todo es siempre como lo planeamos."

Noah quería pensar que ese algo era Peter.

Y él realmente lo estaba intentando. Pensaba y pensaba, día tras días, cualquier método. Nada. Se había vuelto tan inseguro en el momento que encontró algo tan difícil como Peter.

No soy una mujer

Fue su primera —y única— excusa. Era algo entendible. Desde un comienzo Melissa le menciono que Peter era heterosexual. Pero su duda estaba en por qué Peter actuaba de esa forma; tan distante, creaba barreras con las personas eso lo llevo a preguntarse si debía hablar con Melissa.

O descubrir él mismo los demonios de Peter.

Esas eran algunas de las preguntas y dudas que volaban por su cabeza mientras bajaba del taxi que tomo hace siete minutos. Dio pasos largos hasta que estuvo frente a su zona de trabajo.

—Vestirme de mujer. Eso sería más fácil — murmuró. Sus ojos miraron el cielo y se dirigieron hacia la ventana que daba justamente a la oficina de Peter —Algo tendremos que tener en común.

Con esas últimas palabras cruzó la puerta de cristal.

Saludo a algunas personas y tomo el ascensor. Corrió por su sector y abrió la puerta; sin prestarle atención a su compañero tomo asiento.

Peter —que es encontraba revisando unas carpetas— lo miró con una ceja alzada.

—Alguien está de mal humor — dijo con cierta diversión.

Sorprendentemente —para él— Noah no le respondió. Extrañado Peter siguió sus movimientos: Como dejaba su mochila en el suelo, su abrigo colgado en el respaldo de la silla. Por último, pasó una mano por su cabello y prendió la computadora.

—¿Te pasa algo?

—Hola, Peter —suspiró.

Escucharon como tocaban la puerta. Era Julie, la chica que Noah encontró en las piernas de Peter. Ella con timidez saludo y con una sonrisa miró a Peter. Dejo en el escritorio dos tazas de café antes de irse como si nada.

—Pedí dos cafés — comentó Peter —Siempre cuando llegas tarde estás de mal humor.

Con una pequeña sonrisa Noah asintió y se quedó mirando las tazas de café humeante. Sin querer la imagen de él tirándole el café a Peter llego a su mente. A pesar de que pasó un tiempo aún seguía causándole risa.

—Sé lo que estás pensando, Noah.

Escuchó la voz de Peter. Su tono tenía una mezcla de diversión y advertencia. Noah levantó la cabeza, una sonrisa tira de la comisura de sus labios y se encoge de hombros antes de responder.

—¿Yo? No sé de...

—¡Chicos! — gritaron al mismo tiempo que la puerta se abrió. Chris venía con esa gran sonrisa que no parecía despegarse de su rostro nunca —Tenemos un nuevo caso.

—¿Qué es ahora? — preguntó Peter dirigiendo toda la atención a su jefe.

—El asesinato de un matrimonio — comenzó a explicar —Verán hace pocos días encontraron los cuerpos y resulta que una mujer vino a...

—¡Aceptamos! — dijo sin más. Al mismo tiempo que Noah le dirigió una incrédula mirada.

—¡Muy bien! — exclamó Chris antes de salir por la puerta —Les daré los detalles luego.



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En el texto hay: homosexual, trabajo, gay

Editado: 17.06.2018

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