Enamorándome por error.

Capitulo 5.

La alarma sonó estrepitosamente sacándome de mi sueño, estiré la mano a tientas para apagarla e inmediatamente se escuchó el grito de mi madre. 

-¡Camil! ¡No creas que no escuché el despertador, levántate jovencita o llegarás tarde!  

        Un sonoro quejido escapó de entre mis labios mientras me sentaba en la cama emitiendo el bostezo más sonoro de toda la historia. Entonces el pánico se adueñó de mí por un momento hasta que la razonable explicación logró atravesar la neblina del sueño. Por un momento tuve la loca idea de que había quedado ciega durante la noche. 

-Por supuesto, tengo la sábana sobre mi rostro.  

     Una vez que me libere del enredo con la sábana, me puse de pie y me encaminé arrastrándolos hasta el baño. Cuando encendí la luz, lo primero que vi fue la imágen de un muerto viviente frente a mí. Luego comprendí que era mi propio reflejo en el espejo de cuerpo entero del baño. Por un lado sentí alivio al saber que el apocalipsis zombi aún no había llegado, pero al mismo tiempo tuve un extraño sentimiento de rechazo ante la imágen deplorable de mí misma.  

-En serio Camil Hampton, tendrás que dormir 8 horas de ahora en adelante si no quieres asustar a alguien.  

          Cuando salí de la ducha me sentí más fresca y renovada, la blusa verde agua que me había puesto era tan ligera y suave que acariciaba mi piel, el chupín blanco ahumado combinaba a la perfección, además de que acentuaba mi figura. Me di cuenta que por primera vez en mucho tiempo realmente estaba tomando conciencia sobre mi aspecto y no quería investigar la razón de eso porque en el fondo sabía el porque; solo no quería aceptarlo. 

     Baje las escaleras de dos en dos para llegar más rápido a la cocina donde un perfecto y humeante par de hot kakes de fresa con salsa de chocolate me esperaban junto a una taza de café. Mi madre estaba bebiendo de la suya con pequeños sorbos pero la bajo para sonreírme antes de saludarme. 

-Buenos días cariño. ¿Qué tal dormiste? 

-Mmmm, bue día ma. Creo que bien, es decir, supongo que mi cuerpo aún no reconoce que ya durmió y sigue reclamando más. 

-Con eso me estás diciendo que no has dormido nada. ¿Verdad? 

      Asentí con la cabeza mientras me sentaba en la silla frente a ella y ni bien termine de acomodarme en mi sitio, tome el tenedor y lo clave con ansias en medio de uno de los hot kakes, pero mi madre siempre un paso adelante me indico que no con un ligero movimiento de su cabeza. 

-Pero ma… 

-Que no Camil. Ya lo hemos hablado más de una vez, no puedes comer de ese modo. ¿Qué crees que pensará la gente si te ve clavando el tenedor así para luego comer en círculos? 

-Pero, yo no veo a nadie aquí, estoy en la cocina de mi casa tratando de comer mi desayuno.  

-Pero no es educado. 

-Lo único que hago es evitar la parte aburrida de cortar las porciones, es más fácil. 

-¿Fácil? 

-Claro, lo único que debo hacer es enterrar el tenedor en el medio e ir girándolo a medida que como el hot kakes.  

-Para ti será fácil pero para mí es más educado que te tomes la molestia de cortar cada bocado que comerás en tu plato.  

        Con un suspiro saqué el cubierto y corte un generoso pedazo y lo embutí en mi boca, la verdad es que solo lo había hecho para molestar a mi madre pero termine con mis cachetes rellenos de masa. Parecía una ardilla atragantada. 

-¿Ves? ¿No es más satisfactorio cuando comes decentemente?  

     Claro está, que ella dijo eso antes de ver mis mejillas coloradas e hinchadas de comida. Entonces simplemente nego con la cabeza mientras bebía lo último de su taza. 

-Definitivamente eres un caso perdido. ¿Te das cuenta que intento civilizarte para el día en que debas desayunar con tus suegros?  

-¿Y quien... Dibo quem… 

-Espera a tragar antes de hablar, no se te entiende nada y además es desagradable.  

         Tome un sorbo de café para facilitar la bajada de la comida y una vez me asegure de que todo había bajado, mire seriamente a mi madre. 

-Decía que ¿Quién dijo que yo quería actuar como alguien que no soy frente a mis posiblemente existentes futuros suegros? ¿No has pensado en que deben aceptarme tal cual soy? ¿Tan mala opción soy, ma? 

       Sus ojos brillaron con algo que entendí como compasión y comprensión mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Ella se puso de pie y caminó hacia mí, tomo mi mentón entre sus suaves dedos y lo elevó hasta que mis ojos quedaron enfrentados a los suyos. Emitió una risa baja antes de besarme la frente y cuando se apartó yo también sonreía. 

-Por supuesto que no mi niña, tú eres una excelente opción para cualquier persona así como eres, jamás dejes que cambien esa chispa que tienes, ni siquiera yo.  

-¿De verdad? 

-Por supuesto. El chico que sea el blanco de tus miradas, caricias, besos, abrazos y cariños será el más afortunado de este mundo.  

-Gracias mamá. 

-No se agradece por la verdad. Ahora, debemos apresurarnos si no queremos llegar tarde a nuestras respectivas obligaciones.  

          Cuando salí de casa para tomar el autobús al instituto, (no había tiempo ni ganas de ir a pie) divisé a Logan camino a su Jeep. Instintivamente comencé a toquetearme el cabello en busca de acomodarlo ya que por alguna razón sentí la urgencia de estar lo más presentable posible, en cuanto me percate de ese comportamiento baje bruscamente mis manos y fingí no verlo. Y al parecer Logan había decidido utilizar la misma estrategia e ignorar mi presencia a pesar de que yo sabía que él me había visto caminando hacia la parada. Cuando escuché el motor rugir a la vida me arriesgue a echar un vistazo en su dirección, su mirada estaba fija en el frente del vehículo sin desviar sus ojos siquiera un segundo en mi dirección. Sentí un nudo en la boca del estómago formarse y este se convirtió en un sabor amargo en mi lengua, por algún extraño motivo sentía un enfado irracional porque ignoraba mi presencia conscientemente.  

    <<¿Pero qué diablos esperabas que pasará Camil? ¿Crees que por haber cruzado un par de oraciones el día anterior automáticamente se convertirían en amigos inseparables? Eso solo pasa en películas. Él no te ve como nada más que su vecina.>>  

    Mientras pensaba en eso caí en la cuenta de que eso era lo que me estaba provocando el mal sabor de boca y el nudo en el estómago. El Jeep comenzó a retroceder justo cuando el autobús se vio asomar por la esquina de nuestra cuadra así que desvíe mis ojos y los fijé en el bulto amarillo oxidado con rayas negras y focos a los que les vendrían bien un cambio de lamparillas. Cuando escuché los frenos del autobús inhalé aire aliviada aunque de inmediato me arrepentí de haberlo hecho ya que el olor a motor caliente me invadió. Las puertas se abrieron abruptamente con un sonido seco dándome la bienvenida y yo la acepte de brazos abiertos. Cuando subí el primer escalón divisé el Jeep de Logan pasar junto al autobús lentamente y podría jurar que él me estaba mirando aunque no tuve tiempo de confirmarlo ya que el chófer, siempre apurado, cerro las puertas casi sobre mi mochila y Logan acelero su marcha como despidiéndose de todos los allí presentes y con él se llevó varios suspiros de las chicas en el interior del autobús que se habían apiñado contra las ventanas por dónde él había pasado.  

      Camine por el pasillo en busca de un asiento libre tratando de evitar caerme por el movimiento del vehículo y a su vez observaba a las chicas consolarse las unas a las otras por su corazón roto. Estaba a punto de ir al fondo cuando por el rabillo del ojo distinguí un movimiento que llamo mi atención. Un chico de cabellera dorada, ojos color chocolate y una sonrisa de galán, había apartado su mochila como indicador de que el lugar estaba libre. 

-Si gustas, puedes sentarte. A mí no me molesta.  

-Muchas gracias.  

       Hubo un silencio incómodo en el cual yo mantuve la vista fija al frente sin saber si debía buscar un tema de conversación o simplemente dejarlo estar. Cuando el autobús realizó otra parada en seco mi cuerpo se impulsó hacia delante directo al barandal del asiento de enfrente; cerré los ojos esperando el doloroso impacto, pero en su lugar mi frente choco con algo tibio y suave.  

-Ey… ¿Estás bien? 

        Abrí los ojos para descubrir que mi compañero de asiento había colocado su mano entre el barandal y mi cabeza evitando que me golpeara. Me aparté rápidamente de su mano y removí el pelo de mi rostro, o al menos esa era mi excusa para taparme el sonrojo de mis mejillas.  

-Si, estoy bien gracias.-Entonces recordé que él se había llevado el golpe por lo que rápidamente le pregunté lo mismo.- ¿Y tú? ¿Estás bien? 

      Sus ojos chocolates me miraron con un brillo especial y entonces comenzó a reír. 

-¿Me preguntas si estoy bien? 

-Pues sí, mi cabeza golpeó contra tu mano e imagino que está impacto contra la baranda del asiento.  

-Ah, con que era eso. En ese caso, no tienes de que preocuparte, estoy bien. Soy Dylan por cierto. Dylan O’Brien.  

-Es un alivio saber que estás bien Dylan. Yo soy Camil… Hampton.  

-Un placer conocerte Camil.  

     Debía admitir que era un chico lindo, aunque no lograba superar a Logan. Ni de cerca.  

    El bullicio de los chicos empujándose en el pasillo por quién bajaba primero fue lo que me devolvió a la realidad. 

-Ah… no es por nada, pero creo que deberíamos de bajar nosotros también. 

-Entonces, ¿Ya llegamos? 

-Por lo que observo, si. 

-Oh, genial. Disculpa, es que es mi primer día. 

-Lo pude notar ya que nunca te había visto, pero también es extraño que te cambies a esta altura del año.  

-Si… es complicado.  

-Lo entiendo.  

       Cuando bajamos del autobús él seguía a mi lado y por alguna extraña razón eso no me molestó. Al pasar frente al estacionamiento mis ojos se pusieron a buscar pero no sabía a qué o quién, hasta que lo vi. Logan estaba recostado en la parte trasera de su Jeep con la mochila colgando sobre su hombro y parecía estar esperando a alguien, cuando nuestros ojos se encontraron los suyos se iluminaron mientras abandonaba su pose para comenzar a caminar. En ese momento Dylan llamo mi atención y desvíe la vista para verle. 

-Disculpa ¿Dijiste algo? 

-Si, te preguntaba si serías tan amable de guiarme.  

-Oh, si, no hay problema. 

-Esto es genial, es mi primer día en este centro y ya logré entablar conversación, que me guíe por el edificio y viajar junto a la chica inteligente y bonita.   

       No pude evitarlo, simplemente me salió. La carcajada más grotesca y verdadera de mi vida, fue tanta la risa que comencé a toser como si tuviera un ataque de tuberculosis. Dylan comenzó a palmear mi espalda para intentar desatorarme, pero la cosa era que no estaba atorada, solo tentada.  

-Por favor detente no quiero que te me vayas. ¿Me oyes? ¿Camil? Mírame a mí, no sigas la luuuuzzz.  

      Lo dijo como si estuviera en cámara lenta y haciendo morisquetas frente a mí rostro y eso solo hizo que mi risa aumentara pero está vez él también comenzó a reír. 

-¡Ya basta Dylan! Todos nos están mirando. 

-Debe de ser por tu encanto.  

-Oh no, eso lo dudo.  

-Pues, yo no sé, pero creo que ese chico de ahí opina lo mismo que yo.  

      Miré en la dirección que Dylan señaló y me encontré a Logan parado a medio camino mirándonos con el ceño fruncido y los ojos serios, parecía un animal analizando a su presa. Al principio creí que era a mí, luego comprendí que era a Dylan a quién observaba con tal mortalidad. Aunque no alcanzaba a comprender el porque, cuando al fin se percató que lo veía se recompuso, volteó hacia la entrada del colegio y se encamino con la espalda recta y con pasos apresurados.  

<<¿Pero que demonios fue eso?>> 



 




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