Encadenados [#e2]

Capitulo 60

Alexander encaminado en su dirección hizo que una ola de nerviosismo recorra mi cuerpo. Miré a mi pequeña y bese su frente, liberando mi mano izquierda y sosteniendo a mi princesa con la derecha, estiro mi mano en dirección a Alexander y le congelo los pies, causando que se peguen en el suelo. Volví mi mano para sostenerla con más seguridad, mientras Alexander me miraba con incredulidad y James con agradecimiento.

—No se pelearan.—Mi voz salió demasiado ronca .—Por favor, no aquí.

—Alexander, sé que me quieres dar la paliza de mi vida por lo que le cause a Katherine pero déjame explicarte el por qué.

James prosiguió a contarle lo que básicamente también me lo dijo a mí, sobre sus sentimientos de olvido y su nostalgia por los momentos Gwahanol que teníamos. Finalmente, Alexander se relajo más y término liberando un suspiro.

Lleva su mano al puente de su nariz y comienza a masajearlo con dureza, mientas lo pensaba con claridad

—Escucha pequeño lagarto, le llegas a hacer un mínimo problema a mi chica y te romperé todo tu puto organismo. No te perdono y no lo haré nunca, no te mato por MI chica. —Suelta un suspiro—Y que quede en claro que ella es MÍA, solo mía. ¿De acuerdo?

Sonreí ligeramente mirándolo, me intentaba proteger de todo mal y eso lo demostraba cada maldito segundo que pasaba a su lado, mis sentimientos hacia él cada día crecían más y me sentía un poco tonta al decir que el único que podía destruirme siempre iba a ser él.

—Ahora, te quiero como mínimo 5 pasos de distancia de mi chica. —Alexander se cruzo de brazos— ¡Muevete!

James soltando una risa nerviosa retrocede 5 pasos. Me mira y yo le sonrió, mira a mi princesa y su sonrisa se amplia más.

—¿Cómo se llama?—Preguntó.

Amelie.

(...)

Ya me podía retirar del hospital, tenía el alta y a Amelie en brazos. Respecto a mi fortaleza cada vez se recupera más y más, estoy feliz por aquello ya que me siento toda una muñequita alado de Alexander quien tenía una radiante sonrisa, unos musculos perfectos, siendo todo un Playboy que moja bragas de enfermeras. Mientras que yo estoy... Bueno, lo importante es que estoy.

—¿Le puedo hacer upa?—Alexander se rasco la nuca con nerviosismo, miré a mi pequeña en brazos que se encontraba dormida, asentí con la cabeza lentamente mientras la pasaba a sus brazos. —Hostia, es muy frágil. ¿Es normal?

—Así es, a medida que él tiempo pase será más fuerte. —Él hizo una mueca—No falta mucho, igual, cuando te des cuenta habrá una mini Katherine de brazos cruzados con una cara de mala y una personalidad igual a la mía.—Suspiro—Que hermosa es.

—Yo soy más lindo.—Dylan se cruza de brazos poniendo los ojos en blanco. Se encontraba sentado alado de la cuna.—¿Por qué tiene que compartir habitación con nosotros? El castillo es grande como para una habitación para ella.

—¿Mi pequeño está celoso?—Alce una ceja con una sonrisa burlesca. Él blanqueo los ojos.

—Le dan más atención a ella.—Matt la señala.

Alexander frunce el ceño incrédulo e indignado.

—Los amamos a los tres por igual.—Confesé—Los tres son nuestros hijos y los tres tuvieron y tendrán muchos momentos de atención, tengan en cuenta que Amelie no obtuvo ninguno, por eso le préstamos atención pero nuestro amor pertenece a tres niños. ¿De acuerdo?

Todos quedaron en silencio.

—Igual me sigue pareciendo fea.

Blanquee mis ojos.

—Vengan pequeños demonios, vamos a hacer algo. —Miro a Alexander—Cuida a Amelie, ¿Podrás solo?

—¿Si despierta que hago?

—Hazla dormir.

—¿Si se hace popó?

—Cambiala.

—¿Como se hace eso?

—Con las manos.

—Hablo encerio.

—Dijiste que sabías hacerlo.

—Mentí.—Ladeó la cabeza. Lo mire incrédula

—Por mentiroso te jodes.—

Me gire y salí de la habitación con los gemelos, ambos estaban muy alegres de poder pasar tiempo conmigo, aún qué no íbamos a poder hacer muchas cosas ya que aún me duele mi cuerpo, el médico dice que mi cuerpo se repondra si o si mañana gracias a la sangre angelical.

Hablando de Derek no lo veo desde qué conocí a Caleb. No entiendo la razón de su alejamiento, ni por que cuando se vinculizó Caleb a mí, no lo entiendo. Aún que esas son pequeñas cosas que ya no le doy importancia.

Mi corazón solo pertece a cuatro hombres y una niña: Amelie, Matthew, Dylan, Alexander y Caleb. Aún qué al último solo tengo un fuerte sentimiento de hermandad, no mal entiendan.

Mi vida estaba siendo fabulosa. Tenía a mis hijos, a mi pequeña resien nacida, a mi grupo de amistad intacto, a mi comprometido amandonos mutuamente y claro, a mí con una fortaleza y felicidad indescriptible.




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