Mi cumpleaños estaba llendo perfectamente bien, mis amigos me habían regalado detalles hermosos de sus partes, me sentía toda una diva pero me ponía triste al saber que Alexander no estaba presente
Todos estábamos hablando, comiendo alegremente en una mesa. Por su lado, estaba felíz de mis amigos estén tan unidos.
Aleckseï estaba felizmente bebiendo mientras conversaba con Leah sobre su embarazo, Nick le recomendaba revistas de moda a Adara, Alicia también estaba presente estaba junto a los gemelos riendo mientras que ellos le contaban sobre qué le hacen sacar canas verdes a su maestra. James estaba hablando conmigo recordando viejas anécdotas.
—¿Recuerdas cuando te dijiste que estaba embarazada? ¡Dios! Fue tan épico. ¡Habías destruido toda la maldita habitación! —Me reí recordando, no podía evitar sonreír; ese recuerdo estaba pegado a mi mente y lo recordaria siempre.
—¡Si!—Exclamó—Diablos, estaba muy preocupado por ti, ¡Eres como mi hermana, fue inevitable no comportamiento así!
Sonreí. Él sonrió. Nos quedamos sonriendonos.
Volví a poner la atención a mis amigos estaba feliz por el hecho de qué estemos unidos. Siempre que nos uniamos así era para debatir que hacer con problemas, me alegra que eso cambiará.
Volví mi vista a la comida y me estómago se revolvió.
Puse una mano en mi panza y corrí rápidamente hacia el baño. Al llegar al más cercano caigo de rodillas frente al retrete y comienzo a vomitar. Puse mi mano en mi frente limpiando mi sudor. Siento que alguien sostiene mi cabello y eso me sorprende. Puedo ver por el rabillo de mis ojos la cautivadora mirada de James.
Termino de vomitar y tiro de mi cabeza hacia atrás, James me miraba horrorizado. Tiré la palanca y con mis piernas frágiles me puse de pie.
—¿Que te sucede?—
—Si te lo cuento, ¿Romperas toda la habitación? —Susurre, él abrió los ojos como platos y hizo torpes pasos hacia atrás mirándome directamente a los ojos—Estoy embarazada, hermanito.
Él no tardo en abrazar mi cuerpo con fuerza, senti la calentura del abrazo y las fuerza que ajercia en el.
—Felicidades.
Por su tono de voz, pude notar que mi querido hermanito estaba llorando. Eso conmovió mi corazón y no tarde en hacer más fuerte el abrazo. Él se separó y con los ojos vidriosos acarició mi mejilla. No resisti más y me large a llorar.
—Ka...—La voz apresurada de Alexander nos interrumpio—Oh...
—¿Si?—Limpié mis lágrimas con mi puño
—Yo solo... Iba a... Por qué... Oh... Mierda... Acompañame, ven.
James miro a Alexander y ladeo su cabeza, dando como una señal. Alex afirmó en su dirección.
Los ignore.
—Claro, espera.—Señale la puerta y ellos salieron del baño. Yo cerré la puerta, me cepille los dientes rápidamente.
Luego de aquello, salí del baño. Alexander con una tela de color turquesa me vendo los ojos. Comencé a hacer torpes pasos, hasta que Alexander puso una mano en mi cintura y me guío con seguridad donde quiera que vaya.
Parece que bajamos por una escalera, caminamos por piso rocoso y Alexander estornudo tres veces seguidas, sabía que le tenía alergia al polvillo pero no creo que donde me hará guiado esté lleno de polvillo
¿No?
Luego de minutos sentí como él se alejaba de mi, espere en mi lugar atenta a los sonidos de mi alrededor. Parecía escuchar a Alexander susurrar a alguien, pero no sabía quién era la otra voz. Era desconocida.
—¿Alex? Acabo de vomitar y me estás haciendo poner nerviosa. ¿Sabes qué no es una buena combinación, verdad? —Pregunté riendo forzadamente
No me contestó
—Mierda, he comido vitel tone y Mini mani no quiere en mi organismo.—Avise rápidamente—Creo que vomitare ¡Demonios!
—Quitate la vendrá, mi Leidy.—No espere más y me la quité. Al sacarme pude ver que estábamos en una torre, Alexander estaba parado frente a mí con una sonrisa ligera, frunci el ceño.—Gira.
Gire lentamente y ví a un hombre parado frente a mis ojos, me quedé mirándolo con la cabeza inclinada. Parecía tener mi misma edad y no sabía quién era apesar de que su rostro se me hacia conocido.
—Un gusto, soy Katherine.—Elevo mi mano para hacer un saludo formal, él mira mi mano y escucho su corazón latir con más fuerza. Era un humano claramente.
—El gusto es mío, soy Caleb.—Agarra de mi mano y le da un suave apretón para luego soltarse, su mirada ante mi era extraña, parecía qué me miraba con admiración y cariño a la vez.
No entendía quién era y por qué Alexander me guío hacia él como si fuera una sorpresa conocer a este hombre.
Demonios, tenía demaciadas ganas de vomitar el maldito vitel tone, juro que no comeré más.
—Alexander...—Murmure confundida, él resien nombrado se pone a mi lado y entrelaza su mano con la mía, lleva mi mano a su boca y le da un tierno beso en mi nudillo.—No entiendo.
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Editado: 09.05.2018