—Me odias.
No iba a contestar. No iba a moverme. Ni siquiera iba a despegar mi vista de mi libro. Me habían mentido quince años sobre mí identidad y sugieren que lo asuma con calma y los entienda. Sin embargo no puedo hacerlo.
¡Me abandonaron!
—¿Puedes si quiera mirarme? Mínimamente.
Me había encerrado en mi habitación, agarré un libro de literatura y dejé de prestar atención a lo demás. Sabia que seguramente luego tendré que releer las páginas dado que no prestaba atención. En mi mente había un huracán de sentimientos inmensos y potentes que no paraban de recordarme de donde vengo, quien soy y en lo que me convertiré.
—Li, por favor.—Suplica con miedo en sus cuerdas vocales.
Solo ... Quería que me dejen en paz. No quiero hablar con nadie, ni siquiera quería estar rodeada de alguien. Quería estar sola y lejos de esa sádica familia que me espera en el umbral. Creyendo que los aceptaría e iría con ellos a el castillo. Creyendo que estaba bien.
—Vale, fue mi idea el haberte alejado.—Alza los hombros confesando—Tu madre rompió en llanto cuando te miraba dormir, no sabía cómo protegerte y estábamos en apuros. Recuerdo cuando le dije que fuera del castillo podrás mantener tus poderes a corde, que no colapsaras y nadie te buscará por la corona que llevarías en la cabeza. Quería que crezcas lejos del peligro, no te pido que nos perdones, si no que lo pienses.
Lo miré, olvidándome quien es y cual es su puesto en el mundo. Olvidándome de que asesinó a medio mundo y quizá más. Olvidándome todo lo malo y el peligro que fácilmente me podría hacer. Lo olvidé y lo desafíe con la mirada.
Adviertiendo que mantenga silencio o se vaya. Suplicando interiormente que tome la segunda opción
—Tienes la misma mirada desafiante e indomable que tú madre. Lastima que tus hermanos y tú sacaron ese cliché color de ojos.
Fruncí el ceño. ¿Desde cuándo los ojos esmeraldas son clichés?
¿Desde cuándo el Rey sabe de clichés?
—Admito que me gusta tu cabello—Continua—Es oscuro como ningún otro. Lucas estaría tan encantado contigo, de hecho; estoy segura que te preguntará que acondicionador usas. —Blanquea los ojos sonriendo—Está ocupado estás últimas semanas por el trabajo que no hizo Katherine, no se puede concentrar y siendo beta y peón... Debe ayudarla.—Tuerce los labios
Nota mental; averiguar qué es beta
Nota mental 2; averiguar quién es Lucas.
—¿Se podrán ir...?—Susurré, él se sorprendió al escucharme hablar. Pero luego hizo una mueca adolorida—Rey por favor, necesito que se vayan.
—Necesitas tiempo para asumir las cosas; eso lo heredaste de mi por suerte. Bien—Suspira— Tus padres tienen la elección de irse o quedarse contigo, si se van tu podrás elegir entre quedarte o venir al castillo. De todas formas se quedarán tres guardias. Ten en cuenta que si vas a elegir quedarte recibirás visita de nosotros constantemente y aquí vivirá uno de mis mejores guardias. Para tu protección.
—Creí que me encadenarias, y me llevarías a la fuerza al castillo y no me dejarías salir nunca más hasta que muera de... Soledad.
Se comienza a reir a escandalosas carcajadas
—¡Woah! Me encanta tu imaginación. ¿Has pensado en ser directora de una película? Yo seré el villano. ¿Muestro mis colmillos?—Pregunta con ilusión en su mirada
—al salir camina hacia la derecha y te guía hacia las escaleras, baja y te encontrarás con la puerta.
Sonríe.
—Definitivamente te pareces mucho a tu madre. Adiós, princesa.—Besa mi frente y luego camina hacia la puerta. —Intentaré convencer a todos que te dejen en paz por unas horas. Ten en cuenta que serás la muñeca de porcelana de Matthew y Dylan—Sonríe una vez más y al llegar a la puerta me mira. Noto que no se quiere ir, que espera que lo detenga, que le pida que me acompañe. Sin embargo no quería hacerlo.
—Gracias, me gustó conocerte.—Él sonríe un poco más animado ante mi confesion. Después de todo, es el único que logró calmarme.
Todos intentaron hacerlo, cuando me encerré en mi habitación Dylan intentó hablarme, cuando se sentó sobre la cama y ignore su saludo, sus ojos se volvieron negros y perdió el control, salió corriendo y yo quedé como Wtf.
Matthew se había acercado por el umbral, me miró indiferente, exhaló el humo de su cigarro y se rió sin ganas antes de girarse e irse.
La Reina también me dedicó unas palabras, me contó lo tanto que significaba para ella, sin embargo al igual que a todos la ignore.
Todos me desearon un felíz cumpleaños, sin embargo. No era así para mí. Éste cumpleaños sin duda había sido el peor de todos. Peor de cuando el hombre disfrazado de Mickey en mi fiesta de cumpleaños número siete se emborracho y cantó reggaeton mientras saltaba en el pelotero.