-¿entonces te vas a casar con el idiota de tu jefe?- Sam levanta una ceja.
-así es- sonrió y no se por que.
-¿porque?- frunce el ceño y se cruza de brazos -hasta donde recuerdo, me dijiste que es un idiota, engreído, prepotente y mujeriego- enumera y se queda corta.
-y lo es, pero obtendré muy buenos beneficios, me dará un mejor puesto en la empresa y todo lo que yo quiera-
-¿sólo por fingir ser su esposa?- asiento -¿y después se divorciaran?-
-naturalmente, creo que como mínimo, nuestro hermoso matrimonio durará como medio año-
-si que está desesperado, si supiera que eres una hija de papi- ríe -no hay nada que te pueda dar, y que no hayas tenido-
-a mi lo que me interesa es que mi trabajo sea reconocido, y para ser honesta, siendo su secretaria jamás tendré oportunidad de mostrar mi potencial-
-¿y que pasará cuando visiten a tu familia?- mira a la nada -¿Cómo fue que tu jefe te pidió que te casaras con él?-
-no lo hizo- susurro.
-¡¿entonces?!- frunce el ceño.
-lo extorsioné- apenas si me oí.
-¡¿QUÉ TU QUE?!- abre los ojos a más no poder.
-lo que oíste-
-¿Cómo fue que lo pudiste extorsionar?- me mira sin entender.
Le cuento todo con lujo de detalle, desde que me lo encontré en el estacionamiento hasta la conversación del baño. Al recordar la conversación me tiemblan las pierna, aún no entiendo de donde saque el valor para hablarle así, pero han sido muchas las que me ha hecho, como dice mi abuelo, “una de cal, por tantas de arena”
-¿y que le dirás a tu familia?-
-nada- me encojo de hombros.
-¿como que nada?- se sienta en el borde del sofá -¿le mentiras a tu familia?-
-sólo será por un par de meses, nadie más sabe de esto más que tu-
-pero...-
-si tu no dices nada, nadie más se enterará- la interrumpo -así que debes mantener esta información en secreto-
-sabes que me lo llevaré a la tumba-
-lo se Sam, es por eso que te cuento esto, es información un poco... complicada y necesitaba desahogarme-
-bien, entonces, irán de vista este fin de semana al pueblo para la inauguración del parque de tu abuelo-
-así es-
-déjame entender algo- frota sus sienes -llevarás a Andrew Baxter, al pueblo donde naciste, a ese hombre que es un inútil e inservible, según tus palabras no las mías- me mira a los ojos -ese hombre que no sabe de que animal proviene la leche, para presentarlo a tú familia como tu prometido, para que él pueda obtener la presidencia de la empresa y para que tu tengas diferente puesto y una carta de recomendación y te dé mas dinero del que ya tienes-
-si, así es-
-¡¿estas loca?!-
-sólo un poco-
-no me puedo imaginar a Andrew Baxter en la hacienda de tu familia- sonríe negando -y menos con el clima invernal que se cargan en tu rancho en estos tiempos- ríe.
-pues se tendrá que aguantar si quiere que siga siendo su linda y tierna prometida-
-¿y tu familia sabe que llevarás a un nuevo galán?-
-ni siquiera saben que iré este fin de semana-
-¿sólo irán de fin de semana?-
-no, bueno, Andrew piensa que sólo iremos por el fin de semana, pero haré hasta lo imposible por quedarnos una semana-
-no abuses- se pone seria -que Andrew es un hombre poderoso-
-no me hará nada-
-eso crees tu- mueve ambas cejas de arriba abajo rápidamente.
-no tendremos sexo, si es eso lo que insinúas-
-ajá- se levanta del sofá -tengo hambre, me preparé algo ¿quieres algo?- niego.
En cuanto Sam se levanta, suena el timbre, ella sigue su curso a la cocina y yo voy a la puerta para abrir.
Andrew Baxter está frente a mi, con un carísimo traje y la cara de limón agrio que lo caracteriza, miro hacia otro lado esperando encontrar a alguien con el pero no.
-buenas noches- dice cortante.
-¿que haces aquí?- ahora que lo tengo en mi manos, me siento tan confiada de tutearlo.
-tengo una cena familiar y mi madre le ha dicho a todos que vamos a casarnos-
-¿y?- me encojo de hombros.
-tienes que acompañarme- dice firme.
-¿y no pudiste enviarme un texto?-
-la cena es una hora y debemos irnos en este instante-
-no-
-¿disculpa?- gruñe.
-creo que no iré- me cruzo de brazos -mañana tengo que trabajar- suelta el aire frustrado.
-mañana puedes entrar después de medio día- dice con pesar.
-entonces dame 15 minutos- asiente y le cierro la puerta en las narices.
Corro hasta mi habitación pensado en que es lo que me pondré, revoloteo el armario hasta que encuentro un vestido de color azul que combina a la perfección con su corbata.