Enamorándome del lobo

11

  Una semana ha pasado.

  Una semana desde la vez que me torcí el tobillo y Kayler me envolvió una venda en él. Una venda que, por cierto, todavía tengo. Siendo sábado estoy super aburrida en mi casa sin nada que hacer. No fui en toda la semana a clases.

  Tampoco volví a ver a Kayler desde esa noche. No lo volví a ver. Tampoco recibí mensajes raros, en parte eso es bueno; se puede decir que he pasado una semana muy difícil, como también se puede decir que en más de una ocasión me ha hecho falta el idiota de Kayler; y ni siquiera sé porqué.

  Anne me ha enviado por correo lo que han visto esta semana en clases, ni siquiera lo he anotado en mi cuaderno. ¿Saben lo que es más raro? Que no he escuchado un solo aullido en todos los días, raro ¿no?

  Mamá estaba trabajando, hoy venía hasta en la noche. De vez en cuando miraba por mi ventana la casa de Kayler; ¿Me crees que desde la fiesta no he visto ni una sola luz encendida? ¿Habrán salido de viaje? Eso es imposible. Kayler y su grupo tienen que ir a clases.

  Estaba sentado en el sofá mirando la televisión cuando dos golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos. Son más de la tarde, no hay sol. Lo que sí hace es frío. Me levanté y abrí la puerta.

  —Hola —saludó sonriente esa persona que tampoco había visto desde la fiesta.

  —Hola —saludé también.

  - ¿Puedo pasar? —Cuestionó, dejando ver sus manos quién en ellas traía papas y unas películas.

  —Claro.

  Me hice un lado y estando Connor adentro cerré la puerta. Él se sentó en el sofá y dejó las cosas en la mesa.

  —Carolina, de seguro te estarás preguntando el porqué no había estado. —Comentó.

  Fruncí el ceño. ¿Acaso dijo "no habíamos"?

  —Pues ... Sí. Admito que se me hizo raro. —Confesé, sentándome a la par suya.

  Asintió con la cabeza.

  —Pero, ¿a quiénes más te refieres? —Cuestioné, estando atenta a cualquier movimiento raro.

  Me miró

  —Vamos, sé que sabes. —Rió. Negué con la cabeza: Kayler y su grupo, como también Paige y su ... Sus amigas.

  ¿Paige y sus amigas? Lo de Kayler ya lo sabía pero eso no.

  —En realidad después de la fiesta me torcí el pié por eso no fui a la escuela esta semana. —Admití, poniendo mis labios en una sola línea.

  Abrió los ojos del asombro.

  - ¿Te torciste el tobillo? —Asentí - Yo no sabía ... Y de lo otro ... ¡Maldición! —Resopló - Pensé que habías ido a clases y habías notado nuestra ausencia.

  Connor está raro hoy.

  - ¿Dónde estaban? —Quise sable - Todos.

  Él sembró la duda así que me va a tener que responder. ¿A dónde habrán ido estos chicos? Me refiero a Kayler y él, los demás no me importan, pero si Connor volvió eso significa que Kayler también. Un atisbo de esperanzas y alegría me invadió.

  ¿En serio estoy feliz porque Kayler haya vuelto?

  —Es mejor que no sepas. Lo siento dejado - Pero vino a pasar la tarde contigo. -Sonrió.

  Sonreí sin ánimos. No me quiso decir ¿porqué? ¿Acaso es algo malo?

  —Bien.

  Connor y yo se puede decir que pasamos un par de horas viendo una película de acción, lo mío es más el romance. Casi no le ponía mente por estar pensando en Kayler. ¿A dónde habrán ido? ¿Porqué Connor no me dice nada? ¡Dios! Son tantas preguntas sin respuestas.

  La verdad todo esto es muy extraño. Con razón el bosque estaba calmo. No habían mensajes con advertencias. No habían aullidos. Era como si se hubiesen llevado todo eso con ellos ... Pero ahora que volvieron, ¿volverá el peligro?

  ¿Qué escondes, Kayler Brown?

  - ¿Te gustó la película? —Preguntó.

  Parpadeé y lo miré.

  —Sí —mentí.

  En el televisor solo se miraban pasar las letras en señal de que había terminado.

  —Tengo una idea —se puso de pie.

  -Moneda de diez centavos.

  Frotó sus manos.

  —¡Deberíamos bañarnos en el lago! —Exclamó, sonriente.

  ¡¿Que?! Esa agua está helada.

  -¿Que? —Cuestioné, alzando una ceja.

  Su expresión cambió a aburrida.

  —Vamos, Carolina, no seas así. —Me tomó del brazo, jalándome hacia afuera.

  La puerta quedó abierta. Seguí a Connor hasta llegar al pequeño muelle. Estaba descalza, con un sencillo corto y una camisa de tirantes.

  Empezó a quitarse la camisa dejando ver su abdomen tan ... Bien trabajadora. Luego comenzó a quitarse los ... ¡¿pantalones ?! Me cubrí los ojos.

  —¡¿Qué haces ?! —Chillé.

  Se carcajeó.

  —Por favor, no me digas que nunca he visto a un chico solo en boxer.

  -No.

  Tomó de mis manos y las quitó de mis ojos. Bien, debería solo mirarlo a la cara, ¡pero es difícil! Fuerza, Carolina.

  —Ahora quítate tu ropa. No pretenderas bañarte así ¿o sí? —Enarcó una ceja.

  Arrugué la cara, por supuesto que no me iba a desvestir aquí frente a él, obvio no, señores. Relajó sus hombros al mirar que no pretendía hacerlo.

  —Vamos, Carolina, prometo que no miraré.

  Asentí no muy convencida.

  Pero su mirada pasó de mí hacia el otro lado del lago. Su expresión cambió como a enojado. Eso solo podría significar una cosa. Volteé a ver. Sentí punzada en mi pecho al ver a ese chico que tan mal me caía —no lo digo tan enserio— Allí estaba, en el balcón de su casa, observándonos; pero con él estaban tres chicos más. Todos ellos dejaron sus miradas puestas en nosotros.

  Kayler volvió.

  —Carolina —llamó Connor. Volteé a verlo: Solo ignóralo.

  Le sonreí

  Entonces, una idea pasó por mi cabeza. Empezar a quitarme la camisa por arriba dejando ver mi brasier rosa para luego quitarme mi corto —algo sensual— quedando solo en calzón, que también era rosa. En esta ocasión agradezco haber comprado este conjunto.

  Me gustaría ver la cara de Kayler.

  Connor me miraba anonado.



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En el texto hay: hombres lobo, romance, amor

Editado: 27.11.2023

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