—¿QUÉ HICISTE QUE?—Grité horrorizada, estaba perdiendo el control evidentemente y mis ojos ya habían cambiado de color—¡LE DISTE VENENO A MI HERMANO!
—Lo tenía todo controlado—Murmuró mirando el suelo. Sentí mi desesperación llegar a punto máximo de querer golpearlo con todas mis fuerzas.
Le di una cachetada usando toda mi fuerza demoníaca, él gira un poco la cabeza aún lado y mechones de su cabello caen en su rostro.
—¿LO TENÍAS TODO CONTROLADO? ¡SÍ ÉL... ÉL MORÍA ME IBA A QUEDAR SIN FAMILIA DE NUEVO! —Pase una mano por mi cara intentando hacer fuerza para no llorar—Ya mataste a mis padres, ¿ahora con mi hermano? Él es lo único que me queda con el apellido Mclaren, él es lo único que me recordá de donde provengo... Por favor, no me lo quites.
—Lo siento.—Musita cabiz baja.
—No te disculpes por algo que verdaderamente no lo sientes. Te da igual está situacion, si moría o no, no te interesa.
—Descubrí qué tu hermano es una especie extinta. El primer Gwahanol, ¿Eso no te interesa?
Me reí sin ganas.
—James me lo advirtió, me contó sobre su curiosidad por las cuatrocientas voces. Creo que fui lo suficientemente estúpida como para no escucharlo.—Limpié mis lágrimas—Vete, por favor, dejame sola.
—Pero...
—¡VETE!
—¡Tienes que estar calmada por el bebé! Recuerda que estás en reposo, y aún qué el reposo termine mañana, debes estar calmada. Debes tomarte tu tiempo y no explotar por esto!
Él actuo como un imbécil cuando Lucas murió, yo actuare de la misma manera cuando casi asesinan a mi hermano.
—Es mi bebé, yo soy quien carga con él, tengo siete meses y sé a la perfección qué me sucederá o no. Él está bien y soporta a su exausta madre. Por lo cual, dejame ser loca y vete de mi maldita habitación.
—¡Es mi habitación!—
—¡Ahora es mía! ¡Fuera!
Alexander gruñe pero sale rápidamente de la habitación. Caminé dando vueltas con desesperación por la habitación hasta que me detengo frente al gran espejo.
—Eres Katherine Mclaren, no puedes perder el control—Murmure mirando mi reflejo—Eres Katherine Mclaren no puedes debilitarte, eres Katherine Mclaren no puedes estar mal. —Me recordaba mirando mi reflejo.
Poco a poco me fui calmandome, la respiración llegó lentamente y agradecí haber podido ayudarme yo sola. No nesesitaba a nadie para que me ayude, solo necesitaba controlar mi cuerpo yo misma.
Agarré el celular y marqué un número para luego poner el móvil en mi oído y esperar.
—¡Katherine! ¿Todo en orden?
—No. A la mierda en orden, lo que creías era verdad, Caleb no es Esquizofrénico es Gwahanol y Alexander casi lo asesina con una sustancia.
—Por favor dime qué no es la siete años atrás — no respondí— mierda, debe estar muriendose del dolor...¿Ya le ha dado la cura?
—Si, aún qué ya sabés como funciona eso, estará débil por unas horas si es como yo o días si se deja rendir.—Gruñí—Cuando me lo había hecho inhalar no podía caminar hasta que me ví obligada a hacerlo.
—Eres fuerte, debes admitirlo.
—Cariño, nunca sabes que tan fuerte eres hasta que ser fuerte es la única elección que tienes y desde entonces te vuelves intocable.
—Tengo un plan.
—Somos dos.
—Di el tuyo primero— Pidió rápidamente
—Entrenar a Caleb, con el tiempo podré ayudarlo con mis experiencias y quizás pueda dominarlo.
—Es una estúpida idea, tú solo tenías una sombra, él tiene cuatrocientas. ¿No entiendes, acaso qué aparte de haberte atacado en el bosque pueden matarte? ¡Eres una amenaza para ellos!
¿Por que demonios yo sería una amenaza? Diablos, entiendo que he causando demasiado caos por siete años en el mundo pero que cuatrocientas sombras me teman es tanto un alago como un insulto.
—Dime entonces idiota. ¿Cual es tu plan? Te recuerdo que fuiste mi sombra por un siete años y conozco tus planes, siempre son de todo, menos exitososos y lo sabes, cariño.
James soltó un suspiro de alivio.
—Al menos lo intentaré... ¿Estás preparada para una nueva aventura, mi reina?
—En absoluto.
—Siempre tan aburrida.—Se ríe atraves del móvil— Te veo a las doce de la noche en tu antiguo departamento. No vayas con nadie.
—¿Tu plan para salvar a mi hermano es violarme? ¡Wow, este fue el mejor plan que escuché en mis veinte y siete años en la fas de la tierra. ¿Te aplaudo o te tiró un grami?
—¿Estás lista para volver como yo te conocí?
—Cuando me conociste yo era una humana desesperada intentando escapar de quién ahora es mi comprometido, por lo cual no entiendo a qué te refieres.
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Editado: 09.05.2018