Encadenados [#e2]

Capitulo 41

—¿Dónde irás?—Pregunté cruzandome de brazos insegura. Alexander detuvo su paso pero no giro a verme —Son las 2 de la mañana.

Las cosas cambiaron.

Apesar de que mi coronación es mañana, y Alexander haya dado lo mejor de él para que todo salga perfecto. Él no actúa de la misma forma. Esta distante y hay noches que despierto por que lo escucho llorar.

Despertar por causa de su llanto es una de las formas más dolorosas e impotentes de despertar. Creanme, es una sensación horrible

—Ire a un bar.

Sabía que estaba buscando apoyo en el alcohol, es su debilidad. Lo he encontrado a altas horas de la madrugada—como por ejemplo las 4 AM— bebiendose más de 3 botellas de su mayor y fuerte Whisky.

—Quédate conmigo. Por favor.

Lucas al irse, se había llevado absolutamente todo el corazón de Alexander, estaba devastado y lo entendía. Leah estaba igual y hasta podía decirse que peor pero Nick y Adara estában con ella dándole apoyo.

Sé que puedo ayudar a Alexander, se que puedo salvarlo... Sé que puedo darle almenos una mínima esperanza de que todo estará bien.

Lo sé.

Y quizás es mi positivismo lo que me mantiene de pie y no me derrumba cuando escucho llorar a gritos a Alexander,o cuando se pasa de copas y golpea todo lo que está a su alrededor, o cuando intenta acabar con su vida y Ruthless Necklace lo detiene

—Necesito espacio.

«Dejalo ir, lo agobiaras sino» me decía mi subconsciente, «Dejalo, si insistes no querrá volver después» la voz sonó en mi mente dándome escalofrios «Dejalo, ya no te ama»

Alexander volvió a encaminar hacia la puerta, al abrir la puerta una lágrima cayó y solté un ruido extraño al comenzar a llorar. Alexander aún con la mano en el picaporte giro su cabeza sobre su hombro y me miró

—¿Estas llorando?—Su pregunta fue retórica, llena de incredulidad.

Mi piel se comenzó a entornar blanca y luche para que mis ojos se queden esmeraldas y no cambien de color. Limpie mis lágrimas con mi puño y negué con la cabeza

—Estoy bien.

No lo estaba. ¿Acaso nadie se daba cuenta? ¿¡Por qué!? Quería gritar a cuatro vientos que me sentía como una pluma, que me iba a demoronar. Quería caminar por la calle y dejar de pensar en todo, quería olvidar mis problema y tener un final feliz...

Quería tener un final.

No podía decirlo, las palabras no me salían y toda mi fortaleza tenía que caer en manos de quien se diera en verdad cuenta. Tenía qué confiar y esperar a qué alguien me ayudará. Que alguien me estienda la mano y me susurre en mi oído “Te amo, estarás bien

—No lo estás.—Alexander concluyó.

Dejo el picaporte y giro a verme, su despeinado pelo caía por su frente y tapaba un poco sus ojos, sus ya nombrados ojos estaban hinchados y rojisimos de tanto llanto, su boca estaba seca y su piel pálida. Su camisa estaba desprolija y con los botones sin enganchar. Su pantalón estaba arrugado.

—No puedo seguir así. Siento que me voy a demoronar por ti.—Confese—Mis acciones, mis pensamientos, mis emociones, mi destino, todo lo mío se basa en ti. Sí tú estás así yo también lo estaré, sí tu me dejas en el olvido yo... Yo no sabré cómo seguir.

Alexander mostró preocupación en su mirada, me miró a los ojos y caminó hasta ponerse frente a mí. Me toma de la mano y nuestros dedos se entrelazan

—Necesito mi espacio, mi tiempo, entendelo.—Me susurro suavemente—He perdido a uno de las cuatro cosas que me mantenían a corde... Estoy en un hilo apunto de caer al vacío, tú y los gemelos son las tres cosas que aún me quedan. Necesito que me dejes un espacio para comprender las cosas y volver a estar estable.

—Te puedo ayudar...

—Ya has hecho suficiente...—Me sonríe y besa mi mejilla para luego acercar su boca a no oido y susurrar—Te amo, estarás bien.

Confundida, llevé mi mano a mi cabeza y lo mire. Él sé dió vuelta y volvió a caminar lentamente hacia la puerta. Cuando volvió a poner su mano en el pomo. Lo volví a interrumpir

—Te amo.

Y todos mis impulsos se fueron a la mierda. Caminé a paso asegurado hacia él, acerque mis labios a los suyos y ambos nos dimos un profundo y perfecto beso. Nuestros labios se movieron con lentitud y suavidad hasta que fue tomado por desesperación y posesión. Puso mis manos en mi cintura y me alzó, enrosco mis piernas en su cintura y sentí sus calidas menos en mi trasero mientras me besaba

Él caminó hacia la cama y ambos caimos en ella, bese con pasión sus labios mientras que sentía como sus manos pasaban por mis curvas

—Te amo. Te amo. Te amo.—Me susurró suavemente mientras no dejaba de besarme.

Y yo a ti...

(...)

Desperté gracias a los rayos de sol que entraron por la ventana brindándome calor. Con una sonrisa tiré mi mano hacia un costado para tocar a Alexander pero solo había una nota de papel




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