Enamorándome de mi secuestrador

Capítulo 10

Con su mirada intimidante me era difícil concentrarme, jugaba bien ya teníamos un buen roto con la misma pelota, el parecía ser un pulpo sus manos se movían con agilidad ¡Mierda! Mi boca se abre cuando la pelota entro en el pequeño arco, acaba de meter un gol. Trago grueso, solo quedan dos pelotas sobrantes, si no logro meter esas dos en el arco contrario voy a perder, lo peor es que no sé qué pedirá, no debí aceptar. Soy muy boba.

-Dos a cero, -me mira -lanza. -su voz se escucha, como si ya supiera que él va a ganar. Mi mano tiembla, realmente no quiero perder.

Sentía como gotas de sudor resbalaban por mi espalda, las manos ya me dolían, pero tenía que ganar y no me importaría sacarme sangre. Gruño, cuando estuve a punto de hacer un gol, apretó tan fuerte mi mandíbula, mi corazón se aceleró aún más, ya estaba cerca ¡Por favor! ¡Ayúdame dios! Sentí que colapsaría, brinque, grite. Pelota a dentro.

-No festejes, aún queda una, -mi risa paro, él tenía razón aún quedaba una.

Yo sí puedo, me llene de confianza. Acomodo mis manos, la lanza e inmediatamente empieza el juego, lo miro fijo, él no se mueve, cuando reacciona, queda boquiabierto, atónito al igual que yo, acabo de ganar y así de rápido. Suelto una risa baja que va subiendo a medida que me doy cuenta que es verdad, le gane, ahora le toca enseñarme a pelear. Pero me detengo, está serio, tanto que un frio recorre todo me cuerpo, se dibuja una sonrisa malévola en su rostro, como si fuera él quien gano. Trago grueso.

*

No, no podía, dolía, jadeo, intento levantarme con la ayuda de mis manos, pero le da un golpe a mi espalda haciendo que regrese al piso.

-Vamos, no seas gallina levántate, -como quería que lo hiciera, si cada vez que lo quería hacer lo impedía, ruedo en el piso, quedando mi rostro con la vista hacia riba, viéndolo ¿Cómo podía estar normal, como si no hiciera fuerza? Yo, estaba sudada hasta por partes que ni sabía que se podía sudar. Y solo llevaba cinco días de entreno.

-No puedo -gruño.

-Claro que sí, veinte flexiones de pecho, para hoy -ganar es de lo peor.

 

_____

 

Hoy era el día, él no me había dicho, pero yo ya lo sabía, él quería ganar su dinero y si lo quería tenía que entregarme. Suspiro, ya me había dicho que lo haría, que luego de eso dependía de mí, que si quería hacer mi muerte con poco dolor, que les dijera todo lo que sabía y ahí estaba el problema que no sabía nada, así que mi muerte iba hacer muy dolorosa.

Arrimo mi frente en el vidrio de la puerta del auto, cerré mis ojos y recordaba todos los momentos más bonitos de mi vida, por un momento vienen recuerdos con Ap, no me quejare, hubo ciertas cosas que me gustaron, como cuando me enseñó a pelear, cuando apostamos, pero también sentía coraje con el porque me va a entregar a mi muerte, como no podía tener compasión.

-No tienes idea de cuál es la cifra de personas que he asesinado, -da un paso hacia mí –y créeme no te gustará saber cuántos son. –trago grueso, como podía hablar de esa manera, sin ningún rastro de lastima, lo dice como si fuera un orgullo matar personas.

Un sonido que lastima mis oídos, me saca de mis pensamientos. Siento que todo da vueltas, vidrios, se ve borroso, toco mi nariz, sangraba, intente ver a todos lados, Ap estaba sangrando por la boca en ese momento me di cuenta que estaba patas arriba, trato de estirar mi mano para despertar a Ap, pero me dolía todo, no podía hacer nada solo quejarme de dolor ¿Qué ha pasado? Nos hemos chocado. Escucho voces lejanas, pero al parecer están cerca trato de pedir ayuda, pero mi cabeza late, mis sentidos se han dormido y mis ojos ya se cerraban…



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En el texto hay: accion, amor, enganos

Editado: 24.07.2019

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