Cuando amaneció, yo estaba sentada en frente de donde estaba durmiendo el señor, entonces observé cuando despertó.
- Te levantaste más temprano. Me dijo restregándose los ojos, pero cuando me miró de cerca y vio el trasnocho en mi rostro se incorporó con más rapidez.
- ¿Por qué te quedaste despierta toda la noche? la decisión ya está tomada, no haremos el viaje, el único viaje que tendrás es de regreso a Colombia.
- ¿Y si no quiero volver a Colombia? Ya tomé una decisión y es que iremos a la isla. Le dije.
Intenté levantarme, pero me sentí mareada, entonces él me tomó en sus brazos y me llevó a la cama.
- Cuando descanses hablaremos. Me dijo con ternura.
- Tengo hambre.
- Le diré a María que suba algo caliente para que comas y duermas un poco.
A los pocos minutos subió María con el desayuno; después de que comí me recosté y me dormí en su cama. No sé cuánto tiempo dormí, pero cuando desperté era una tarde hermosa, el sol brillaba en un cielo tranquilo y anaranjado que se dejaba ver por el ventanal de aquella habitación; me levanté y entré en mi habitación, me duché, y cuando bajé a la cocina pregunté por el señor, María me dijo que estaba en el despacho, así que cuando entré me saludó y me entregó un sobre con una carta, donde los socios esperaban mi respuesta.
- He estado pensando en algo, no permitiré que usted muera por culpa mía; si ellos quieren que usted y yo vayamos a la isla, bien, iremos. Le dije, pero solo acepté ir para que no retrocediera lo poco que había avanzado. – por favor comience a gestionar lo del viaje.
- ¿Esta segura? Me preguntó.
- Solo si usted me apoya.
- Bien, pero necesito unas fotos tuyas para tu visa y pasaporte, la isla es fuera del país, todos tus documentos serán falsos, ellos conocerán como eres, pero no quien eres.
- ¿Por qué? Pregunté.
- Por si algo llega a suceder puedas volver a tu hogar y estar segura allí, ellos nunca se van a enterar de dónde has venido, ni quien eres; así que conseguiré un historial de tu vida totalmente falso.
- Ok. Le contesté mientras salía del despacho.
Toda la tarde el señor Francisco estuvo en el despacho, ya en la noche me envió a llamar para tomarme las fotos, yo por el contrario seguía intranquila.
- Mañana me entregan tu historia falsa con todos los documentos, si los socios te investigan, que es lo más seguro, mañana sabremos a quién conocerán. El viaje será dentro de dos días, nos iremos en la mañana. Me dijo
Cada minuto que pasaba yo me sentía más nerviosa con ese viaje tan fuera de lugar, pero no paraba de orar pidiendo dirección y fortaleza.
A la mañana siguiente el señor Francisco me despertó muy temprano
- Levántate, debemos ir a la ciudad. Me dijo posando sus brazos en la cama y rodeando mi cuerpo con ellos
- ¿A la ciudad? ¿A qué?
- Yo iré por tus documentos, y tú te irás de compras con Selene.
- ¿De compras? Pregunté incorporándome un poco mientras él retrocedía para darme espacio.
- Sí, tú no tienes ropa para ir a una isla de vacaciones.
- Está bien, pero compraré ropa a mi gusto.
- Como tú quieras.
Me levanté y me organicé, el señor me estaba esperando fuera en la reja. Cuando llegamos a la ciudad él nos dejó en frente de una boutique muy exclusiva; Selene me hizo probar toda clase de vestidos, ella se compró lo que quiso y me sugirió unos vestidos de baño
- No voy a comprar vestido de baño, no me interesaba mostrar mi cuerpo; le dije, así que no me insistió, entonces compré vestidos blancos, zapatos, sombreros y de más accesorios para ir una isla.
Al mediodía regresó el señor Francisco y nos llevó a la casa, allí entramos al despacho y me mostró mi historial, el cual mostraba a “Ana Martínez, ciudadana mexicana con antecedentes en las drogas y conflictos en bares”
- ¿No es algo exagerado?, quien me conozca afondo sabrá que jamás estuve consumiendo drogas. Dije
- Ellos no te conocerán afondo, además deberás fingir un poco y te quiero pedir un favor, yo sé que no te va a gustar, pero por favor hazlo.
- ¿Qué es?
- Que trates de no ser… tan cristiana, al menos por fuera.
Lo miré con cara de horror.
- Por supuesto, y eso a usted no le disgustaría. Dije
Iba a salir de allí, pero él me tomó de una mano
- No te enojes conmigo, no es por mí, es solo para que ellos no descubran quien eres en realidad.
Me solté sin decir nada, solo salí de allí y fui al jardín, pero él me siguió
- No te enojes conmigo. Replicó, pero no le contesté
- ¿Sabes qué?, haz lo que quieras. Me dijo algo ofuscado, y luego se retiró.
Durante el resto del día estuvo en el despacho, lo envié a llamar para que cenáramos, para saber si ya se la había pasado un poco la rabieta, pero no quiso cenar. Así que tuve que ir a buscarlo, pero cuando entré ni siquiera se dignó mirarme
- ¿Por qué usted no puede entender que yo no puedo dejar de ser yo misma? Le dije
- ¿Mira quién lo dice? La mujer que está haciendo que deje de ser yo mismo, además lo que te estoy pidiendo no es por capricho es por tu seguridad, pero parece que tú no entiendes eso.